Marc Clotet: «No hay nada que me llene tanto como actuar»

Marc Clotet: «No hay nada que me llene tanto como actuar»

Este año tuve la suerte de acudir a la inauguración del Festival de Málaga, en el que algunos medios me confundieron con dos grandes compañeros: Álex Barahona y Marc Clotet. Ellos fueron a la clausura y fue enorme mi sorpresa al ver que la historia se repetía y descubrir mi nombre debajo de sus fotos. Sinceramente, yo no encuentro el parecido entre los tres, pero si te tienen que confundir con alguien me alegra que sea con ellos. Esta noche Marc Clotet se estrena en la sala Max Aub de las Naves del Español con la función Tengo tantas personalidades que cuando digo “Te quiero”, no sé si es verdad. No penséis mal, no he venido a suplantarle. Sólo quiero saber cómo se siente, hacer un pequeño balance de su trayectoria y memorizar su texto… por lo que pueda pasar.

 

Ángel Caballero: Esta noche estrenas la función Tengo tantas personalidades  que cuando digo “Te quiero”, no sé si es verdad. ¿Cuántas personalidades dirías que tiene Marc Clotet?

Marc Clotet: Pues fíjate que nunca había pensado en eso. Yo creo que tengo la mía. Sí que creo que dentro de nosotros están todas y que a la hora de, por ejemplo, tener que interpretar un personaje, siempre intento buscar dentro de mí. Cuando hago esto es como si hiciese un balance distinto con diferentes ingredientes para sacar una nueva receta. Tenemos muchas personalidades y, dependiendo de la situación, el contexto, los miedos o lo que nos empuje en ese momento, al menos en mi caso, sale un Marc u otro… Aunque yo en mi día a día estoy muy cómodo con el que llevo puesto. (Risas)

A.C: Ésta es una función de Jesús Cracio sobre textos de Max Aub. ¿Conocías la obra de Aub antes de llegar a este proyecto?

M.C: Muy poco. Lo estudié en la escuela, pero no era uno de los autores que tenía presentes. Max Aub era un erudito de la época, tenía cuatro nacionalidades, hablaba varios idiomas, vivió en Valencia, estuvo en Cadaqués… y, sobre todo, pienso que tenía una mentalidad muy moderna y muy crítica con la sociedad, con la iglesia y con ese estado de bienestar o ese sueño un poco americano de felicidad en el que estamos todos inmersos. Ahora que lo leo, para mí, es pura poesía, y cada palabra tiene un peso y un valor enorme. Es algo que se recoge en la obra, porque todo lo que decimos son sus palabras.  Es tan distinto y tan dispar todo lo que él ha escrito (porque ha sido poeta, dramaturgo, novelista…), que hay un collage de todas esas cosas. Como actor es como si te fueran disparando por todos los lados. Tienes estar muy alerta para ver con qué te sorprenden en la próxima escena. Incluso sabiendo lo que viene, no puedes evitar decir: “Otras, qué bueno esto que sucede…”. Yo creo que a los espectadores también les va a ocurrir algo parecido en las butacas, porque es todo muy imprevisible y eso te hace estar muy atento. Todo está contado con mucho mensaje y mucha crítica que, en mi opinión, es lo que, de alguna manera, tiene que ser el teatro: que haya cosas que te toquen y provoquen que te marches distinto a como has llegado.

A.C: Una función que, además, tiene pinceladas de pintura, poesía, música… Vamos, el arte en general, al que acompaña ese 21 por ciento de IVA.

M.C: Exacto. Yo espero que la cosa cambie y que le quede poco a esto, porque es vergonzoso, y creo que es una palabra que se queda corta… Es intentar aniquilar un país. La cultura es la base de todo y no apoyar eso es horrible.

 

 

A.C: Tú viviste en Estados Unidos, un país para el que la cultura es un motor. Después de haber pasado un tiempo allí, ¿Crees que hay mucho contraste en comparación con España?

