Raúl Mérida: “Es difícil encontrar a gente que apueste por caras nuevas»

Raúl Mérida: “Es difícil encontrar a gente que apueste por caras nuevas»

Cuando te dicen que tienes que subirte a un ring con Raúl Mérida y boxear con él, lo primero que piensas es: “Tengo que hacer testamento y llamar a mi madre para despedirme”. Quedamos en el Club deportivo José Valenciano y entre golpe y golpe comenzamos a charlar de sus primeros trabajos, del final de Isabel, de su función de teatro y de alguna que otra curiosidad. No sabría decir quién ganó el combate, pero, para mí, lo ganó Raúl con su buen hacer, su profesionalidad y su gancho de primera.

 

Ángel Caballero: Nadie diría que es la primera vez que te subes a un ring de boxeo. Se nota que eres de los que aprende rápido…

Raúl Mérida: Me gusta mucho el deporte y, siempre que puedo, lo practico, sobre todo el fútbol. Juego desde pequeñito y he competido a nivel, casi, profesional. Es el deporte que más me gusta, pero hago de todo: salgo a correr, la bicicleta, baloncesto…

A.C: Además, tu trabajo como actor siempre ha estado muy ligado al deporte, como, por ejemplo, en el largometraje Tres 60, donde hacías surf, o en la serie Un golpe de suerte, donde jugabas al Volleyball.

R.M: La verdad es que sí. Y en Los protegidos, mi personaje jugaba al baloncesto… Nunca me había parado a pensarlo, pero, ahora que lo dices, tienes razón.

A.C: Bueno, y en Isabel interpretas a Felipe el hermoso, que practicaba mucho el sexo, otro gran de deporte…

R.M: Sí, claro… (Risas) No sé si será casualidad o qué, pero que sigan viniendo los personajes. Me quedaba el boxeo, que ya lo he probado hoy, contigo. Aunque te confieso que los deportes de peleas y artes marciales no me llaman mucho la atención, pero ha estado bien probarlo un poquito.

A.C: También es la primera vez que te subes, a nivel profesional, a las tablas, con la función Lo que vio el mayordomo.

R.M: Sí, y estoy encantado. Ya había hecho teatro, pero es la primera vez que lo hago en una compañía profesional, en Madrid, cobrando… Esto lo aclaro porque, si no, mis compañeros de mi compañía de teatro, digamos, amateur, se enfadan y me dicen: “¿Pero cómo dices que nunca has hecho teatro?” (Risas) Estoy feliz, porque desde que empecé en esto no había tenido la oportunidad de hacer un casting para una función de teatro, y tenía muchas ganas. Parece mentira, pero, para mí, ha sido mucho más difícil que me vean en una prueba para una obra que para una película o para una serie.

A.C: Es una comedia de Joe Orton, un dramaturgo con un humor muy peculiar, muy ácido.

R.M: Sí, y con mucha crítica social. La verdad es que yo con la comedia siempre me he sentido muy a gusto. Empecé con comedia en Un golpe de suerte y es un género que me gusta mucho y en el que me siento bien y cómodo. Me encanta subirme al escenario y notar como la gente se ríe.

(Raúl: traje y camisa ANTONY MORATO, deportivas PANAM. Ángel: traje y camisa ANTONY MORATO, deportivas ONITSUKA TIGER)

 

A.C: Actualmente estáis de gira con esta obra… ¿Cuándo vendréis a Madrid?

R.M: Todavía no hay nada cerrado, pero yo creo que para el año que viene ya estaremos aquí.

A.C: Tu primer papel fijo fue en Un golpe de suerte, una serie diaria. Imagino que tuvo que ser toda una escuela para ti…

R.M: Yo tengo muy buen recuerdo de todo aquello. Ya había hecho episódicos en series, como Hospital Central, pero sí, mi primer personaje fijo fue ahí. Me fui de casa para ir a Mallorca, que es donde grabábamos, y pude dejar todo lo que estaba haciendo y centrarme exclusivamente en la interpretación. Los que nos dedicamos a esto sabemos el ritmo de grabación que requiere una serie diaria, el ritmo frenético que se llega a tener, la profesionalidad que debes tener y, como has dicho, fue una escuela brutal para mí y para todos, porque los que hacíamos de adolescentes éramos desconocidos que empezaban en esto. Entre todos nos ayudamos mucho, convivíamos y fue algo bonito.

