Octavi Pujades: “Lo peor de este trabajo es cuando no lo tienes”

Octavi Pujades: “Lo peor de este trabajo es cuando no lo tienes”

A pocas horas de su estreno en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, nos reunimos en el gimnasio Nine Fitness de Madrid para desconectar con un buen entrenamiento. Es una de esas personas de las que te alegras de tener como amigos y uno de los compañeros más generosos, divertidos y comprometidos que he conocido. Con Octavi Pujades, que pisa fuerte estos días con  la función Aquiles, el hombre y en la exitosa serie de TVE Centro Medico, despedimos nuestra tercera temporada y nos vamos de vacaciones, pero antes…

 

Ángel Caballero: Con los años que hace que nos conocemos, y creo que nunca te había preguntado cómo llegaste al mundo de la interpretación.

Octavi Pujades: Como sabes, yo había hecho la carrera de medicina. Acabé en el mes de Julio y empecé a prepararme para hacer el MIR, que lo tenía en abril. Para ello me apunté a una academia que costaba un dinero, y, para poder pagarla, pues trabajaba de noche como camarero, azafato… Empecé también con el tema de fotografía para publicidad, y una productora que me había pasado cosas de publi, preparaba una serie para TVE en catalán. Me hicieron hasta cuatro pruebas, vieron que les encajaba y me cogieron.

A.C: Y ahí empezó todo…

O.P: Sí…

 

 

A.C: En cierta ocasión me comentaste que, durante la carrera de medicina, descubriste que la idea romántica que tú tenías de ese oficio se alejaba un poco de la realidad. ¿Te ha llegado a pasar esto con la profesión de actor?

O.P: ¡No! Desde niño ya escribía mucho teatro, participaba siempre en las funciones del colegio… Y como, además, esto me llegó de sorpresa, no iba con ningún concepto preestablecido. Empecé trabajando en una serie (Happy House) en la que tenía un protagonista, con mucho texto, escenarios naturales… por lo que puedes imaginarte que fue un rodaje duro. Pero me lo pasé tan  bien, me pareció algo tan creativo y con oportunidad de poder hacer cosas tan distintas… Con los años también fui viendo que puedes hacer trabajos estupendos y otros que, desde fuera, pueden apreciarse como mediocres, pero de ambos puedes aprender cosas maravillosas, porque todos te aportan algo. Yo creo que lo peor de este trabajo es cuando no lo tienes y vives esas etapas de parón, lo que, por desgracia, nos ocurre muy a menudo.

A.C: Bueno, si me lo permites, creo que en tu caso tampoco han sido tantas. Y estoy convencido de que, en gran parte, es gracias a una evolución muy interesante en tu trabajo, en distintos registros y formatos. ¿Tú eres consciente de ese crecimiento? ¿Haces algo por potenciarlo o, simplemente, te dejas llevar por la creatividad?

O.P: Bueno, yo pienso que siempre hay que intentar superarse, y  cada vez entender mejor cómo funcionan las cosas. Y no te hablo solo de tu personaje, sino de cómo funciona la dinámica de un equipo de grabación o de nuestra propia industria. Cuando entiendes y encajas este tipo de cosas, el resultado es mucho mejor que si sólo te limitas a ir y hacer el papel que te toque. Para mí también es muy importante no estar parado. Tanto en esos famosos parones de los que hablábamos, como en los días de descanso de otros rodajes, a mí me gusta mucho hacer cortos, web series… Porque, si el guión me gusta, yo me subo a cualquier carro, sin pensar en si es más o menos remunerado. Si te quedas parado, corres el riesgo de estancarte y, para mí, ése es uno de los grandes peligros de la profesión del actor. Es como el atleta que no entrena… El entrenamiento constante es el camino para ir mejorando poco a poco. Es muy interesante hacer estos proyectos de bajo presupuesto, porque, además de ser un buen entrenamiento, te suelen ofrecer historias que están fuera de lo que se contaría en un circuito más comercial, y eso hace que puedas arriesgar más como actor en algunos aspectos o probar cosas distintas.

 

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A.C: Si algo bueno ha tenido la crisis es esa explosión de creatividad en el sector que ha acabado culminando con el nacimiento de nuevas salas de teatro e incluso potenciando otros formatos, como las web series o el microteatro.

O.C: Yo pienso que la crisis nos ha puesto mucho las pilas a todos a nivel creativo. Evidentemente, ha sido algo horroroso (y sigue siéndolo, porque no nos hemos recuperado y creo que aún tardaremos bastante), pero este tipo de situaciones también hacen que te replantees muchas cosas, porque cuando tienes trabajo, cobras mucha pasta y todo el mundo te conoce  y te quiere, es muy fácil ser actor, director o lo que sea; pero cuando no lo hay, y tú sigues haciéndolo, es porque de verdad amas esta profesión y este mundo, por lo que también hace cierta criba.

A.C: Llevas veinte años en este negocio y has participado en proyectos bastante mediáticos, convirtiéndote en un rostro conocido para el gran público. ¿En tu día a día, al hacer una vida normal, es algo que tienes presente o puedes llegar a olvidarte de eso?