M.C: Sí, es que es otra sociedad. Aunque también creo que, en muchas cosas, tendrían que aprender de nosotros; sobre todo a nivel de igualdades, de ese estado de bienestar que nosotros hemos conseguido crear y que parece que hay algunos que se empeñan en destruirlo ahora. Todas esas igualdades y esa base tienen que estar para que la gente pueda crecer y podamos ir a mejor. Yo creo que hay cosas, como éstas, que no se pueden privatizar. Otras sí, porque se hacen más competitivas y eso puede ser mejor. Esto es algo que sucede mucho en Estados Unidos, porque es el capitalismo en estado puro. Ellos tienen esa filosofía de que si te va bien y triunfas el mundo es tuyo, pero si no, no existes y estás en la sombra.

A.C: ¿Tú viniste con esas ganas de triunfar?

M.C: Sí, sí que vuelves un poco con esa idea. Pero también te digo que el único sueño que tengo ahora es el de intentar ser feliz y de poder vivir de lo que me gusta, que es actuar. Lo descubrí tarde y empecé tarde, pero es mi pasión y no hay otra cosa que me llene tanto como actuar. Lo que pasa es que ya no es tanto ahora el gran sueño americano de éxito, sino que el éxito esté en el día a día… en llegar a casa, estar contento con lo que he hecho, ser feliz y poder vivir de esto, que nosotros sabemos que es duro, pero también es lo que hemos escogido.

 

A.C: Escuchándote no puedo evitar acordarme de aquella entrevista que hicimos hace años, cuando nos conocimos, y tengo la sensación de que no has cambiado tanto.

M.C: A mí me gustaría volver a leerla otra vez… (Risas) Yo sí creo que hemos cambiado. Hace seis años de aquello y eran, prácticamente, los inicios en esta profesión. Supongo que era un momento en el que aún no estaba tan presente la crisis en España y todo era un mundo mágico y de color. Ahora, a medida que va pasando el tiempo, te das cuenta de que va a haber épocas que van a ser muy buenas, otras que no van a ser tan malas y que lo importante, al final, es que te guste lo que estás haciendo. A medida que vas creciendo, se va gestando ese motor interno que te indica que también uno tiene que generarse su futuro. Para mí es eso lo que me acaba llenando, el levantarme cada mañana y decir: “Voy a hacer esto y voy a involucrarme en cosas en las que creo, en vez de esperar sentado a que me llamen”. En definitiva, te diría que he aprendido más, he conocido a mucha gente, tengo más claro lo difícil que es hacer bien las cosas y cómo hay que trabajar cada día para intentar superarte… pero sigo el mismo.

A.C: En este tiempo has tenido momentos de acoso por parte de la prensa sensacionalista, pero tú nunca te has pronunciado. ¿Cómo llevas esa relación con este tipo de medios?

M.C: Bueno, es que realmente ha sido algo como muy puntual. Yo no tengo la sensación de que vivo siendo vigilado, nunca me ha pasado. Incluso, todavía hay muchas veces en las que me olvido de que la gente me conoce. Hay veces que vas por la calle y notas que alguien te mira de una determinada manera y no caigo en que puede ser porque haya hecho alguna serie donde me haya visto. Alguna vez sí he tenido una hilera de paparazzis persiguiéndome por la calle por cosas personales que ya sabemos han pasado, pero se pueden contar con los dedos de una mano. También hay que entender que es parte de esto a lo que nos dedicamos. Si trabajamos en medios en los que la gente nos ve, luego hay revistas que viven de contar lo que a ti te pasa o te deja de pasar.

 

 

 

A.C: También puede ser una buena señal de que interesas al público, que luego viene a verte al teatro y a las salas de cine.

M.C: Sí… Aunque yo preferiría que a la gente no le interesasen esas cosas, porque a mí no me interesa lo que hacen los demás. Bueno, es un producto que está, y si está es porque hay alguien que lo quiere comprar. Yo pienso que hay que ser amable; y también tengo que decir que nunca me han faltado el respeto, ni me han importunado en según qué momentos. Lo que sí he aprendido, porque a lo mejor antes no lo cuidé tanto, es a intentar preservar al máximo la privacidad de mi día a día.

A.C: Hablabas antes de proyectos en los que creías y en los que te has involucrado como actor. Algunos de ellos te han llevado a interpretar a personajes tan interesantes como el poeta Juan Ramón Jiménez, en la película La luz con el tiempo dentro, que se ha rodado en cooperativa.

