Los Vivancos: “Siempre intentamos superarnos”.

Los Vivancos: “Siempre intentamos superarnos”.

Hablar de Los Vivancos es muy complicado. Una atípica y más que numerosa familia de artistas multidisciplinares, que han vivido y viajado por medio mundo con su compañía, creada por siete de sus componentes. Yo había oído hablar de ellos, e incluso los había visto actuar en videos, cuando me invitaron a ver su espectáculo, pero lo que vi allí no tenía nada que ver con lo que me había imaginado, ni con nada que hubiera visto antes. ¿Qué es lo que vi? No tengo palabras para describirlo… Todos hemos visto muchas fotos de La Gioconda, y Dios sabe que se han invertido muchas palabras en intentar explicar su misterio y su magia.  Pero, sencillamente… no están a la altura del abanico de sobrecogedoras sensaciones y emociones que su contemplación es capaz de transmitir cuando la tienes delante, en vivo y en directo… Si este ejemplo os sabe a poco, os invito a leer esta entrevista con Aarón, Cristo y Judah Vivancos. Nadie mejor que ellos para contarnos quiénes son Los Vivancos…

 

Ángel Caballero: Recuerdo que cuando os veía en vuestro espectáculo bailando, tocando instrumentos, practicando artes marciales… pensaba: ¿Cómo de animada debe de ser una Navidad en casa de Los Vivancos?

Judah Vivancos: Siempre intentamos juntarnos; pero es complicado poder reunirnos a todos, porque algunos viven en Estados Unidos, otros en Canadá, en Australia, en Madrid, en Barcelona… Aun así, nos juntamos todos los que podemos. Y  cuando Santa Claus ve a tanta gente, pasa de largo.

Ángel: ¿Cuántos hermanos sois en total?

J.V.: Cuarenta.

Sonrío, intentando estar a la altura de la naturalidad con la que comparte una cifra tan, a priori, sorprendente, por inusual…

Ángel: Y, por lo que sé, cada uno fuisteis formados desde niños en disciplinas artísticas.

Aarón Vivancos: Así fue. Nuestro padre nos enseñó desde muy pequeños las mismas disciplinas de danza, artes marciales, acrobacias y a tocar instrumentos musicales, aunque no los mismos a todos. Con los años, cuando terminamos en el conservatorio de danza de Barcelona, algunos nos especializamos más en clásico y otros en flamenco, pero todos hemos tenido una formación muy extensa y muy parecida.

Ángel: Supongo que, para unos niños, tener una formación tan estricta y disciplinada, como se aplica en el mundo de la danza, debe de ser muy sacrificado, pero a la larga también te aporta grandes beneficios.

J.V.: Yo tengo recuerdos a los once o doce años, nos levantábamos a las seis de la mañana, estudiábamos dos horas de música y después desayunábamos. Así empezábamos al día. Luego teníamos clase de ballet, artes marciales, gimnasia deportiva y clases normales de ciencias, lengua…

Cristo Vivancos: A nuestro padre le gustaba mucho la forma de vida que se lleva, por ejemplo, en el circo, donde todos son como una gran familia y se apoyan mucho entre ellos. Él nos inculcó eso.

A.V.: Y luego, además de la formación que tuvimos por nuestro padre, estuvimos en varias escuelas de danza en Vancouver. En Londres también estuvimos estudiando Circo. Y en otros sitios como Holanda, Madrid, Barcelona… Hemos viajado mucho desde que de pequeños nos fuimos a vivir a Canadá.

 

A.C.: Además de vuestro trabajo en Los Vivancos, durante un tiempo y en ocasiones puntuales, también habéis llevado una carrera artística en solitario.

J.V.: Cuando fuimos mayores y terminamos en el Institut del Teatre, nos juntamos siete hermanos con la idea de hacer compañía, pero creímos que no estábamos lo suficientemente formados. Así que decidimos seguir rodando un poco más en distintas compañías durante unos años para coger diferentes experiencias y luego juntarnos para sacar adelante este proyecto, que es algo que venía de lejos, porque era el sueño de nuestro padre.

C.V.: Él quería que estuviéramos juntos, que trabajáramos juntos… y la verdad es que es un sueño muy bonito el que estamos viviendo ahora.

A.C.: Y es entonces cuando nacen Los Vivancos como compañía y se crea una revolución con vosotros, pero sobre todo fuera de España. Habéis recorrido ya medio mundo con vuestros espectáculos y actuado para gente muy importante.