A.C: La serie también contaba con un reparto de actores de mayor edad, ya consagrados. ¿Había como dos grupos entre ellos y vosotros o hicisteis todos una piña?

R.M: No, la verdad es que se hizo una familia enseguida. Nos llevábamos todos muy bien y, al menos para mí, llegar a una serie, siendo lo primero que hacía, cumpliendo un sueño y ver que en el reparto había gente como Carmen Morales, Toni Cantó o Aníbal Soto, era como decir: “Dios, que voy a trabajar con toda esta gente que yo he visto toda la vida en la tele de mi casa”. Eso era una motivación extra y, sobre todo, la suerte de poder aprender de ellos.

 

A.C: Y cuando acabó la serie, Joel Bosqued, que también trabajaba ahí, y tú os fuisteis a compartir piso.

R.M: Yo me llevaba muy bien con todos, pero, en aquel rodaje, Joel y yo nos hicimos como hermanos y estábamos siempre juntos haciendo el gamberro. Cuando terminamos de grabar en Mallorca nos dijeron que existía la posibilidad de seguir grabando en Madrid la segunda temporada, hasta que se confirmó que no se hacía. Y claro, yo estaba en Barcelona y tenía que buscarme algo para vivir en Madrid, así que hablé con Joel y le dije: “¿Tío, por qué no compartimos piso? Nos llevamos bien, y así dividimos gastos…”. Aquellos primeros meses en Madrid fueron increíbles y los recordaré siempre, porque era la primera vez que me independizaba y guardo millones de anécdotas y recuerdos muy divertidos.

A.C: Hasta la fecha, ¿Cuál dirías que ha sido el rodaje al que le tienes más cariño?

R.M: Pues creo que fue, precisamente, el de Un golpe de suerte. Era mi primer trabajo y aprendí como funciona este negocio, a llegar a un plató, a trabajar con las cámaras, ver las luces y las marcas… Además de todo lo que te he contado. Creo que por eso le tengo un cariño especial a ese rodaje.

A.C: Fíjate, yo pensaba que me ibas a decir que fue el de Tres 60

R.M: Claro, Tres 60 también porque mi sueño siempre había sido hacer cine. Pero aquello era la primera vez y es difícil encontrar a gente que apueste por caras nuevas en este mundo, así que le estaré eternamente agradecido a TrineoFilms, a Carlos Arias, a Carmen Utrilla y a toda la gente que apostó por nosotros.

 

A.C: He leído que uno de tus sueños era pagar una entrada de cine para entrar a ver una película tuya. ¿Has llegado a realizarlo o fue un deseo fugaz que se quedó por el camino?

R.M: Lo hice. Fui cuatro o cinco veces a ver Tres 60. Una vez fui con Sara, mi chica, que también está en la película, y alguna que otra también fui solo. Llámame friki o lo que quieras, pero es que es algo que no pasa muchas veces en la vida… Ir a un cine, ver el cartel en la puerta y luego entrar y verte en pantalla grande. También me gustaba escuchar los comentarios de la gente, porque es donde, realmente, ves si la película ha gustado. En un estreno todo el mundo va a venir, te va a decir lo bueno que eres y lo bien que lo has hecho. Pero en el cine, yo me ponía cerca de los pasillos, con la gorra, y escuchaba los comentarios de todo el mundo a final de la película.

A.C: Eso puede ser un arma de doble filo. ¿No te asustaba escuchar alguna crítica un poco más dura de lo esperado?

R.M: Ahí tuve mucha suerte, porque nunca escuché nada de eso. Había gente a la que le había gustado más, a otra menos, pero no recuerdo ningún comentario un poco ofensivo que me molestara.

A.C: Y, como decíamos antes, a raíz de esta película aprendiste a surfear, algo que ahora sigues haciendo.

R.M: Es una de las cosas bonitas que tiene nuestra profesión, que te da la oportunidad de aprender muchas cosas. Desde que me dedico a esto he aprendido a montar a caballo, a surfear…

A.C: ¿Cuál es la habilidad más rara que te ha tocado aprender para interpretar a un personaje?

