Álex Barahona: “Ser actor está íntimamente relacionado con tu aprendizaje como persona”

Álex Barahona: “Ser actor está íntimamente relacionado con tu aprendizaje como persona”

Álex Barahona es ese tipo de actor con el que todo director o productor sueña: trabajador incansable, siempre a favor de obra, buen compañero y todo ello acompañado de una sonrisa. Como persona es igual, por lo que siempre es un placer coincidir  con él y compartir un agradable rato de charla. Alguna vez (bastantes, en realidad) nos han confundido, en reportajes o photocalles. Y la verdad es que, si te tienen que confundir con alguien, es un honor que sea con una persona así.

 

Ángel Caballero: El día que nos conocimos fue, precisamente, por el mismo motivo por el que nos hemos reunido hoy: para hacer una entrevista. ¿Te acuerdas?

Álex Barahona: Es verdad. ¿Cuánto hace ya de aquello? ¿Cinco años? Cómo pasa el tiempo…

A.C: Recuerdo que en aquella ocasión me dijiste que antes de embarcarte en un nuevo siempre te invadía un miedo y una sensación de que no ibas a poder enfrentarte al nuevo personaje que te toque hacer. ¿Los años han vencido a ese miedo?

A.B: No, me sigue pasando… (Risas) Siempre que leo un nuevo guión pienso que no lo voy a poder hacer. Después, con las lecturas, los ensayos… ya veo como, poco a poco, se va abriendo el camino y empiezo a disfrutar. Pero al principio es como una cuesta hacia arriba. Luego, durante los ensayos, empiezas a conocer al personaje y es cuando llega el disfrute.

 

 

A.C: Es curioso como el arte, que se hace para que otros disfruten, nos puede llegar a crear tanto estrés y sufrimiento en sus distintos procesos de creación.

A.B: Es verdad. No sé, yo ya me he acostumbrado a ello… (Risas) Ya conozco los procesos y sé que al principio voy a tener ese miedo, pero que después voy a tener una recompensa. Lo ideal sería que no tuviéramos ningún tipo de presión, de expectativas. Simplemente dejarnos llevar y ser libres. Pero a mí me pasa todo lo contrario. Al final, cada uno afrontamos estas cosas como buenamente podemos.

A.C: Tú nunca quisiste ser actor, pero una vez que sientes el calor de los focos es difícil apartarte de este camino, ¿No?

A.B: Yo creo que es como hacer teatro. Cuando estás tiempo sin hacerlo, te invaden unas ganas locas. Vas a ver una función y no puedes evitar pensar en lo mucho que te gustaría subirte ahí y hacerla tú; pero cuando te toca a ti estar ahí y tienes esos minutos detrás del telón antes de salir a escena, lo que piensas es: “¿Quién me mandaría a mi meterme aquí? ¿Por qué no me habré dedicado a otra cosa? No sé, a algo donde pueda mantenerlo todo bajo control…” (Risas) Y con lo de ser actor, en general, pasa algo parecido. Hay momentos en los que estás deseando trabajar y hacerlo todo, y luego otros en los que piensas eso de que podrías haber hecho otra cosa. Es un amor/ odio que por muchos años que pasen nunca te abandona.

 

 

A.C: ¿Alguna vez has soñado, al volver a ver alguno de tus trabajos, con subirte en una nave del tiempo y volver atrás para cambiar aquello que hiciste?

A.B: No he vuelto a ver nada, pero seguramente de algunos cambiaría muchas cosas. Todo tiene su proceso, su aprendizaje y creo que en algunos momentos estamos más acertados que en otros, pero para mí lo importante es la evolución. El ir avanzando e ir creciendo… Pienso que ser actor está íntimamente relacionado con tu madurez y tu aprendizaje como persona. Tú no eres la misma persona hoy que la que eras hace diez años. Al fin y al cabo lo que hay que hacer es ir andando el camino sintiéndote orgulloso de quien eres, como actor y como persona. Hay trabajos que salvarás lo mejor que te permitan las herramientas que tengas en ese momento, porque conforme va pasando el tiempo vamos teniendo más herramientas.

A.C: Hablas de madurez… La tuya como actor es evidente, a la par que interesante.

A.C: Yo espero que sea así y seguir evolucionando para que cuando tenga sesenta años estar de otra manera. Estar estático no creo que sea bueno, ni en nuestra profesión ni como personas. El no moverse, el no arriesgar y no probar cosas nuevas pienso que no es bueno en cualquier ámbito de la vida. La profesión del actor también nos brinda muchas etapas de parón, y en ese tiempo también haces un poco de autocrítica. En el tiempo que yo he tenido para pensar sí que me he dado cuenta de que, poquito a poco, voy buscando una manera de hacer más madura, pero es algo que va muy relacionado con mi forma de ser.

A.C: El haber sido padre imagino que también ha influido bastante en este proceso.

