Iván Sánchez: “Cuando dejas el ego a un lado, todo funciona mejor”.

Iván Sánchez: “Cuando dejas el ego a un lado, todo funciona mejor”.

Hace unos años quedamos en céntrico barrio de Madrid, La Latina, para tomar un café y hacer una entrevista. Hablamos largo y tendido sobre lo que había sido su trayectoria como actor y sobre el futuro. Ha pasado algún tiempo desde aquello y ese futuro ya es su pasado y su presente, en forma de carrera internacional, entre otros proyectos. Desde entonces nos hemos visto alguna vez y siempre me he alegrado de las buenas noticias que me llegaban de Iván Sánchez. Los egos no van con él, es generoso, un gran compañero y no le asustan los nuevos retos. Nos reunimos en el Dear Hotel de Gran Via, junto al Teatro Coliseum donde Hasta el 15 de julio estará interpretando a Frank Farmer en el musical El Guardaespaldas, uno de los espectáculos con más éxito de la cartelera madrileña de este último año.

 

Ángel Caballero: La última vez que nos sentamos a hablar en una entrevista fue hace algo más de cinco años. ¿Qué te parece si comenzamos ésta donde lo dejamos entonces?

Iván Sánchez: Me parece una idea fenomenal. Si mal no recuerdo, estaba grabando Hispania

 

Á.C: No, ibas a comenzar el rodaje de Imperium. La reina del sur había funcionado muy bien fuera de España y me comentabas que tenías alguna propuesta para trabajar en el extranjero. Parece que al final decidiste probar suerte y aceptaste alguno de esos trabajos.

I.S: Sí, así fue. Al final hice solo unos pocos capítulos de Imperium, porque me fui para allá a hacer un proyecto y tuve la suerte de empezar a enganchar uno con otro. Fui a hacer una telenovela a México y luego me llevé parte de mi compañía de teatro para hacer una gira por allí, aprovechando el éxito de la novela. Hice la función, al año siguiente hice otra teleserie que se tituló Señorita Pólvora y la película Paraíso perdido. Después vinieron otros proyectos, como Backseat Fighter, una película que he hecho como productor y como actor, que rodamos en España; la novela Lo imperdonable o la función Nunca es tarde para aprender francés

A.C: En aquella ocasión me decías que el cine era tu asignatura pendiente. Me alegra ver que ha dejado de serlo…

I.S: Aquí, en España, sigue siendo un poco mi asignatura pendiente, pero también es verdad que he podido hacerlo fuera.

A.C: Es curioso como muchas veces las grandes oportunidades llegan antes de otros países.

I.S: ¿Cómo es eso que dicen de ser profeta en tu tierra? (Risas) Lo importante es que el trabajo vaya llegando. Yo siempre digo que soy un actor que trabaja y de ahí suceden otras cosas. No soy alguien que se vaya a ir a Los Ángeles un año o dos a esperar a ver qué pasa. Creo que soy alguien que trabaja y eso genera otro trabajo e iré donde haya que ir a hacerlo.

 

A.C: Una vez me comentaste que empezaste en el mundo de la moda porque te gustaba viajar y buscabas un trabajo que te permitiera hacerlo. Con los años quisiste parar de estar siempre viajando, descubriste el mundo de la interpretación y comenzaste a trabajar en España. Curiosamente, tu trabajo como actor también te he llevado en los últimos años a andar siempre con la maleta a cuestas…

I.S: Yo creo que tuve mucha suerte, porque en Latinoamérica La reina del sur fue una locura. Era la primera coproducción que hacía, me abrió muchas puertas en otros países y cuando, dos años más tarde, decidí irme a trabajar fuera, me acogieron de una manera increíble, con los brazos abiertos, y no he parado de trabajar desde entonces.

A.C: México es un país que suele acoger muy bien al extranjero y hacerlo sentir como en casa.

I.S: Sí, yo siempre digo que te recibe muy bien sobre todo cuando la gente va con humildad a trabajar. Hay que tener una buena actitud a la hora de enfrentarse al trabajo, porque si vas mirando por encima del hombro a los demás no vas a llegar muy lejos.

A.C: ¿Cómo llevas lo de vivir a caballo en distintas partes del mundo? ¿Se acaba uno acostumbrando al Jet Lag?

I.S: Llevo cinco años yendo y viniendo prácticamente todos los meses y es un poco una locura, pero por suerte aún me aguanta el cuerpo. (Risas) Entiendo que ésta es mi vida, y mientras siga saliendo trabajo aquí y allá lo seguiré haciendo, porque es algo que me hace muy feliz.

 

A.C: Allí, además, tuviste que trabajar el acento mexicano. ¿Te costó mucho integrarlo a tu trabajo como actor?

I.S: Es que tengo la suerte de tener un buen oído. Para la canción no, pero para los acentos creo que lo tengo mejor colocado. (Risas) La verdad es que no es algo que me cueste mucho, pero siempre depende del proyecto y de lo marcado que tenga que estar.