C.V.: Sí, actuamos desde el Kremlin para los presidentes rusos, hasta Estados Unidos, toda Sudamérica, Australia, China, Tailandia…

A.V.: Llevamos ya más de cincuenta y tres países en once años de gira. Ha sido maravilloso, pero también ha sido muchísimo trabajo.

A.C.: ¿Para quién os ha impresionado más actuar?

A.V.: A mí me impresionó mucho cuando actuamos en París, en el Bercy, delante de casi veintidós mil personas. Recuerdo que aquello era una marea de gente, y causaba mucha impresión verlos a todos allí.

C.V.: La princesa Estefanía de Mónaco también nos invitó a un evento privado para sus invitados, y fue algo muy mágico.

A.V.: Y en Holanda hicimos una colaboración con una orquesta de viento que hicieron uno de nuestros números, y la gente estaba eufórica gritando. Eso me dejó impactadísimo.

J.V.: La verdad es que, afortunadamente, por donde vamos la reacción del público es buenísima.

A.C.: Sin embargo, ese reconocimiento que os tienen en el extranjero podría decirse que en España ha llegado un  poco tardío. ¿Es cierto eso de que te tienen que “descubrir” fuera para empezar a valorarte aquí?

A.V.: Yo siento que en España nos quieren muchísimo, pero sí que es verdad que para estar muy presente hay que hacer un trabajo muy continuado aquí que para nosotros también es más difícil, por las largas giras que hacemos en otros países. Pero también te digo que ahora tenemos una gira en España con más de ciento treinta y cinco bolos cerrados, por lo que sentimos que nuestro trabajo está reconocido.

 

A.C.: ¿Fue muy duro volver aquí, después de haber triunfado en otros países, y tener que luchar por abrirse camino de nuevo?

J.V.: Es que cada vez que vas a un país nuevo tienes que abrirte hueco. Cuando vamos a algún sitio donde nunca hemos actuado y damos nuestros caches nos dicen: “Es aquí no sois conocidos”. Entonces tenemos que bajar un poquito y hacer mucho trabajo de promoción para darnos a conocer.

A.C.: En vuestro último espectáculo, “Nacidos para bailar,” os nutrís de un abanico cultural muy ecléctico, que abarca desde Madonna a Disney, Star Wars o Leonard Cohen, para crear unos números con sello propio.

J.V.: Es un espectáculo que refleja mucho lo que somos. Por el hecho de haber vivido en tantos sitios, nos sentimos ciudadanos del mundo, y eso se ve en el escenario. Nosotros, cuando teníamos dieciséis años, bailábamos breakdance en la calle pasando la gorra; no es sólo flamenco o clásico lo que nos corre por las venas… Esa mezcla de culturas también hace que el espectáculo sea mucho más rico y que cualquiera, en algún momento, se pueda sentir más identificado.

A.C.: Yo siempre que hablo de vosotros digo que hay que veros para creerlo, porque es imposible expresar con palabras lo que se siente al ver uno de vuestros espectáculos. Ni siquiera los videos pueden capturar esa energía que sólo se siente en directo… Vosotros concebís todo lo que es vuestro espectáculo. ¿Cuál es el proceso creativo que seguís?

A.V.: Sobre todo echarle muchas horas y dedicarle mucho tiempo.

C.V.: Además, es que como lo hacemos todo nosotros, desde el diseño de luces, la composición musical, la estructura… Nos lleva más o menos un año desde que tenemos las primeras ideas hasta que lo montamos. Sobre todo porque pensamos ochocientas cosas que luego, por un motivo u otro, no se pueden hacer, y hay que ir desechando y buscando otras.

J.V.: La música es una de las cosas más complicadas, porque es casi el cincuenta por ciento del espectáculo. Si la música no es buena, da igual lo maravillosos que sean los números que montes… Nosotros trabajamos de un modo distinto a lo que se suele hacer, que es coger la música y montar una coreografía. En nuestro caso, hacemos ambas cosas a la vez, y si una cosa no funciona la quitamos y empezamos con otra nueva.

C.V.: Además, somos muy perfeccionistas y siempre intentamos superarnos y hacer cosas completamente distintas.

A.C.: Algunos de vuestros números son muy arriesgados y es muy fácil caeros o lesionaros. ¿Os ha pasado alguna vez?

A.V.: Sí, yo me caí. Y, encima, el día del estreno…

A.C.: ¿Y seguiste?

A.V.: Sí, tuve la suerte de que no me caí desde arriba de la estructura con la hélice que montamos, sino cuando estaba subiendo. Así que cuando caí, volví a subir y por suerte llegué a tiempo arriba.

