Marina San José: «Me encanta ver a mis amigos trabajando»

Marina San José: «Me encanta ver a mis amigos trabajando»

Hace muchos años, siendo un niño, acompañé a mi padre a cubrir un concierto de Víctor Manuel y Ana Belén. Cuando los focos se apagaron, fuimos al camerino, donde él los entrevistó y yo esperaba, muerto de sueño, a que los mayores terminaran de hablar. La única que se acercó a mí fue la protagonista de la velada. Se agachó y me dijo, con tono cariñoso: “Tú tienes que tener, más o menos, la edad de mi hija”. La vida da vueltas inesperadas y fue, precisamente, aquella niña una de las primeras personas que conocí cuando llegué a Madrid con dieciocho años para ser actor. Marina San José se convirtió en una actriz cada vez más interesante capaz de emular a la mismísima Audrey Hepburn…

Ángel Caballero: La primera vez que te subiste a un escenario fue haciendo los coros en la gira de tus padres, Una canción me trajo aquí.

Marina San José: A un escenario de verdad, sí, fue ahí. Yo había hecho las típicas obras de teatro que se hacen en el colegio, pero claro… no es lo mismo. (Risas) Estrenamos debajo del acueducto de Segovia, y, de los nervios que pasé aquella noche, no tengo recuerdo alguno. Está todo borrado. (Risas)

A.C: Aunque seguro que fue una bonita experiencia, imagino que nada que ver con el estreno de El cartero de Neruda, tu primer protagonista en teatro, donde el foco pasaba a estar directamente sobre ti.

M.S.J: Claro, yo es que en la gira estaba en un segundo plano. Cuando empecé con la gira de mis padres, justo acababa de estudiar en el Laboratorio de William Layton y fue, en cierto modo, como para quitar ese miedo escénico que te puede provocar el primer contacto con el escenario. Hice muchos bolos con mis padres, y estar ahí, en ese segundo plano, me ayudó mucho a llegar un poquito más tranquila y relajada al Cartero.

A.C: Alguna vez hemos hablado de que entraste a formarte como actriz en el laboratorio, un poco para probar, porque tu madre había estudiado con Layton. Lo que no sé es que fue lo que te animó a quedarte y a terminar tus estudios ahí.

M.S.J: No fue nada específico que yo pueda decirte: “Vi esto y descubrí que era lo mío”. Simplemente, me encontré a gusto. Para mí, todo esto ha sido siempre como estar en casa, porque es algo que he vivido toda vida. Me gustó, me pareció muy divertido y me quedé. No le di mayor explicación.

 

A.C: ¿Notaste, tanto en Layton como otros cursos que hayas hecho, esa mirada, por parte de algunos compañeros, de: “ésta, que es la hija de…”?

M.S.J: Siempre. Pero tú tienes que aprender a verlo de otra manera. Yo he convivido con eso toda la vida desde el colegio, pero también te digo que es algo con lo que te acostumbras a vivir. Tampoco es algo que te extrañe, porque es normal que se comente… Hombre, ya cuando hay alguien que entra a pinchar, eso ya es otra cosa. Ya te digo que yo entiendo que la gente lo comente, y es algo que no me molesta en absoluto, especialmente si se dice con respeto.

A.C: Normal hasta el punto de que es un tema recurrente en todas las entrevistas que te hacen. Hace poco vi una en la que era al revés:  ahora también es a ellos a los que se les pregunta por su hija Marina.

M.S.J: ¿Ah, si…? (Risas) Es bonito… Y luchas por ello, para que se te reconozca por tu trabajo básicamente. Tu familia también está ahí y han estado siempre. No la puedes cambiar, ni la cambiaría por nada por nada del mundo. Es más una cuestión de cómo llevarlo.

 

A.C: ¿Sabías que TVE está preparando una nueva versión de Fortunata y Jacinta? ¿No te gustaría retomar un personaje que, en su día, hizo tu madre?

M.S.J: Pues no lo sabía… Sí, sería bonito y me haría mucha ilusión. Aunque si ya estoy dada a comparaciones, imagínate si hiciera el mismo papel… (Risas)

A.C: Además, ya has trabajado con continuidad en TVE en Amar en tiempos revueltos. Hay mucha gente que no sabrá que tu primera prueba para esta serie la hiciste cuando aún estabas estudiando en Layton.

M.S.J: Bueno, no sé si aún estaba en el laboratorio o acababa de salir. Lo que sí recuerdo es que la primera prueba que hice fue para la segunda temporada y no me cogieron. Volví a presentarme y entré en la cuarta. Ahí fue cuando la directora de casting, Sara Bilbatúa, me dijo: “Ahora sí… estás preparada”. Ya sabes que cuando terminamos de estudiar nos presentamos a todo, y ella vio que en aquel momento no estaba lista aún.

A.C: ¿Fue un palo muy grande cuando no te cogieron?

M.S.J: Hombre, siempre te da un poco de bajón cuando no te cogen. Pero si nos hundiéramos cada vez que no nos eligen para algo… Además, en ese caso, es que Sara es un amor… Me lo explicó todo muy bien y fue muy sincera. Tampoco era el primer casting que hacía. Ya había hecho bastantes anteriores y me habían tirado… (Risas)

 

(Marina lleva: Trench Zara y Pendientes Yanes)

 

A.C: Yo siempre he dicho que entrar en una serie diaria es como entrar en un máster intensivo de televisión.