A.C: Ponerle un elemento externo a tu personaje, como puede ser el acento, también te puede ayudar a entrar de un modo más rápido en él.

I.S: Claro. Cuando tienes que hablar diferente, o moverte de una determinada manera, eso ya te coloca en otro lado y puedes empezar a llenar el personaje de matices.

A.C: Tienes una larga trayectoria, como actor y productor, en el mundo del teatro, pero nunca habías hecho un musical. La otra noche, cuando fui a verte a El guardaespaldas, recuerdo que pensaba lo bien que te has adaptado a este tipo de espectáculo, que, aunque no deja de ser una función de teatro, tiene unos códigos distintos al de una función convencional.

I.S: Es que para hacer algo así uno tiene que entrar en ese mundo. Con la directora hubo muy buen feeling desde el principio. Fue un periodo de ensayos muy distinto a todo lo que yo había hecho anteriormente. Aquí nosotros ensayamos nuestra parte dramática y luego los bailarines y los músicos estaban por otro lado, pero después todo se juntaba y aquello era una locura maravillosa. Es un pelotazo de energía brutal lo que hay ahí en escena. Al final estás contando una historia, pero de otra manera, porque además las obras que yo había hecho eran bastante fuertes, mucho más lentas y con unos textos, a veces, complicados. Creo que lo bonito de nuestro trabajo es poder enfrentarte a nuevas historias y adaptarte a nuevas maneras de contarlas.

 

A.C: En El Guardaespaldas empezaste alternándote el papel de Frank Farmer con Maxi Iglesias y ahora con Dani Tatay. No suele ser fácil ver a otro compañero interpretando el mismo papel que hacemos nosotros, porque siempre está esa cosa de “yo no lo haría así…”.

I.S: Pero también puede ser muy interesante. Creo que eso depende mucho de los egos. En nuestro caso, hablábamos constantemente del personaje. Era muy curioso, porque era la primera vez que iba a hacer un  periodo de ensayos junto a otro actor que iba a hacer lo mismo que yo, y para la directora también era algo nuevo. Puede ser que como Maxi y yo venimos de sitios parecidos y tenemos mucho en común (hasta el punto de que había momentos en los que yo lo sentía un poco como mi hermano pequeño), desde el principio hubo muy buena conexión. Recuerdo que ambos íbamos proponiendo cosas y las ibas cogiendo o no en función de lo que le servía a cada uno. Así los dos fuimos componiendo a nuestro Frank Farmer en escena. Es muy interesante cuando dejas el ego a un lado y te sientas a ver cosas que hacía él y funcionaban muy bien, pero que a lo mejor a mí no me valían… Fue un periodo de ensayos muy interesante y muy bonito, la verdad. Y luego el que también hubiera una diferencia de edad entre nosotros creo que fue una decisión muy acertada de la productora, porque cada uno atraemos a un público distinto.

A.C: Y luego hay otro Frank Farmer, que es Kevin Costner. No sé si volvisteis a ver su trabajo en la película para tomarlo como referencia.

I.S: Por supuesto Kevin Costner es un referente brutal, pero no vi la película justo antes para copiar algo del personaje, porque no quería que se tratara de eso. Yo quería hacer el mío. La que de verdad lo tenía complicado teniendo un referente como Whitney Houston era Fela Dominguez, que interpreta a Rachel Marrow, porque además canta. También te digo que la gente que va a ver la función se olvida en el minuto uno de la película y se mete de lleno en la historia, porque es tan brutal la puesta en escena que el público enseguida se olvida y se pone a gozar de la historia.

 

A.C: La verdad es que es un espectáculo digno de Las Vegas. Hay que verlo, porque no hay palabras para describirlo. ¿Qué siente uno al verse en mitad de ese show cada noche?

I.S: Es una pasada. Yo nunca he estado tanto tiempo en un mismo proyecto y es que no terminas de cansarte, porque te ves ahí dentro, con esa energía que arrastra todo lo que hay, y el público se vuelve tan loco… Uno sale de ahí con la adrenalina disparada y es imposible cansarse de eso. Disfruto mucho y, aunque suene a tópico, tenemos un buen rollo dentro entre nosotros que yo creo que se percibe desde el patio de butacas.

A.C: ¿Y cómo se aguanta el tipo con esa Fela Domínguez cantándote a un palmo de distancia el mítico I will always love you, y muchas otras canciones? ¿Qué piensas en ese momento?

I.S: No piensas, solo te dejas llevar por su voz y  por la música. Es que la música se te cuela por todo los poros y te transmite todo. Nuestro arte te puede hacer llorar o hacer reír, pero la música es como que te llega desde otro sitio. Te sorprende, porque tiene un poder brutal… y verte delante de ella, cantándote todos los días… No hay una sola función que a mí no me erice el vello. ¡Es una barbaridad!

 

A.C: Antes hablábamos de esos otros personajes tan al límite que has hecho en teatro. ¿Cuando te lanzas a interpretar un personaje de estas características, buscas medirte a ti mismo como actor o mostrar al público otra gama de registros que poco tienen que ver con los que suelen darte en televisión?

