Vicente Villanueva: “Me gustan las historias que funcionan a muchos niveles”.

Vicente Villanueva: “Me gustan las historias que funcionan a muchos niveles”.

Hace algunos años, paseando por la red, descubrí un corto del que me enamoré desde el minuto uno, gracias a sus diálogos y situaciones bañadas de ingenio y talento. Aquel cortometraje se titulaba La rubia de Pinos Puente y su director era Vicente Villanueva, al que rápidamente empecé a seguir la pista en otros trabajos, como Meeting with Sarah Jessica o su primer largo Lo contrario al amor. La semana pasada me invitaron a un pase privado de Nacida para ganar, su segunda incursión en el mundo del largometraje. Lejos de decepcionarme, me quedé embelesado con la historia de Encarna, su protagonista, interpretada por una todoterreno Alexandra Jiménez, a la que acompañan las no menos brillantes Cristina Castaño y Victoria Abril. Para hablar de esta película, de su trayectoria, futuros proyectos y de cine en general, nos reunimos con el director en el videoclub Ficciones, uno de los últimos supervivientes, y más completos, de la capital.

 

Ángel Caballero: Antes de empezar, Vicente, me gustaría felicitarte por este último trabajo. ¿Cuál fue el punto de arranque para escribir esta historia, en la que hay comedia, drama, estafas piramidales, Móstoles, Victoria Abril…?

Vicente Villanueva: Muchas gracias. Pues, en realidad, el origen de toda esta historia está en el corto Heterosexuales y casados y en el personaje que interpretaba Carmen Ruiz, que surgió de una conversación maravillosa, entre dos chicas, que escuché en un autobús. Estaban comentando la boda de la hermana de una de ellas, que se había casado montando una boda rociera en el Copacabana de Móstoles. Aquella historia se me quedó grabada y yo dije: “Esto lo tengo que meter en algún sitio”. Ese cortometraje es uno de mis favoritos y pensé en hacer un spin- off con el personaje de la hermana de la protagonista, que es el que hacía Carmen. Pensando en cómo podía recuperar al personaje se me ocurrió que podíamos volver a ella en Móstoles, metida en una estafa piramidal, y ella convencidísima de que es algo maravilloso que la va a hacer rica. Lo que ocurrió es que una vez empecé a profundizar en la historia, me di cuenta de que ahí había un largo. Fue cuando empecé a añadir cosas, pero con mucho cuidado de que no pareciera un cajón de sastre donde apareciesen muchos elementos disparatados.

 

 

 

A.C: En mi opinión, Nacida para ganar es, en muchos aspectos, una película muy “americana”. Viéndola, había momentos en los que no sabía si estábamos en Móstoles o en…

V.V: ¿Detroit?

A.C: Exacto. (Risas)

V.V: Me alegra que me digas esto, porque era una de las propuestas. Yo quería darle a la película un look muy americano. Por eso esa banda sonora, la estética, el cómo está rodada…

A.C: Pero también es una historia muy nuestra, homenajeando, por ejemplo, a esos famosos sketches de Martes y Trece con Encarna Sánchez y las empanadillas de Móstoles.

V.V: Es que es una película muy generacional. Y también es muy española y muy costumbrista, porque habla de una serie de cosas muy locales, pero con un tratamiento más a la americana.

A.C: ¿Cómo te documentaste para contar todo el entramado de las estafas piramidales?

V.V: Lo hice gracias a mi prima Silvia, que hace mucho tiempo estuvo metida en una. Ella me asesoró y luego yo estuve haciendo investigaciones, documentándome bastante sobre cómo funcionan este tipo de empresas y yendo a convenciones como las que aparecen en la película.

 

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A.C: ¿Y cómo le plantea uno a Victoria Abril un personaje donde tiene que interpretar a la propia Victoria Abril embaucando a la gente para que forme parte de una estafa?

V.V: Es que Victoria es una genia, y una mujer muy moderna. Esto no es cuestión de que le mando el guión y ella acepta o no, sino que yo la convencí para que entrara a formar parte de este juego. Para hacer la película más surrealista, y a la vez más realista, quería ir metiéndola a ella, poco a poco, en la trama y que, al igual que la protagonista, el espectador dudara de si es la propia Victoria Abril o no. El que un personaje haga de sí mismo en una trama de ficción es algo que se hace mucho en Estados Unidos, pero siempre de un modo muy puntual o anecdótico. Además, era algo que nos venía muy bien para la trama, ya que en nuestro día a día vemos a muchos artistas que prestan su imagen para vender productos y negocios, lo que hacía todo mucho más creíble.