R.M: En Isabel, que he tenido que aprender a bailar danzas medievales. En la corte de Flandes eran muy adelantados y modernos, y les gustaba mucho bailar en las fiestas, así que tenían unos bailes flamencos para estas ocasiones. Nos trajeron a la serie un coreógrafo especializado en danzas medievales para enseñarnos a Irene Escolar y a mí, y la verdad es que estuvo curioso.

 

(Raúl: total look ANTONY MORATO. Ángel: jersey y camisa ALAN PAINE)

 

A.C: ¿Fue complicado aprender a bailar este tipo de danza?

R.M: No mucho. A mí me gusta bailar, y, por ejemplo, cuando salgo de noche me gusta moverme. Fue algo divertido y me lo pasé muy bien.

A.C: ¿Cómo te has preparado para interpretar a un personaje histórico, como Felipe el hermoso? ¿Te has documentado o has visto el trabajo de otros actores que han hecho este mismo personaje, como el que hizo Daniele Liotti en Juana La Loca?

R.M: Si te digo la verdad, no he visto la película, porque cuando fuimos a una de las primeras reuniones que tuvimos con el director, nos dijo: “Sé que os vais a documentar, pero sobre estos personajes hay muchísima información, así que prefiero que vayáis construyendo el personaje a medida que os vayan llegando los guiones a que lo hagáis con cualquier cosa que saquéis de internet”. Así que, básicamente, he construido el personaje con la historia que cuentan los guiones.

A.C: Sólo queda un capitulo para el esperado final de Isabel. ¿Qué se siente cuando ves que ese personaje en el que te has volcado llega a su recta final?

R.M: Yo tengo muchas ganas de ver el desenlace. Es una serie que ha tenido mucho tirón, mucha audiencia, a la gente le ha gustado mucho y el final es muy potente. Recuerdo que cuando leí ese guión se me saltaron las lágrimas, porque la verdad es que se le coge mucho cariño a Isabel, a Fernando, a Juana y a todos.

A.C: Creo que éste ha sido uno de los personajes más agradecidos que has tenido… ¿Tú estás de acuerdo?

R.M: Para mí ha sido el momento en el que, por primera vez, me he sentido actor adulto. Todo lo que había hecho antes eran personajes jóvenes, adolescentes… y hacer de Felipe el hermoso, un personaje histórico, adulto, con ese peso… es como que vas pasando etapas.

A.C: Antes de Isabel, ya habías interpretado a otro personaje real en la tv movie sobre la Duquesa de Alba, donde te metías en la piel de Cayetano Martínez de Irujo.

R.M: Eso fue curioso… Era un personaje que ya existía, así que no podías crearlo desde la nada y tenías que ajustarte a como era él. La pauta básica que estaba marcada por dirección era interpretar a un adolescente rebelde. Nunca tuve la oportunidad de hablar con Cayetano sobre este trabajo, pero sí que me llegaron mensajes por parte de otras personas a las que él les había comentado que estaba contento con mi trabajo, que lo había hecho muy semejante a él y que se había sentido identificado. Así que fue una satisfacción.

 

 

(Raúl: total look ANTONY MORATO. Ángel: jersey y camisa ALAN PAINE, deportivas ONITSUKA TIGER)

 

A.C: Buceando en internet he encontrado una página en la que dice que serías un buen candidato para interpretar a Flecha verde, otro personaje histórico, pero del mundo del cómic.

R.M: Yo creo que siempre que se hable de uno es bueno. Es inevitable que se te compare con gente y a mí no me molesta. Entiendo que tienes un perfil con el que hay personas que piensan que puedes hacer cosas y, oye, a ver si alguien lo ve y llegan ofertas… (Risas)

A.C: Otra de las cosas que más abundan en la red son titulares del tipo: “Raúl Mérida y Sara Sálamo, la pareja teen del momento”. ¿Estas etiquetas pesan?

R.M: La gente siempre te va a etiquetar en un sitio o en otro. Pienso que hay que vivir el momento y si ahora toca ser la pareja teen, pues bueno… dentro de unos años se olvidarán de nosotros o seremos otra cosa. Tampoco me molesta que me pongan etiquetas.