O.P: Yo creo que puedes olvidarte. Cuando eres más joven, es cierto que lo vives y lo disfrutas más, también por la novedad y porque te hincha el ego en un momento en el que todavía no has terminado de madurar como persona. Pero luego te das cuenta de que toda esa gente que te reconoce lo hace porque te ha visto haciendo un trabajo que tampoco tiene mucho más de especial que el que hagan otras personas. Hay gente muy válida en cualquier campo profesional, y simplemente porque el tuyo consista en que tu cara llegue a más personas, no significa que seas mejor, sino que tiene una mayor relevancia. Entiendo que, al principio, eso es muy atractivo, porque el cariño de la gente suele ser muy bonito, pero con los años también te das cuenta de que los que de verdad importan son los cuatro que estaban a tu lado antes, entonces y ahora.

 

A.C: Siempre has sido un gran consumidor de cine, y ahora, en las redes sociales, vemos como intentas inculcarle esa pasión a tus hijos llevándolos al cine todos los fines de semana.

O.P: Sí, porque como todos los de nuestra generación yo he crecido viendo mucho cine y televisión.

A.C: Perdona, ¿”Nuestra” generación? Que yo aún no he llegado a los treinta…

O.C: Bueno, pero también has crecido viendo cine y televisión…

A.C: Sí, venga… arréglalo ahora… (Risas)

O.C: Como te he contado alguna vez, la primera peli que vi en el cine fue La guerra de las galaxias, así que imagínate… Eso te marca. Además, yo soy hijo único y, cuando otros niños igual estaban jugando en la calle con sus hermanos, yo estaba viendo películas con mi padre. Es curioso, porque recuerdo que, cuando me empecé a dedicar a esto, iba al cine y me empezaba a fijar en cosas técnicas que igual te pueden sacar un poco de la historia que te están contando. Es un momento en el que dejas de ser un espectador limpio y comienzas a valorar también otro tipo de cosas.

A.C: Y te vuelves un poquito más crítico…

O.P: También. El estar dentro de la profesión y conocer el medio hace que lo veas de una manera menos inocente y pura. Sigues disfrutando, pero de otra manera, porque cuando lo disfrutas al completo puede que llegues a gozarlo, incluso, más que antes.

 

A.C: ¿Entonces, la tradición de ir al cine con tus hijos está heredada de la que me cuentas de ver películas con tu padre?

O.P: Sí, yo solía ir antes, pero cuando tienes hijos tu entretenimiento personal se convierte en algo bastante secundario. Luego llega un momento en el que los niños van teniendo cierta edad para poder inculcarles cosas como ésta, que creo que merecen mucho la pena. Además, en los cines de mi pueblo hacen algo maravilloso, que ya podría expandirse más, y es que tú pagas 21 euros y tienes una tarjeta con la que puedes ir al cine durante todo el mes. No puedes repetir película, pero puedes ir a verlas todas. Así que nos pegamos maratones de varias películas y ellos siempre piden más. También es muy  bonito ver cómo se van educando en un cine, ese respeto a la pantalla, al silencio, a lo que están viendo… Cuando te pasa a ti, no te das cuenta de esa inmersión que hacemos en la película, pero cuando lo ves en las caras de ellos es algo precioso.

 

A.C: En otra entrevista que te hice hace algunos años, hablábamos de tu vuelta al teatro con la función Tres, de Juan Carlos Rubio, después de Fashion, Feeling, Music. Ha llovido mucho desde entonces, y desde de Tres has hecho muchas otras funciones, hasta ahora, que llegas a Mérida con Aquíles, el hombre.

O.P: Sí, y no te imaginas la ilusión que me hace, porque yo no he podido estar nunca en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, ni siquiera como espectador. Lo veo como un sitio tan mágico, tan especial y tan estupendo que estoy deseando que llegue el estreno de mañana. En los ensayos hemos intentado sacarle todo el jugo a los personajes y a la historia, ya que es una función muy bonita que dirige José Pascual y ha escrito Roberto Rivas. Así que habrá que estar a la altura e intentar hacerlo lo mejor posible.

A.C: En la función, tú interpretas a Patroclo…

O.P: Sí. Es una adaptación de una parte de La Ilíada. El momento clave en el que Aquiles, el personaje en que la función está más centrada, tiene una crisis de fe y se enfrenta con Agamenón.

 

A.C: Eres un actor muy disciplinado, algo que también te ocurre entrenando en el gimnasio. ¿Crees que la constancia en el deporte ha influido en que seas una persona más disciplinada en otros aspectos de la vida?

O.P: Yo diría que sí. El deporte, la formación, el haber hecho la carrera de medicina… creo que me han ayudado mucho.

