Itziar Miranda: “Me gustaría que se valorase más la profesionalidad”.

Itziar Miranda: “Me gustaría que se valorase más la profesionalidad”.

Ha trabajado en proyectos tan interesantes como La lección, Dani y Roberta, Tartufo o Lúcido, entre otros, pero para el gran público es Manolita, la que todas las tardes, desde hace años, se cuela en sus casas en Amar es para siempre. Itziar Miranda no pone frenos a su creatividad y compagina su trabajo como actriz con la publicación de unos libros infantiles en los que, a través de una niña de ocho años llamada Miranda, nos cuenta las vidas de algunos de los grandes personajes femeninos de la historia.

 

Ángel Caballero: Parece que fue ayer, pero ya llevas once años trabajando en Amar es para siempre (originalmente Amar en tiempos revueltos). Una serie diaria que, como muchos sabemos, conlleva un ritmo vertiginoso de trabajo, horarios, estudio… Hay compañeros que pueden estar años en una serie de estas características y nunca llegan a hacerse a este ritmo. ¿Te ha ocurrido a ti esto mismo?

Itziar Miranda: Yo me he acostumbrado y, además, he descubierto que me encanta madrugar. Siempre pensé que era algo que no iba mucho conmigo, porque soy muy nocturna y me gusta aprovechar la noche para leer, ver películas o estar de charla tomando un vino, pero ahora me encanta madrugar, y no a las ocho, sino a las seis. (Risas) A las ocho me da más pereza… Ya empiezo a oír el bullicio de la gente en la calle, pero a las seis estoy yo sola despertándome y es como más relajado, más lento y todo va fluyendo poco a poco. Es un ritual al que me he acostumbrado después de once años y la verdad es que me encanta.

 

 

A.C: Los actores nunca sabemos cuál será el papel que cambiará nuestras vidas. Tú entraste en Amar para hacer una serie de capítulos y el volumen de trabajo se multiplicó a lo grande.

I.M: Bueno, todos entramos para hacer unos cuantos capítulos, porque iba a ser una serie cerrada con un principio y un final. A nosotros nos dijeron que era una serie que ya se había hecho en Cataluña y que iban a ser ochenta capítulos solo, pero funcionó tan bien que no les quedó otra que seguir alargando la serie.

A.C: Y, junto a Manu Baqueiro y José Antonio Sayagués (que interpretan a tu marido y a tu suegro), sois los tres únicos que estáis en ella desde su origen. En una serie tan longeva, por la que han pasado tantos compañeros, es fácil que nazcan grandes amistades…

I.M: ¡Claro! Por ejemplo, Manu, José Antonio y yo ya somos familia prácticamente. (Risas) Pero no es algo que sólo pasa entre los actores. Hay gente del equipo técnico que también llevan mucho tiempo y que han acabado siendo grandes amigos. Son tantos años, tantas horas que, a día de hoy, podría decirte que a algunos de mis mejores amigos los he conocido en Amar.

 

 

A.C: Por Amar ha pasado gran parte de la profesión…

I.M: Sí, y eso, para mí, es un lujo. El poder trabajar con tanta gente, con grandes compañeros a los que admiras y a los que admirabas, porque llevan toda la vida en este oficio, es uno de los miles de regalitos me ha dado esta serie. Trabajar con Anabel Alonso, Lola Herrera, Jorge Sanz o Luis Bermejo, por ejemplo, para mí es un lujazo. Además de que me lo paso súper bien con ellos. Y también aprendes mucho de la gente joven que entra con una energía muy bonita que te hace volver a esa ilusión de tus primeros días. Al final te acabas contagiando de todos, de los que llevan toda la vida y de los que empiezan.

A.C: Esto te lo habrán preguntado mil veces a lo largo de estos años, pero… ¿De verdad no te asusta el encasillamiento y que las personas que se tienen que encargar de otros repartos estén tan acostumbrados a verte en el rol de Manolita que no puedan imaginarte en otros personajes?

I.M: Es que yo no siento que esté encasillada, porque durante todos estos años que he estado con la serie, al mismo tiempo he estado haciendo teatro, con papeles muy diferentes entre sí y a lo que hago en Amar. Estuve en el Teatro Español, con Álex García, haciendo Dani y Roberta, en la que interpretaba a una macarra de barrio marginada. En otras funciones, como Tartufo o Lúcido, también hacía cosas muy distintas. Durante estos once años he tenido la suerte de que no han dejado de llamarme para hacer obras maravillosas y que no tenían nada que ver con Manolita. Supongo que si hay gente que solo me ha visto trabajar en Amar pueda tener este sentimiento, pero yo, dentro de la profesión, no noto que tengan esa percepción, ni en los directores, ni en los productores, porque me lo demuestran cada vez que me llaman para otros proyectos.