A.B: Sí. Está claro que ha sido un gran paso… Es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida y hace que cambies por completo el prisma con el que solías ver las cosas. Como tú adquieres otra visión, es algo que acabas poniendo a tus personajes, y esas son las herramientas de las que hablábamos antes. Cualquier cosa que te ocurra es una herramienta más que puedes utilizar en tu trabajo. Luego está el problema de que te den la oportunidad para poder emplearlas, pero eso es algo contra lo que no podemos luchar.

A.C: Nunca te lo he dicho, pero me parece muy entrañable cuando ahora te defines como “padre de familia”. Además, cuando lo dices se te ilumina la cara…

A.B: ¿Si? A mí todavía se me hace un poco raro escucharlo, pero es lo que soy. La verdad es que estoy encantado…

 

 

A.C: Yo a lo que no acabo de acostumbrarme es a escucharte en mi Ipod en la banda sonora de Más de cien mentiras, el musical que hiciste con las canciones de Sabina. Por cierto, qué versión más bonita hacías de la canción Calle Melancolía

A.B: Te lo agradezco mucho. Ahí sí que lo pasé mal, porque a mí siempre me ha gustado cantar, pero no soy cantante. Así que hacer ese musical fue un gran reto; pero, como te comentaba antes, una vez pasó ese miedo fue uno de los sitios donde más he flotado. El cantar canciones de Sabina en un escenario…

A.C: Y no en un escenario cualquiera. Nada menos que en el Teatro Rialto en la Gran Vía de Madrid.

A.B: Era algo increíble.

 

 

A.C: ¿Recuerdas lo que sentiste estrenando en la Gran Vía?

A.B: Lo siento ahora. En aquel momento era todo como una nebulosa, y fíjate que estuve prácticamente un año. No era sólo estar en la Gran Vía, también era el proyecto, letras como las de Sabina, las personas que estaban involucradas… Siento mucho orgullo de haber sacado ese trabajo adelante con la ayuda de mis compañeros y del director.

A.C: ¿El maestro fue a veros?

A.B: Sí, Sabina claro que vino…

A.C: ¿Y cómo fue cantar sus canciones delante de él?

A.B: No sólo cantar delante, sino a su lado… El día del estreno y en la función número cien subió con nosotros al escenario y cantamos todos juntos Y nos dieron las diez. Aquello fue espectacular. Al que pude conocer un poco más fue a Pancho Varona, co autor de muchas de sus canciones, que estuvo muy involucrado en este proyecto durante todo el proceso de ensayos. Recuerdo que le decía: “Pancho, es que yo no soy cantante…” y me contestaba algo que solía decir Joaquín: “No hay que ser cantante, hay que ser contante”. Y esa idea me ayudó mucho a trabajar.

A.C: Tenías miedo antes de empezar en este espectáculo, pero también confiabas mucho en él, porque sé que dijiste que no a otros proyectos en audiovisual para poder centrarte al cien por cien en el musical.

A.B: Bueno, es que además de que me flipaba muchísimo, también me absorbía un montón. Ten en cuenta que eran, casi, tres horas de función, y los sábados y domingos hacíamos doblete, con sólo una hora entre ambas, más la hora previa de calentamiento vocal. Hacer un musical es muy duro y yo tengo que romper una lanza a favor de todos los actores, cantantes,  bailarines y todos los que hacen musicales, porque el trabajo que hacen es desgaste puro. Era muy absorbente, pero tenía claro que quería cantar en público por primera vez y que quería hacer un musical.

 

 

A.C: Por este trabajo, además, recibiste tu primera nominación como actor en los Premios del Teatro Musical.

A.B: Sí, me nominaron a mejor actor revelación, pero no lo gané. Aunque ya la sola nominación hace ilusión. Para mí el súper regalazo fue poder estar en este proyecto y conocer a la gente con la que trabajé, como David Serrano, Diego Paris, Juan Carlos Martín o Guadalupe Lancho, que ya son amigos.

A.C: Eres muy buen amigo de tus amigos, además de un tío generoso y buena persona… Por eso, para mí, es un placer cada vez que (inexplicablemente) nos han confundido.

A.B: Muchas gracias. Yo lo que intento es ponerlo todo lo más fácil posible en cada de uno de los sitios a donde voy. También me gusta llevarme de mis trabajos la parte personal, no solo el aprendizaje profesional. Para mí, el trabajo codo con codo es muy importante. Ahora, trabajando en Amar es para siempre, estoy muy contento porque el buen rollo que hay, tanto en el equipo artístico como en el técnico, es brutal. Para mí es muy importante cuando vas a conocer a alguien con quien tienes que trabajar…

 

 

A.C: Hace unas semanas elogiabas en Twitter el trabajo de Vicente Villanueva, que fue tu director en la película Lo contrario al amor, en el corto Meeting With Sarah Jessica.