A.C: Y, además, siempre intentas facilitar el trabajo a los compañeros…

O.C: Es que yo creo que, en la medida de lo posible, hay que intentar hacer las cosas fáciles, porque esto es un engranaje en el que tú eres la cabeza visible, pero detrás hay mucha gente. Y también por uno mismo, porque tú puedes estar haciendo la mejor interpretación de tu vida, que si no te sitúas bien en tu marca quedarás fuera de foco, no te llegará la luz y no se te verá. Y si no subes un poco la voz para que te pille bien el técnico de sonido, pues no se te oirá… Yo soy muy de darle vueltas a las cosas y pensarlas muy bien antes de hacerlas, pero a la hora de llevarlas a cabo siempre intento evitar los caminos difíciles o tortuosos. Todos tenemos nuestras cosas buenas y nuestras cosas malas, pero también está bien que conozcamos nuestras limitaciones. Y si llegas a un punto en el que te encuentras con tus límites, no pasa nada por pedir ayuda a un compañero, que te ayude a llegar ahí. Y si luego ese compañero necesita lo mismo de ti, pues se lo das. De este modo, tu trabajo crece, el de tu compañero también y el equipo se puede ir antes a casa, porque todo sale más rápido y más fluido. Cuando las cosas empiezan a funcionar así, te das cuenta de que todo es mucho mejor.

 

A.C: ¿Tu pasión por los comics tiene algo que ver con que, en un tiempo en el que no se estilaba tanto tener un buen cuerpo, tú estuvieras en plena forma física?

O.P: Sí, claro. Como te he comentado, yo era un niño bastante solitario, por ser hijo único con mucho tiempo que perder u ocupar leyendo libros y con la suerte de que me pilló una época dorada del mundo del comic. De hecho, hace poco fui al salón del comic de Frank Miller, porque ha sido el treinta aniversario de El señor de la noche, que es una obra cumbre en el mundo del comic. Yo recuerdo ir al quiosco y encontrarme con El regreso del señor de la noche, Wacthmen, La broma asesina… Claro, si entras en el mundo del comic por esa puerta grande, que es de lo mejor que se ha escrito, es imposible no engancharse. Además, el final de mi infancia/principio de adolescencia coincidió con los primeros años ochenta, por lo que, aparte de los comics, también estaba el cine de acción “testosterónico” de esa época, con Chuck Norris, Schwarzenegger, Stallone…

A.C: Hace poco te reencontraste en La que se avecina con un antiguo amor en la ficción y ardieron las redes sociales al volver a veros juntos…

O.P: Sí, con Cristina Castaño. Acabamos en Al salir de clase como pareja y al poco tiempo hice mi primera función de teatro con ella y con otros compañeros de la serie, que era Fashion Feeling Music. Después también coincidimos en una película que nunca llegó a estrenarse…

A.C: ¿Cómo ha sido ese reencuentro artístico?

O.P: Genial, porque Cristina tiene una vis cómica con mayúsculas, es tremenda. Yo ya conocía esta faceta suya, pero como compañeros fuera de cámara, porque en lo demás que habíamos hecho juntos había alguna cosilla cómica, pero no tanto. Así que grabando esto ha sido cuando la he disfrutado en su plenitud cómica.

A.C: También tiene un crecimiento como actriz enorme…

O.P: Sí, es una bestia parda. Ha sido un gustazo poder volver a trabajar con ella.

 

A.C: Y de esta aparición en La que se avecina a Centro Médico. ¿Cómo fue el momento de volver a verte con la bata y el uniforme puesto?

O.P: ¿Sabes eso que se dice de que algo es como volver a montar en bici? Pues es igual. Ha sido un reencuentro con mecanismos olvidados, pero que seguían ahí dentro. El ponerte la bata, las posiciones que adoptas, la terminología e, incluso, la forma en la que te diriges a un paciente… Es muy curioso descubrir que todas esas cosas se quedan ahí. Ver como hay automatismos de una parte de tu vida que si vuelves a encontrar las teclas que lo activan, vuelven.

A.C: Es muy curioso, para los que hemos pasado por esa serie, la manera de enfrentarte a ese trabajo, ya que está enfocada como un falso documental. Desde el momento en el que recibes los guiones, que no son como otros más comunes de televisión, a la creatividad que puedes desarrollar en el rodaje.

O.P: Claro, porque los guiones que tenemos son como un guión literario en el que se especifica cada cosa que ocurre en cada secuencia, pero no está dialogado. Esto luego también te permite, como tú decías, tener un poco más de libertad creativa con los diálogos a la hora de grabar. Como actor, esto también es muy enriquecedor, porque tienes que estar muy atento a las reacciones de tu compañero. A veces, entramos en una dinámica en la que podemos caer en acomodarnos un poco, pero aquí eso es imposible, porque en cada toma tu compañero te puede decir una cosa distinta y tienes que estar alerta, recibir lo que está llegando y utilizarlo.

 

A.C: Bueno, Octavi, no te entretengo más, que tienes que prepararte para viajar rumbo a Mérida. En unas horas estrenáis…

O.P: Sí, qué nervios.

A.C: Estoy convencido de que será una noche muy mágica y muy especial. Te deseo lo mejor.

O.P: Muchas gracias. Ya te contaré…

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: ROMERO DE LUQUE

AGRADECIMIENTOS: GIMNASIO NINE FITNESS, JAVIER MELÉNDEZ, PRODUCTOS SIKEN, ZAPATILLAS PAREDES, GAFAS DE SOL GOODBYE RITA, TAMARA HERNÁNDEZ, GALLERY ROOM.