 

 

A.C: Tu marido, Nacho Rubio (actor y gran cocinero) también pasó por Amar. ¿Cómo fue eso de tener a tus dos maridos en la serie?

I.M: Jorge Amado tiene un libro maravilloso que a mí me encanta y que se titula: “Doña Flor y sus dos maridos”, y yo siempre digo que soy Manolita y sus dos maridos. (Risas) Es que ya no sólo es en la serie, porque fuera, como te contaba antes, también somos muy amigos de Manu Baqueiro y muchas veces, incluso, me ido de vacaciones con los dos.

A.C: Pero con el que tienes una hija es con Nacho, a la que, además, le podrás leer esta colección de cuentos que acabas de publicar…

I.M: Sí, por supuesto.

 

A.C: ¿Cómo se gestó este proyecto?

I.M: Pues fue con mi hermano, hará unos quince o dieciséis años. Nuestra madre es poeta, es escritora, y es algo que, en cierto modo, nos inculcó, porque desde pequeños nos encantaba escribir. Cuando, años después, ya estábamos independizados, siempre decíamos: “vamos a juntarnos y escribir algo juntos”. A mí se me ocurrió un personaje que se llamara Miranda, como nos apellidamos los dos, que fuera una niña que contara historias sobre mujeres, ya que mi hermano también es historiador. Si te fijas, la historia siempre está contada por hombres, y la historia de las mujeres, muchas veces, está muy mal contada, porque eran épocas en las que no solo había mucho machismo, sino que las mujeres no podía optar a muchos trabajos o a tener unos estudios. A nosotros nos apetecía mucho conocer a estas mujeres a través de una niña, que opinara pero que no las juzgara. Entonces nos documentamos mucho y contamos la historia a través de los ojos de esta niña. Disfrutamos mucho haciendo este trabajo y lo estamos viviendo como un sueño cumplido, porque es un proyecto absolutamente familiar y la ilustradora de los cuentos es una amiga nuestra, que justo acababa de venir de Nueva York y que había trabajado en proyectos para Annie Leibovitz, Martha Stewart o Richard Avedon, entre otros. Yo le pedí que fuera ella la que ilustrara a nuestra Miranda. Empezamos hace años sin ni siquiera tener una editorial. Luego, Edelvives ya dijo que nos publicaba y… aquí están los libros. Y también hemos hecho un libro de cocina con Nacho, mi marido, que es el tío de Miranda, que cocina siempre con él y le ha inculcado esta pasión por la cocina.

 

 

A.C: Y con un marido que cocina tan bien y tú detrás de una barra tantos años en la serie… no quiero ni pensar lo que será la cocina de tu casa.

I.M: Pues mira, mi cocina es el sitio de honor de mi casa. Todo el mundo está siempre en la cocina de mi casa charlando o tomando un vino mientras vemos a Nacho cocinar. Yo también reconozco que antes cocinaba mucho, pero ya… poco. (Risas) Eso sí, soy una buena pinche. Sirvo muy bien el vino, doy buena conversación y molesto poco, que es importante para estar en una buena cocina.

A.C: Oye, y después de la comilona… ¿Quién friega los platos?

I.M: Yo, pero porque es una cosa que me encanta. Me relaja mucho. La verdad es que la cocina de mi casa está muy bien y, sobre todo, la nevera.

A.C: Hay muchos compañeros actores que se están lanzando al mundo editorial. ¿Te atreverías a escribir una novela, por ejemplo?

I.M: No me ha surgido. Yo he escrito siempre, pero habían sido cosas para mí misma. Una amiga común, Nuria Gago, ha escrito una novela preciosa y maravillosa que he disfrutado mucho leyendo, pero a mí me gusta mucho el mundo infantil. Creo que es un mundo que hay mucho donde explorar, porque considero que la educación es muy importante. Ahora mismo estoy en esto, no sé decirte lo que pasará el día de mañana. Yo no soy de hacer proyectos a largo plazo. A mí se me ocurre algo y lo tengo que hacer ya. Muchas veces ese “ya” puede durar diez años, pero estoy en ello. A día de hoy no tengo una novela en la cabeza, pero el día que la tenga, ya veremos…

 

 

A.C: Tú tienes una amplia formación como actriz que has complementado con distintos cursos. ¿Qué lugar ocupa en tu vida la formación del actor?