M.C: Sí, es lo que te decía… Recuerdo que me quedé fascinado cuando me leí este guión, escrito por Teresa Calo. Era precioso y, al igual que en la función que estrenamos ahora, el noventa por ciento de las palabras del texto eran, en este caso, del propio Juan Ramón. Cada palabra era poesía y de ahí sacaron un guión en el que se explica toda su vida, que me enganchó. Además, tener la oportunidad de encarnar a un personaje como él, teniendo el peso que tenía en la película, trabajar al lado de Carlos Álvarez Novoa o Ana Fernández… es que no me lo pensé dos veces.

 

A.C: También has participado recientemente en L’últim ball de Carmen Amaya, otro biopic donde interpretabas a otro personaje real. ¿Cómo te has preparado estos personajes?

M.C: Bueno, y en La voz dormida, porque Paulino también existió. Yo creo que por el hecho de que sean personajes reales, a los que les ha latido el corazón, hay algo de compromiso añadido en el trabajo que haces. Hay que intentar ser todo lo sincero que puedas contigo mismo para llegar a lo que ellos fueron y poner vida, con tu ADN y tus células, a otra persona. Lo que pasa es que siempre lo vas a hacer desde ti, porque no eres ellos. (Risas) Así que lo que intento es empaparme de todo lo que pueda saber sobre ellos, de cómo eran, de cómo pensaban o, incluso, de cómo andaban o cómo comían. Juan Ramón Jiménez, por ejemplo, quería que las patatas estuviesen siempre igual de tostadas por todos los lados. Son cosas que te cuentan y que lees en los libros sobre cómo eran y de ahí te vas construyendo un personaje y te lanzas a la piscina.

A.C: En este proceso de documentación sobre el personaje siempre suele haber una frase o un detalle mínimo que te da la clave de por dónde vas a conducir este papel. ¿Recuerdas cuál ha sido en alguno de estos casos?

M.C: Pues en el caso de Juan Ramón, fue su soledad y el miedo permanente que tenía a la muerte. Son cosas que él tenía y que vivía, en su día a día, con esa angustia, y que a mí me movían mucho como actor.

 

 

A.C: Siempre he tenido mucha curiosidad por saber qué se siente en ese momento en el que estás nominado al Goya, sentado esperando a que digan tu nombre y dicen el de otro compañero.

M.C: Fíjate, esto lo he hablado con más gente y todos coincidíamos en que cuando estás ahí sentado siempre hay un momento en el que piensas que te va a tocar. Por un momento lo piensas y vives con esa ilusión… El corazón se te sale por la boca y estás ahí pensando en qué pasará si dicen tu nombre. También está esa cosa de pensar: “Que lo digan, que lo digan…” Pero… ¿Qué voy a hacer como lo digan? (Risas)

A.C: Venga, Marc, confiesa… ¿Llegaste a levantarte un poco del asiento cuando escuchaste eso de “Y el Goya es para…”?

M.C: Bueno, es que como lo ganó Jan Cornet, que suena parecido a Marc Clotet… (Risas) La verdad es que todo el proceso previo en el que te nominan, la comida de todos los nominados, las entrevistas… es muy bonito y sientes como que ese año es tu fiesta. (Risas)

 

 

 

A.C: Estos días, además del ajetreo que supone siempre un estreno, has estado bastante liado con la campaña Epidemia, The Game. Háblame un poco de este nuevo juego con fines benéficos, que se descarga como una aplicación.

M.C: Como ya sabes, mi padre es el doctor Clotet, médico especializado en el SIDA, que empezó tratando la enfermedad desde el primer caso en el 82. Hoy en día, los recursos estatales no son suficientes para la investigación, a pesar de que tiene un equipo buenísimo con gente de Harvard y de otros sitios muy preparados. Se encuentra en el punto de que tienen distintos modelos para crear una vacuna y atacar al virus. Están convencidos de que podrían acabar con la enfermedad. Lo que necesitan ahora es dinero para acelerar las fases con las vacunas e ir pasando los procesos que implican ensayos con animales, luego ensayos con humanos y decir: esto es lo que funciona. No es una cuestión de dinero, sino de conocimiento. Con dinero se podría llegar a probar que con esta vacuna a lo mejor se acaba con la enfermedad. En un afán de conseguir más financiación, Roger Paredes, que es una persona que trabaja con él, tuvo la idea de hacer un juego. Hoy en día, que todos estamos con los juegos y las aplicaciones, han creado este juego para que todo el mundo se lo descargue, pase un buen rato y que todo lo que se recaude vaya destinado a la fundación y el laboratorio para investigar. Llevan un año creando esta aplicación, que se llama Epidemia, The Game, y que ya está disponible. Hemos tenido la suerte de que gente como Jesús Vázquez se ha sumado a nosotros y están apoyándonos mucho y ayudándonos a recaudar. Esto es algo vital, porque aún estamos hablando de una enfermedad con la que cada día se infectan cientos de personas en el mundo.