I.S: Cuando hago algo, siempre es porque la historia me entusiasma y me toca de alguna manera. En mi caso, generalmente, suelen ser historias fuertes, aunque también hay momentos en los que me apetece hacer algo más liviano. Lo que ocurre es que me gustan los personajes extremos que te permiten hacer cosas que están fuera de tu órbita como persona. Ese tipo de personajes, que viven situaciones muy particulares, te obliga a tener una mayor exigencia de trabajo que otros que tengan una vida más convencional, y a mí eso me gusta y es lo que me motiva a embarcarme en un proyecto. Nunca he hecho algo para demostrar nada a nadie. Siempre ha sido por la satisfacción propia de hacer algo que te emociona cuando lo lees.

A.C: Pero tú eres consciente de que la gente que ha ido a verte a alguna de estas obras iban esperando ver al actor que conocen por la tele y se han encontrado con algo completamente opuesto…

I.S: Sí, es verdad que en las obras que hice con mi compañía la gente se quedaba un poco loca… (Risas) ¡Pero qué bueno es eso! Y no solo en teatro… Si te ves Backseat Fighter, la película que te comentaba antes, tampoco tiene nada que ver con nada que haya hecho antes en televisión.

 

A.C: Otro personaje que es un bombón para cualquier actor es el pintor Miguel Ángel, al que he oído que vas a hincarle el diente ahora… ¿Qué me puedes adelantar de este nuevo proyecto?

I.S: Es una historia de la que llevo detrás más de un año, que estamos produciendo y que se encuentra en un proceso de negociación con plataformas y televisiones para sacarla adelante. Ojalá antes de final de año podamos estar grabando en Italia, que es donde se va a rodar. Como bien dices, el personaje es increíble y su historia es brutal. La verdad es que estoy muy ilusionado con este proyecto.

 

A.C: Corrígeme si me equivoco, pero este es un proyecto que llega a ti a través de Antonio Berumen…

I.S: Sí, es mi socio, al que conozco desde hace más de veinticinco años. Además, es mi gran amigo allí en México. Teníamos otra historia entre manos, pero se cruzó esto y se dieron muchas circunstancias para poder desarrollarlo y ya estamos en marcha. Los dos somos unos apasionados de la historia y del arte, así que estamos muy contentos con este proyecto.

A.C: Otra cosa no, pero… ¡Cómo te gusta un reto!

I.S: Es que… ¿Si no para qué estamos aquí? A mí me encanta mi trabajo, tanto estando delante como detrás de la cámara. Cuando estoy detrás, aprendo muchísimas cosas. Aprendo de nuestra industria en trescientos sesenta grados y a mí me resulta apasionante levantar un proyecto desde cero. Verlo nacer, crecer y salir adelante. Siempre lo hice en teatro, luego lo hice con una película y ahora vamos con esta serie de trece capítulos sobre Miguel Ángel, y algún otro proyecto más que hay por ahí.

 

A.C: Yo recuerdo que la primera vez que me animé a poner en marcha un proyecto de teatro fue después de una charla contigo, y eso es algo que te agradeceré siempre.

I.S: Qué gusto oírte. Es que si quieres, se puede.

A.C: Se puede, pero no es nada fácil. Y después de todo el día luchando para sacarlo adelante, cuando llega la noche tienes que salir ahí y defenderlo.

I.S: Pero eso a mí nunca me costó, porque siempre lo vi como “y ahora vamos a salir a jugar”. En mi caso, el auténtico dolor de cabeza siempre ha sido la distribución, porque es la parte que menos tiene que ver con nuestro trabajo. Es salir al mercado a vender, y a mí eso no me gusta. También es importante saber ubicar dónde estás en cada momento, porque cuando después entras en una producción externa en la que solo vas a trabajar como actor, tienes que saber que ése es tu trabajo. Aunque veas todo, veas dónde se está perdiendo dinero, quién tiene un buen equipo, quién está trabajando bien y quién no, cómo se podrían afinar algunas cosas… pero como actor no puedes meterte ahí, tienes que callarte y asumir que aquí te están pagando por otra cosa. Y eso no es nada fácil… (Risas)

A.C: En julio acabas con El Guardaespaldas y en agosto estrenas la película Dibujando el cielo.

I.S: Sí, es una película que rodamos el año pasado y que se estrena ahora. También está pendiente el estreno de mi película Backseat Fighter, que ha hecho un recorrido por festivales y que en breve se estrenará en México, en Estados Unidos y en España.

 

 

A.C: Iván, te deseo la mejor de las suertes con los próximos estrenos y proyectos. Gracias por hacerlo siempre todo tan fácil. Ha sido un gustazo volver a verte.

I.S: Gracias a ti.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: MOI FERNÁNDEZ 

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS

AGRADECIMIENTOS: JON USABIAGA, MATILDE VILLEGAS, DEAR HOTEL.