M.S.J: Totalmente.

A.C: ¿Notaste una evolución como actriz de tus primeros capítulos a los últimos?

M.S.J: Sí. Recuerdo que cuando me veía en aquel momento pensaba: “Qué horror, qué horror…”. Y ahora los están volviendo a reponer en La 2, de madrugada, y lo veo de vez en cuando y digo: “Pues tampoco estaba tan mal…”. (Risas) En ese primer momento siempre te ves con unos ojos súper críticos con tu trabajo, pero es verdad que es una escuela increíble. Te ayuda a resolver en un momento, y eso está muy bien para esta profesión.

A.C: Aprendes a resolver y te das cuenta de que no siempre puedes aplicar todas esas cosas que nos enseñaban en la escuela sobre relajación, tomarse el tiempo antes de entrar e, incluso, a preguntarte muchas cosas sobre el personaje.

M.S.J: Es que es imposible. Lo que estudié en Layton me ha ayudado mucho. Lo que ocurre es que luego, para cada nuevo papel, tienes que ir cogiendo las cosas que a ti te han servido, tanto en la escuela como en todo este tiempo. Yo estudié muchas cosas que no llevo a cabo, pero otras sí. Y, realmente, se ve que sirven y que están hechas así por algo.

(Marina lleva: Trench Zara y Pendientes Yanes. Ángel lleva: Total look Garcia Madrid)

 

A.C: En algunos registros, como la comedia, hay que hilar muy fino y puede ser un gran reto, sobre todo, si vienes de hacer varios personajes dramáticos, como era tu caso.

M.S.J: Es verdad. El trabajo en comedia tiene que ser muy sutil y muy de escucha, porque el público es un personaje más durante la función. Hay que saber escuchar sus risas para saber cuándo parar o cuándo entrar. En Venecia bajo la nieve, que fue la primera comedia que hice en teatro, me lo pasé muy bien. Me divertía muchísimo con Eva Isanta, Pablo Carbonell y Carlos Heredia. Era un disparate de función y yo creo que, por eso mismo, era todo una locura maravillosa.

A.C: Precisamente en esa función volvías a hacer coros cantando. En esta ocasión a Pablo Carbonell, que interpretaba un tema en la obra.

M.S.J: Sí, bueno, voy haciendo cositas así… Mi hermano también es músico y ahora, por ejemplo, él hizo la música del espectáculo musical de los Premios Goya y ahí también hice coros. Me llama también para otras cosas que va haciendo y yo lo hago encantada. Hace poco, he estado haciendo el concierto homenaje a mi padre por sus 50 años de carrera, con los coros también… Fue algo muy bonito, con toda la familia junta.

 

 

A.C: Imagino que, casi, tan especial como que tu padre componga dos canciones para ti, Niña de agua y Nada nuevo bajo el sol.

M.S.J: Sí… Niña de agua me la hizo antes de que yo naciera, y Nada nuevo bajo el sol cuando tenía quince años. Le dije que un novio que tenía me estaba escribiendo una canción y se puso celosísimo. (Risas) Es algo muy hermoso… Han sido mis canciones siempre. Los fans de mis padres me conocían por eso, me preguntaban “Tu eres la niña de agua, ¿no?” (Risas). Aquella canción era para mí, pero Nada nuevo bajo el sol sí que habla de nuestra vida y de las vivencias que hemos compartido. Es un regalo que me hizo mi padre para toda la vida.

 

 

A.C: Has trabajado con otra de las familias más conocidas en este país por su trayectoria teatral: Los Larrañaga. Creo que vuestra primera colaboración fue en una comedia, en la que no estuviste mucho tiempo, titulada Sin paga nadie paga.

M.S.J: Sí, fue algo muy breve porque Pedro Larrañaga, que era el productor, me pasó a Hermanas. Ahí también volvía a coincidir con Pablo Carbonell, después de Venecia bajo la nieve. Hice mes y medio o dos meses en el Teatro Infanta Isabel de Madrid y de ahí lo dejé para entrar en Hermanas. La verdad es que que el productor te pase de esa obra, en la que tenía un papelín, a otra mucho más grande… es para adorarlo. Además, creo que es de lo mejor que te puedes encontrar en el mundo del teatro.

A.C: Es que has trabajado con productores y directores muy importantes, como el mismísimo Miguel Narros.

M.S.J: Es verdad… Narros… Yo tuve la suerte de trabajar con Narros.

A.C: ¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza cuando piensas él?

M.S.J: Cuando me llamaba Anita. Muchas veces se confundía y me llamaba así… Era muy tierno.

 

 

(Marina lleva: Trench Zara, Vestido Laura Bernal y Pendientes Yanes. Ángel lleva:  Total look Garcia MAdrid)

 

A.C: Para los que te conocemos desde hace tiempo, y hemos seguido tu trayectoria, creo que es muy evidente el peso y la madurez que has cogido como actriz. Algo que está muy presente tu último trabajo, Al final de la carretera, donde interpretas a una mujer que poco tiene que ver contigo.