A.C: Tú trabajas, sales, te enamoras… y, como si se tratara de El show de Truman, hay un amplio grupo de personas que siguen tu vida a través de revistas o redes sociales. ¿Se te hace raro todo esto?

R.M: Al principio, sí. Me resultaba un poco raro todo el tema de la fama, que te pidan fotos o que te reconozcan por la calle. Ya he asumido que es algo que forma parte del trabajo y también te digo que yo no tengo una repercusión mediática que me agobie y que no pueda salir de casa porque tenga paparazzis en la puerta. Habría que verse en esa tesitura, pero, a mí, a estos niveles, no es algo que me moleste. Que la gente quiera saber de ti es bueno, es que les interesas.

A.C: Eres muy cinéfilo… ¿A quién admirabas de niño?

R.M: Me encantaba Macaulay Culkin. Quería ser como él y que, al igual que en Solo en casa, entraran en mi casa los ladrones y ponerle trampas y coches en el suelo para que se resbalasen. Esto es muy fuerte, pero te confieso que tengo las dos pelis en DVD y todas las navidades me las pongo. Desde que tengo uso de conciencia, cuando llega la Navidad, siempre las vuelvo a ver. Para mí, no son unas navidades completas si no las veo.

A.C: Pues ya falta poco para que cumplas con esa tradición… Imagino que habiendo jugado tanto al fútbol, también habrás admirado a algunos futbolistas. Esta profesión nos permite conocer a mucha gente… ¿Has podido hablar con algún jugador al que admiraras?

R.M: Futbolistas no. Con quien si pude charlar bastante rato fue con Pérez Lasa, que es un árbitro de primera división que ya está retirado.

 

A.C: Te he visto en una foto ejerciendo de tío Raúl, en la que estás tocando la guitarra para tu sobrino.

R.M: Sí, bueno… toco sólo un poquito. No soy un gran guitarrista, pero me defiendo. Le toco y le canto a mi sobrino, por eso que dicen de que la música amansa a las fieras… y como él es un pedazo de fiera… (Risas) Ha cumplido un año en octubre y es un poco travieso, así que le toco la guitarra y se queda un poco embobado y se relaja. Esa foto, además, la hizo mi hermana en mi habitación de Barcelona. Es muy satisfactorio ser tío, y aún más siendo padrino. Es una pena lo de la distancia, pero bueno…

A.C: Con los años se echa mucho más de menos a la familia, que en el momento de irse de casa…

R.M: Sí, yo lo noto más ahora. Cuando me vine lo hice persiguiendo un sueño… o cumpliéndolo, porque vine con una serie, yo no fui capaz de venirme sin trabajo. Y, al principio, estás viviendo tu sueño, conociendo gente nueva, con los amigos, pero ahora, después de unos años, sí que se va echando más de menos aquello, la familia. Cada vez necesito verlos más asiduamente…

A.C: Para terminar, me gustaría volver al trabajo, porque tienes pendiente el estreno de la película Reverso.

R.M: Es una película que se ha hecho con un presupuesto de ochenta mil euros, pero que cuando la ves parece que esté hecha con tres millones. El artífice de esto es Carlos Martín, un director de cine que creo que no me voy a quemar si te digo que va a ser uno de los grandes directores de este país. Con la pasión y las ganas que le pone a su trabajo, ha conseguido armar ese proyecto y ahora ha conseguido distribución, por lo que, seguramente, el año que viene la veamos en cines. Estoy encantado, porque es un guión que me encantó. Y por cómo ha dirigido este hombre la película, que creo que va a dar mucho de qué hablar.

A.C: Pues ya tenemos dos citas pendientes contigo para este 2015, en el cine y el teatro, y esperemos que lleguen muchas más. Te deseo todo lo mejor, Raúl. Gracias por este combate y por no haberme hecho mucho daño.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: CARLOS DAFONTE

MAQUILLAJE y PELUQUERÍA: GEMA MARTÍNEZ PÉREZ

ESTILISMO: SERGIO RODRÍGUEZ

AGRADECIMIENTOS: CLUB DEPORTIVO JOSÉ VALENCIANO, FINALLY, JAIME PALACIOS

 

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