I.M: Uno importantísimo. Hay muchos países en los que los actores están acostumbrados a seguir entrenándose y formándose en las etapas en las que no tienen trabajo para reciclarse. Aquí lo hacen muchos compañeros, pero creo que aún no estamos muy acostumbrados a eso. La gente acaba sus cuatro años de formación, algunos no llegan ni a eso, y luego se relajan. Tú puedes tener un talento, pero yo creo que el talento hay que cultivarlo y hay que entrenarlo como el que va a hacer una carrera olímpica. Yo pienso que el actor siempre tiene que estar entrenado y que la formación, no sólo la física, también es muy importante. Evidentemente, está muy bien tener tu físico en buena forma, pero también hay que leer mucho, ver teatro, ir al cine… porque mientras más formado estás, más recursos y más herramientas tienes como actor.

A.C: Hablábamos antes de la cantidad de gente que ha pasado por Amar. Al ver a tantos actores y tan distintos pasar, ¿Notas los que tienen una buena formación y los que no?

I.M: Sí, pero también te digo que hay veces que lo he notado para bien y otras que lo he notado para mal. Hay gente a la que le cuesta mucho desprenderse de la escuela y de la metodología y hay veces que eso puede ir en nuestra contra. Yo pienso que hay muchas escuelas y una de ellas, por ejemplo, es estar en una serie diaria. Eso te da unas herramientas y una rapidez… La escuela es un laboratorio de investigación en el que tú estás aprendiendo a equivocarte mediante una serie de ejercicios para que luego llegues al trabajo con unas herramientas. Pero, después, cuando llegas a un plató, también hay que saber desprenderse de la escuela para estar fresco y resolver la secuencia con rapidez. Luego están los actores con una buena formación, capaces de olvidarse de la escuela, pero con unas herramientas maravillosas que son geniales. He visto las dos cosas, así como también he visto a personas como Ana Castillo, con una formación muy pequeñita, pero que tiene un talento desbordante.

A.C: ¿Crees que tu gran personaje ha llegado ya o que aún está por llegar?

I.M: Yo pienso que en la vida de una actriz hay varias etapas con personajes distintos en cada una de ellas y que eso no se puede valorar hasta que no seas una viejecita y que digas: “Pues sí, ese fue el personaje de mi vida”. Yo creo que son todo pasos. No me gustaría pensar que ya ha llegado, porque eso es lo que te pone las pilas y te da ese morbo que te alimenta para seguir luchando.

 

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A.C: ¿Qué es para ti el éxito?

I.M: Levantarme todos los días a las seis de la mañana y tener que estudiar muchas páginas de un guión o de una obra de teatro. Para mí el éxito es levantarme todos los días a trabajar o con un proyecto en la cabeza que haga sonreír cada día.

A.C: Bueno, eso también podría llamarse suerte. Algo que, en este oficio, va un poco de la mano…

I.M: Sí, pero que la suerte te pille trabajando. Y no me refiero a que tengas que estar trabajando contratado, sino a estar entrenándote para cuando llegue el momento. El factor suerte es importantísimo, pero como decía Picasso: “Que la inspiración me pille trabajando”.

A.C: Para acabar esta entrevista, me gustaría me que contaras qué le pides a este oficio para los años venideros.

I.M: Constancia… y que se valore, de alguna manera, la meritocracia. Hay muchos actores que hacen muchos méritos para estar ahí, porque son unos grandes currantes, que siempre se saben su papel, nunca llegan tarde, siempre están al pie del cañón con una sonrisa… y, a veces, trabaja más el que no se sabe el texto, el que da problemas… Me gustaría que se valorase más la profesionalidad.

A.C: Itziar, gracias por la charla y por la compañía. Me voy a casa corriendo a ejercer de tito leyéndoles a Mara y a David la colección de cuentos de Miranda.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: ROMERO DE LUQUE

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: GEMA MARTÍNEZ

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS

AGRADECIMIENTOS: CAFETERÍA ABONAVIDA, LPP COMUNICACIÓN, LAURA PIÑANA, JOSÉ LUCENA.