A.C: ¿Tuviste que decirle a Victoria en algún momento eso de “el personaje que estás haciendo (de la propia Victoria Abril)  no va por ahí”?

V.V: No. (Risas) No hizo falta, porque ella siempre estaba bien y sabía perfectamente por dónde tenía que llevarlo. Pero habría sido muy gracioso ver cómo planteárselo…

A.C: ¿Qué se siente al volver a traer al cine español a una de nuestras actrices más importantes y reconocidas?

V.V: Para mí ha sido un lujo y un privilegio, porque Victoria Abril era mi actriz favorita cuando yo era más joven. Recuerdo que me encantaba cada vez que la veía aparecer en las películas de Vicente Aranda. Muchas veces, en el rodaje miraba el monitor y pensaba: “¡Estoy trabajando con Victoria Abril! Y encima le está gustando todo lo que le estoy proponiendo, y está saliendo de maravilla…”. La verdad es que ha sido una experiencia muy bonita. También te digo que es algo que se piensa más al principio y luego ya, en el día a día, te vas acostumbrando.

 

 

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A.C: El regreso de una actriz a nuestro cine y el debut de otras en la misma película, porque has llevado a Las supremas de Móstoles a la gran pantalla.

V.V: Claro, porque pensé que, estando situada la historia en Móstoles, sería genial que la banda sonora la hicieran las Supremas, pero huyendo un poco de la estética de barrio y darle un rollo como si fueran las Supremes. Entonces dije: “Pues vamos a hacer Dreamgirls, pero a la mostoleña”, y añadimos que las supremas tenían una cuarta hermana que vive a la sombra del éxito de ellas. Al principio, ellas estaban muy asustadas, porque decían que no eran actrices, pero fue una apuesta que yo pienso que ha salido muy bien. Ellas son muy divertidas y creo que se agradece mucho su presencia en la película.

A.C: ¿Qué te asusta más, el primer día de rodaje o la noche del estreno?

V.V: Yo creo que la noche del estreno, porque cuando empiezas a rodar tú tienes muchas certezas de lo que quieres contar y de cómo vas a hacerlo. En el estreno, la película ya está terminada y te encuentras con cómo va a recibir la gente lo que tú has querido contar, porque como luego cada cerebro monta su propia película y ve lo que quiere…

 

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A.C: Viniendo del mundo del cortometraje, ¿Dónde te sientes más cómodo? ¿Dirigiendo a un gran equipo o a uno más reducido?

V.V: Hombre, la verdad es que en los cortos siempre te sientes más libre, porque no tienes tanta presión. Hasta ahora, los cortometrajes que he hecho han sido sin tratar de buscar ninguna respuesta. Hacía lo que a mí me daba la gana y, de repente, resultaba que gustaban y funcionaban. Con las películas es otra historia completamente distinta, porque hay más personas opinando, más presiones… y es más complicado.

A.C: Repasando tu filmografía, es fácil darse cuenta de que es raro el actor que no esté bien en alguna de tus historias. ¿Sueles trabajar con los actores antes del rodaje y una vez comenzado éste?

V.V: Sí, para mí es algo fundamental. Yo soy muy pesado contándoles cómo son los personajes y tratando de buscar la manera en la que hablan y se expresan. A mí me gusta tratar de buscar un tono común en todo el reparto, para que no sea una película en la que unos están mejor y otros peor. Esto es algo que trabajamos mucho en los ensayos, buscando y encontrando. Es como la música, cuando tienes que encontrar la nota. Yo marco las notas con las que vamos a jugar y estas son las que ellos tienen que entonar para encontrar la afinación de la película.

 

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A.C: ¿Escribes tus personajes con actores ya en la cabeza o prefieres esperar al proceso de casting?

V.V: Depende. No sabría decirte… Supongo que hay veces que sí y otras que no. Los cortos, por ejemplo, siempre los escribía para los actores con los que yo trabajaba.

A.C: En todos tus trabajos, tus personajes tienen frases desternillantes que me parecen pura genialidad. Me cuesta mucho creer que no te entren ataques de risa conforme vas escribiendo esos diálogos en tus guiones.