M.S.J: Claro, yo soy todo lo contrario… (Risas)

A.C: Aunque en un primer momento, puede que por una cuestión de físico, alguien pueda verte como esa chica delicada, y un poco pija, a la que interpretas en esta obra.

M.S.J: Puede ser… pero ya sabes que luego me conoces y es como “Pero qué macarra es esta chica, ¡por dios!”. (Risas) Está bien, porque al estar tan alejado de ti yo creo que le quitas un poco de peso y sale todo de un modo más natural y más ligero.

 

(Marina lleva: Mono Erikch y Joyas Yanes)

 

A.C: También se puede confundir la timidez con ser alguien borde o antipático.

M.S.J: Claro. Pero es esa cosa de la apariencia y de juzgar antes de conocer. Cada uno es como es… Yo soy tímida… Tú no… (Risas)

A.C: Cierto. Y por eso mismo, siempre me he preguntado cómo debe ser la catarsis interior que atravesáis los actores que sois más tímidos antes de salir a escena.

M.S.J: Bueno, yo recuerdo todos los estrenos llorando a saco, pero como de emoción, de felicidad. Fíjate que hay veces que me da, incluso, más palo una cámara. Supongo que será porque estoy más acostumbrada al teatro.

 

 

(Marina lleva: Joyas Yanes, Mono Erickch y Gafas Ray Ban Wayfarer. Ángel lleva Total look Garcia Madrid y Gafas Versace)

 

A.C: ¿Has llegado a vivir esa especie de crisis existencial que atraviesan todos los personajes de Al final de la carretera?

M.S.J: La verdad es que yo no sé si he pasado ya la crisis de los treinta… Si ha sido así, no me he dado cuenta. (Risas) Yo tampoco soy muy de comerme la cabeza, soy más de que la cosa vaya fluyendo.

A.C: Acabamos de hacer una sesión de fotos muy cinematográfica, homenajeando a la película Desayuno con diamantes; pero, me da la impresión de que, en tu caso el cine, sigue siendo una asignatura pendiente.

M.S.J: Totalmente. A los catorce años hice una peli con Manolo Gómez Pereira, Entre las piernas, en la que tenía como unas cinco o seis secuencias… Pero ahí yo no sabía ni que me iba a dedicar a esto, ni nada. Aquello fue porque mi tía estaba trabajando ahí y necesitaban una chica de esa edad. Yo estaba estudiando en verano, porque había suspendido muchas asignaturas; me lo preguntaron y lo hice porque me parecía muy divertido.

 

A.C: ¿Con quién te gustaría tener la suerte de trabajar? Aparte de conmigo, claro… (Risas)

M.S.J: Pues aparte de ti… (Risas) No sabría decirte, porque hay tanta gente…

A.C: Venga, mójate.

M.S.J: ¿Sabes qué pasa? Que yo no tengo una actriz o un actor favorito. Es algo que no he tenido nunca. Los veo un en un papel que me gusta y, a lo mejor, me flipan, pero después los vuelvo a ver en la película siguiente y no me gusta tanto. Así que soy más de fijarme en trabajos concretos, más que en actores.

A.C: También puede ser que conozcas a algún compañero que te caiga muy bien y que eso provoque que te gusten más sus trabajos.

M.S.J: Bueno, es que yo no soy nada objetiva cuando voy a ver los trabajos de los colegas. Nada. Evidentemente, sé cuándo algo está bien o no, pero me dejo llevar mucho por el cariño, porque me encanta ver a mis amigos trabajando.

 

 

 

A.C: Pues yo iré a verte a Mathilde de Veronike Olmi, la nueva función que estrenas a finales de mayo.

M.S.J: Sí, por favor. Además, es una obra que no habla sobre el amor. Ocurre un hecho por el que las vidas de los personajes se ven separadas durante un tiempo y es la llegada, el reencuentro y la decisión de “¿A dónde va esto?”. Si va a haber un futuro entre estas personas o no lo va a haber.

A.C: Una función que vais a estrenar en La Nao 8, dentro del circuito Off, y que además es lo primero que tú haces fuera del sector de teatro comercial. ¿Qué te ha animado a participar proyecto, que compaginarás con la gira de Al final de la carretera?

M.S.J: Básicamente, que lo puedo hacer. Ahora mismo sólo estoy con la gira de Al final de la carretera, pero eso solo me ocupa los fines de semana, y lo podía compaginar sin problema. Con la gira hay bolos previstos hasta el año que viene, pero Mathilde es solo un día a la semana, así que es llevadero. (Risas)

A.C: Marina, te deseo mucha suerte con ambas funciones y con esa asignatura pendiente, que es el cine. Gracias a por haber sido nuestra Holly en este Desayuno con diamantes.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: MOISÉS FDEZ ACOSTA

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: SILVIA GIL

ESTILISMO: CARMEN BENA

AGRADECIMIENTOS: LUIS YANES, GARCIA MADRID

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo JUEVES 7 de MAYO, AlgoPasaCom… JOSÉ LUIS GIL!