A.C: ¿Tú eres muy de jugar con aplicaciones?

M.C: No, nunca me he enganchado mucho, pero a éste, sí. Además, ahora lo probamos y vas a ver que es difícil. Lo testaron con gente que juega y la verdad es que te lo pasas muy bien. Yo quiero animar a la gente a que se lo baje. Está disponible para Apple y para Android.

A.C: ¿Nunca te planteaste seguir con el linaje de los Clotet en el campo de la medicina?

M.C: Yo creo que ahora me hubiese encantado y me encantaría. Es una profesión preciosa, pero me bisabuelo era médico, mi abuelo, mi padre, mi madre… y a mí, de pequeño, me gustaba la publicidad. Recuerdo que me encantaba quedarme viendo los programas de premios y de anuncios, y quería dedicarme a eso. Estudié dirección y administración de empresas y me especialicé en marketing porque era lo que me apasionaba.

 

 

 

A.C: ¿Cómo se tomaron en casa que tanto tú como tu hermana, Aina Clotet, dejarais de lado la medicina para dedicaros a la interpretación?

M.C: Muy bien. Curiosamente fueron ellos los que animaron, una vez que ya estaba trabajando en marketing y veía que no me gustaba lo que estaba haciendo, a que lo dejara. Como ya sabes, empecé a hacer teatro gracias a mi hermana y me encantó. ¿Qué te voy a contar de ese momento en el que estás ahí y te transportas? Es magia pura. Mi padre siempre nos ha transmitido que en la vida hay que ser feliz y que solo se vive una vez. Supongo que su contacto, día a día, con pacientes que, durante muchos años, estaban, se convertían en amigos y luego morían, hace que veas el mundo de ese modo. Siempre nos ha dicho: “No pares de trabajar, pero sé feliz”.

A.C: Feliz como estás ahora, a punto de estrenarte en este espacio del Matadero, en el que vas a estar hasta el 14 de junio con esta nueva función.

M.C: Es que, para mí, es el teatro más bonito en el que he estado nunca, a nivel de instalaciones y buen rollo. Aún no me creo que vayamos a estrenar aquí Tengo tantas personalidades que cuando digo “Te quiero”, no sé si es verdad, que es un título que me parece precioso. Era un sueño estar aquí y parece que se ha cumplido. Espero que mucha gente venga a vernos. Los que no conocen a Max Aub, que lo descubran, y los que ya lo conocen que puedan disfrutar de su esencia, de su parte más crítica, guerrillera y también más divertida, porque hay mucha comedia en la obra.

 

 

A.C: Marc, te deseo mucha suerte esta noche en tu estreno. Siempre es un placer compartir una charla contigo… y espero que te lo pasaras muy bien en la inauguración del Festival de Málaga de este año.

M.C: Siendo tú, ¿no? (Risas) Es un festival que me gusta mucho y en el que he estado varias veces. Este año fui a la clausura y se ve que a la inauguración fue otro por mí (Risas).

 

A.C: Pero tranquilo, me han dicho que ese otro se lo pasó también muy bien. Te dejo que te prepares, yo me voy a mi asiento a disfrutar de Tengo tantas personalidades que cuando digo “Te quiero”, no sé si es verdad en el Matadero.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: MOISÉS FDEZ ACOSTA

ESTILISMO ÁNGEL CABALLERO: CARMEN BENA

VESTUARIO ÁNGEL CABALLERO: ANTONY MORATO, NIKE

AGRADECIMIENTOS: MAR MONTALVILLO, MATADERO MADRID- LAS NAVES DEL TEATRO ESPAÑOL, FINALLY

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo JUEVES 21 de MAYO, AlgoPasaCom… INMA CUEVAS!