(Cito algunas de mis favoritas y nos reímos recordándolas)

V.V: Sí, claro que me río. Tampoco es algo buscado. Cuando tú estás escribiendo, las cosas te van llegando… Para mí, escribir es como una canalización. Tú tienes en tu cabeza la historia que quieres contar, cómo son los personajes, el tono que quieres que tenga… luego te sientas delante del ordenador y todos los personajes empiezan a hablar. Así de fácil… A mí escribir no me resulta complicado y suelo ser bastante rápido. Una vez tengo claro lo que quiero contar, es como que todo me va llegando. Yo soy muy de comedia costumbrista. Soy muy de observar la realidad y de escuchar a la gente hablar, como la conversación que te decía al principio que había oído en el autobús. Hay veces que los mejores guionistas están en la calle y no hace falta que te inventes nada. Sólo tienes que poner el oído y ya está todo ahí. Uno de mis grandes referentes es Azcona, que era alguien que en cada película tenía su sello, y esta observación de la realidad que luego plasmaba en sus guiones.

 

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A.C: Esas referencias se pueden apreciar en tus trabajos, así como otras también que nos recuerdan a Woody Allen o al mismísimo Buñuel. Ese costumbrismo con pinceladas del absurdo que consigues que encajen a la perfección. Creadores que, al igual que tú, consiguen poner su sello de autor a un producto muy comercial. Una tarea que no es nada fácil de logar, y menos en España.

V.V: Muchas gracias. Algo parecido me han dicho alguna vez refiriéndose a mis cortos, porque eran muy divertidos y, al mismo tiempo, con algo muy personal. Parece que el cine de autor está directamente relacionado con algo como muy sesudo, y no siempre tiene por qué ser así. Yo me siento muy autor, con una visión muy determinada de cómo quiero contar las cosas, pero mis películas son comedias muy comerciales. A mí, sobre todo, me gustan las historias que funcionan a muchos niveles. Esas que te están haciendo reír, pero, al mismo tiempo, te están metiendo una serie de información y de datos sin que te des ni cuenta. Como sucede con Los Simpson, que lo puede ver un niño y divertirse sin más o un adulto y entender toda la lectura que hay debajo de lo que está sucediendo. Eso es lo que a mí me interesa.

A.C: ¿Cuándo fuiste consciente de que querías dedicar tu vida a contar estas historias?

V.V: Desde pequeño. Yo siempre he sabido que quería ser director. Lo que ocurre es que también estudié arte dramático y puede que por eso, como hablábamos antes, me entiendo también con los actores, porque hablamos un lenguaje común. A mí me gusta mucho dirigir a actores y para mí es muy fácil. Muchas veces hay actores que me cuentan que hay compañeros que no saben muy bien cómo hablarle a los actores, pero, gracias a las clases de interpretación, yo ahí me siento muy cómodo.

 

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A.C: Bueno, pero también tienes que reconocerme que hay momentos en los que los actores podemos llegar a ser un poquito pesados…

V.V: A mí eso no me importa. La interpretación siempre me ha gustado mucho y poder trabajar con vosotros es algo que me fascina.

A.C: Y siendo así… ¿No te planteas dirigir teatro El trabajo entre director y actor, así como el tiempo de ensayos, suele ser mayor.

V.V: Me encantaría. Con veinte años ya dirigí algunos montajes con una compañía que tenía, pero me gustaría mucho volver.

A.C: Pues a ver si llega alguna propuesta interesante, ¿no?

V.V: Ojalá. Yo estaría encantado.

 

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A.C: Vicente, me gustaría acabar esta entrevista mirando un poco al futuro y preguntándote por tus próximos proyectos.

V.V: Pues ahora mismo estoy trabajando en la adaptación al cine de la obra de teatro Toc Toc, que lleva siete temporadas en cartel, para La Zona y Atresmedia. Y la verdad es que estoy muy contento…

A.C: Pues te deseo mucha suerte con este nuevo proyecto, así como con el estreno de Nacida para ganar, que estoy seguro de que no va a defraudar al público y que les va a gustar tanto como me ha gustado a mí.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: ROMERO DE LUQUE

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS

VESTUARIO ÁNGEL CABALLERO: Camisa HUGO BOSS, Chaqueta BY NEREA y Gafas RAY BAN.

AGRADECIMIENTOS: PATRIZIO DENTAMARO, VIDEO CLUB FICCIONES, ALEXANDRA JIMÉNEZ.