A.B: Es que Vicente es una persona excepcional. Es un tío majísimo y más bueno que la leche. Y, como director, tiene un talentazo. Sus guiones son bastante peculiares y creo que va a tener un hueco muy grande en la industria cinematográfica de este país. Ahora está rodando su segunda peli (Móstoles no es lo que parece o la importancia de llamarse Encarna) y estoy seguro de que va a ser una maravilla.

A.C: En Lo contrario al amor, al igual que en Los Serrano, interpretabas a un bombero.  Algo que creo que no era muy ajeno a ti, ya que en un momento dado tengo entendido que se te pasó por la cabeza presentarte a las pruebas de bombero.

A.B: Bueno, yo siempre he estado buscando qué hacer con mi vida… Estudié químicas en la universidad hasta cuarto y en una etapa de mi vida en la que estaba súper perdido me planteé hacer alguna oposición, pero nunca llegué a hacerlo. Todo esto fue hasta que empecé a trabajar en Los Serrano, donde conocí el mundo de la interpretación, y comencé a hacer de esto mi profesión. Ahí ya se disiparon todas las dudas…

 

 

A.C: En aquella época, con veinte pocos años, trabajando en una serie de éxito, con miles de seguidores… Imagino que tuvo que ser duro mantener los pies en la tierra y que no se te fuera la cabeza.

A.B: Es que como lo veía todo como un juego (que es como se tiene que ver siempre, aunque afrontándolo con seriedad), no le di la mayor importancia. Se me fue la cabeza cuando dije: “Voy a ser actor”, porque pensaba que tenía que formarme y me obsesioné haciendo cursos y luego haciendo teatro, que es donde más se aprende. Me obsesioné mucho con el hecho de hacer teatro y de mi formación, pero nunca se me ha ido la cabeza por la fama o por cosas así.

A.C: ¿Cómo se compagina el duro trabajo en una serie diaria, como Amar es para siempre, con el hecho de haber sido padre, con lo sacrificado que es?

A.B: Se duerme poco… (Risas) Pero la verdad es que he estado muy a gusto. En ningún momento nada personal ha interferido en lo profesional. Hacer una serie diaria es muy agotador y, al principio, es como un bofetón, porque tienes que dedicarle mucho tiempo. En mi caso, gracias a mis compañeros y a todo el equipo, que siempre te ayudan y te echan un cable, pasado las primeras semanas que son siempre las más difíciles, ha estado muy bien.

 

 

A.C: Ésta ha sido tu segunda serie diaria, tras Gran Reserva: El Origen, y la segunda de época.

A.B: Bueno, también hice un capítulo en Isabel que era época… En Gran Reserva arrancamos mucho más despacio y tampoco nos dio mucho tiempo a saborearlo. La experiencia fuerte de una diaria yo creo que ha sido con Amar. Además, yo he empezado a mitad de temporada, ellos ya tienen el ritmo muy pillado, y es aquí donde me he dado cuenta de lo duro que es una serie diaria. Pero como todo se hace con mucho cariño, mucho amor y mucho respeto, enseguida coges el ritmo.

A.C: ¿Me podrías adelantar un poco de por dónde va a ir tu trama en la serie?

A.B: Mi personaje está vinculado al que interpreta Nuria Gago, que está casada con un hombre que la maltrata. En aquella época parece que el maltrato estaba como más “permitido”… y ahí es cuando entra Nicolás, mi personaje, un hombre que viene de Francia con otra mentalidad y que no tolera este tipo de cosas. Hace poco ya entré en su casa y le di una paliza al marido y ahora quedan todas las consecuencias que esto trae y cómo se va a solucionar.

A.C: Y en septiembre vuelves a las tablas…

A.B: Sí, estoy deseando empezar con los ensayos. Es una comedia muy divertida que se titula Espacio, escrita y dirigida por David Marqués, y que estrenaremos a mediados de septiembre en la sala pequeña del Nuevo Teatro Alcalá.

A.C: Álex, te deseo todo lo mejor en esta nueva aventura y en las muchas que quedan por venir. Ojalá que coincidamos pronto en alguna.

A.B: Eso estaría bien… Lo bueno y lo bonito de este trabajo es que mañana puedes volver a encontrarte con amigos y compañeros a los que hace tiempo que no veías, y espero que así sea.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOS: MOISÉS FDEZ ACOSTA

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: SILVIA GIL

ZAPATILLAS ÁLEX BARAHONA y ÁNGEL CABALLERO: PAREDES

AGRADECIMIENTOS: LA ROLLERIE (c/ Mayor 24) CRISTIAN PÉREZ, Camisetas Made of PASTA DURA (www.pastadura.com)

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo JUEVES 9 de JULIO, AlgoPasaCom… ALEJANDRO ALBARRACÍN!

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