J.V.: Y otro día, con esa misma hélice, que tiene una base rotatoria con unos tornillos, que nosotros enganchamos cuando se para y luego los quitamos para dar la vuelta, uno de los tornillos no se quedó bien puesto, y casi nos caemos cuando estábamos arriba zapateando en medio del giro. Además, cuando estamos ahí no llevamos ni arnés, ni nada… Pero, por suerte, sólo nos ha pasado una vez.

 

A.C.: Otro de los momentos más emocionantes de “Nacidos para bailar” es cuando bailáis boca abajo. ¿Cómo se os ocurrió esa idea?

A.V.: Pues estábamos pensando en números nuevos y nos fuimos a un parque…

J.V.: No, pero cuéntalo bien. Nos fuimos al parque porque estábamos a una semana del estreno, habíamos montado el número sin estar boca abajo. No habíamos podido probarlo y no sabíamos si se podría hacer…

A.V.: ¡Es verdad! Entonces nos fuimos con unas cuerdas y nos colgamos boca abajo en unos columpios. Lo estuvimos probando y dijimos: “parece que esto se puede hacer”. (Risas) Porque hasta la semana del estreno en el teatro, no teníamos montadas las estructuras para poder hacer las pruebas técnicas. Así que no nos quedó otra que probarlo en el parque.

A.C.: Con todos los que sois… ¿Es muy difícil poneros de acuerdo?

J.V.: No mucho. Cuando no lo vemos igual, votamos y ya está.

C.V.: Nosotros tenemos un proyecto en común con la misma finalidad. Podemos tener alguna vez un poco de discusión sobre cómo hacer las cosas, pero somos conscientes de que el proyecto está por encima de eso y buscamos una solución.

A.C.: ¿Habéis pensado en retomar vuestras carreras en solitario, aunque sea como algo puntual?

C.V.: La verdad es que estamos encantados trabajando juntos. Mucha gente nos dice: “Trabajando con vuestros hermanos os vais a matar”, pero nosotros nos llevamos muy bien y, por ahora, estamos muy felices. Así que nosotros encantados de que dure todo lo que tenga que durar.

A.V.: Y como nuestras giras son muy largas, con muchas actuaciones, también es complicado hacer otros proyectos paralelos.

 

A.C.: Imagino que lo bueno de ser tantos hermanos formados en las mismas disciplinas es que si uno no puede actuar siempre le podéis pedir a otro que lo sustituya.

J.V.: Bueno, nosotros somos siete en total. Si ahora se lesionase uno, no se le podría sustituir, porque, aunque los demás también tuvieron su entrenamiento y su formación, después cada uno siguió su camino.

A.C.: Y ahora os vais un mes de gira a Estados Unidos…

A.V.: Sí, estaremos un mes allí, pero luego regresamos y tenemos dos semanas en Valencia, Lleida, Gijón, Oviedo…

C.V.: De aquí a verano tenemos pocos días libres, así que estaremos a tope.

A.C.: Espero que durante esta gira no os vuelvan a robar, como os pasó hace poco. ¿Dónde sucedió eso?

A.V.: En Ucrania, durante la gira de hace unas semanas. Fue una mala coincidencia o yo que sé que pasó, que en diez minutos, mientras hacíamos una entrevista, se colaron en los camerinos del teatro y se llevaron todo. Pero bueno, son cosas que pasan…

A.C.: No me gustaría acabar esta entrevista sin preguntaros por la iniciativa que estáis llevando a cabo del taconeo solidario.

A.V.: Sí, es un proyecto que hemos puesto en marcha con el espectáculo que llevamos actualmente, en el que recaudamos fondos para los niños y personas más necesitadas. Es una iniciativa que nació el pasado Noviembre con una gala benéfica que hicimos en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, para recaudar fondos para las fundaciones Uno entre cien mil y Soledad Cazorla. Es un proyecto para el que ya se ha sumado muchísima gente taconeando con nosotros. Al finalizar el espectáculo, pedimos al público que se sume también a hacerlo con nosotros… Y hay unos eventos especiales que estamos preparando para algunas de las plazas donde vamos a actuar. Pondremos a más de sesenta mil personas a taconear. Y en uno de ellos, con Parques reunidos, intentaremos pasar del récord de más de setenta mil personas.

 

 

A.C.: Chicos, ha sido un placer abrir con vosotros una nueva etapa de AlgoPasaCom… Os deseo todo lo mejor y nos vemos muy pronto en ese Taconeo Solidario.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: MOI FERNÁNDEZ 

 MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: GEMA MARTÍNEZ

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS