Leticia Dolera: «El cine es la voz de quienes somos como sociedad».

Leticia Dolera: «El cine es la voz de quienes somos como sociedad».

¿Sabéis cuando estáis viviendo algo que os gusta tanto que nos deja concentraros en lo que está pasando porque ya estáis pensando en volver a sentir algo así? Pues eso es lo que me ocurrió a mí viendo Requisitos para ser una persona normal, en un pase previo al que su directora me invitó. Cuando, hace un año, supe que iba a rodar su primera película como directora y que, además, la iba a protagonizar ella misma, pensé: “¡Qué huevos tiene (y qué bien va lo va hacer)!”. No podría enumerar la de veces que me equivoco al día pero, sin embargo, éste no fue el caso. Leticia Dolera es uno de esos ejemplos de profesionalidad, precisión, talento y control sobre el medio a los que a uno le gustaría parecerse.

 

Ángel Caballero: Hoy se estrena Requisitos para ser una persona normal, película que has escrito, dirigido y protagonizado. ¿De dónde nace la necesidad de contar esta historia?

Leticia Dolera: Nace de una sensación que yo he tenido muchas veces (y creo que más gente), en la que sientes que no acabas de encajar. De creer que tienes que cambiar cosas de ti mismo para ser aceptado en la sociedad o para encajar en lo que la sociedad espera de ti. Eso te puede haber pasado en el instituto, en la universidad, en el trabajo o en una cena familiar o con amigos. Es algo que yo he sentido muchas veces y me apetecía hablar de eso, de lo que sucede cuando una persona cree que tiene que ser “normal” y cumplir una serie de requisitos porque cree que eso le va a hacer feliz… Y, claro, también de lo que ocurre cuando uno los cumple y descubre que ése no es el camino hacia la felicidad.

 

 

A.C: Requisitos es tu primer largo como directora, aunque ya te habías puesto detrás de la cámara en otras ocasiones para dirigir cortometrajes. En este país no hay muchas mujeres directoras… No sé si después de estas experiencias te sientes más cerca de ellas o de colectivos como CIMA, formados por mujeres cineastas.

L.D: Yo me siento mujer, mujer directora y mujer que ha hecho un trabajo que, en la mayoría de los casos, lo desempeñan hombres. Supongo que sí me siento identificada con otras mujeres cineastas, porque tenemos el mismo sexo y el mismo oficio. Me parece fundamental que colectivos como éste existan, aunque la verdad es que yo no soy de CIMA, pero tampoco pertenezco a la Unión de actores o a la Academia de cine. En este sentido es como que no soy de nada, se podría decir que soy un poco como María de las Montañas, la protagonista de mi película (Risas).

A.C: Me da la sensación de que no te gusta estar ligada a un grupo o colectivo, sea del tipo que sea.

L.D: La verdad es que no sabría qué decirte… Tampoco quiero que se sienta mal cualquier persona que pertenezca a alguno de estos grupos, que me parecen fundamentales porque hacen una gran labor. Es necesario que nos juntemos la gente de nuestro medio para generar acciones que fomenten nuestra propia industria. En el caso de CIMA, es que, además, yo ejerzo el feminismo de un modo muy independiente: ya sea escribiendo una película donde la figura de la mujer en diferentes edades está muy presente y son las que toman decisiones, o desde mi blog en Harper’s Bazaar, donde, por ejemplo, hablé de la exposición de las Gerrilla Girls o de libros escritos por mujeres. Yo creo que al final cada uno aporta su pequeño grano de arena en su día a día, y así es como lo hago yo.

 

 

A.C: Un director me dijo una vez que cuando veía una de sus películas era como ver un álbum de fotos lleno de recuerdos y de momentos. Imagino que habrás visto ya cientos de pases de tu película… ¿Te ha sucedido esto mismo?

L.D: Sí; es que, además, para mí ha sido súper especial hacer esta peli. Ha sido un viaje alucinante en el que, evidentemente, también ha habido momentos de sufrimiento, porque muchas veces el arte también conlleva eso, pero por encima de eso para mí ha estado el disfrute y el enamorarme todavía más de hacer cine. He disfrutado tanto de todos y cada uno de los procesos de esta película… Recuerdo el primer día de rodaje, en el que rodamos una de las primeras secuencias de la peli, en la que voy corriendo por la calle con las maletas… Ver la primera claqueta y pensar: “Madre mía, aquí empieza…”. Yo quería que el tiempo se detuviera, del miedo que tenía dentro, pero en el cine sucede todo lo contrario y el tiempo corre más rápido, vamos siempre a contra reloj. (Risas) Es que no te puedes imaginar lo que he aprendido y las cosas bonitas que he vivido… Bueno, y el día que llegó Carmen Machi

A.C: ¿Qué pasó?

L.D: Pues era justo el único día de todo el rodaje que yo no rodaba. Me levanté y vi que tenía alrededor de los ojos como venas rotas. Algo súper extraño, como si mi cuerpo supiera que ese día podía sacar toda la tensión, porque yo estaba muy nerviosa porque viniera Carmen. Tú imagínate ese momento… ¡Va a venir Carmen Machi y yo le voy a tener que decir lo que tiene que hacer! (Risas) Y, claro, yo no le podía decir cómo me sentía, porque soy su directora… Por suerte, sólo me sentí así en los primeros cinco minutos, porque me di cuenta de que Carmen, si es quien es, es porque es una actriz maravillosa, que lo hace todo fácil y desde una cercanía y una empatía que la hace una cómplice total del director. Le gusta jugar, confía mucho en lo que le digas, se lanza a la piscina y lo da todo. Recuerdo que al final de aquel día yo lo único que quería era rodar más con Carmen y que no se fuera.

A.C: En esta película también repites con Alexandra Jiménez, que fue la protagonista de A o B, tu segundo corto.

L.D: Sí, yo desde el principio tenía muy claro que quería que ella estuviera, porque me parece una de las mejores actrices que tenemos en este país. Es una de esas actrices que cualquier cosa que escribas ella luego la hace mejor y consigue que la escena crezca.

A.C: Tu película es una de las pocas ocasiones en las que vemos, desde un punto de vista muy natural, a un personaje con síndrome de down, que es homosexual y que se enamora de otro chico.

L.D: Claro, al hablar de normalidad tienes que hablar de personas de todo tipo. Creo que las personas con capacidades especiales (hay gente que dice: “con discapacidad” y gente que dice: “con capacidades especiales”) tienen su vida, sus gustos y su manera de ser como cualquiera. Yo, intencionadamente, quería que hubiera un personaje con esas características, pero que su discapacidad no fuera tratada como un conflicto. De hecho, en ningún momento de la película la orientación sexual de Álex, ni su discapacidad, son un elemento de conflicto, porque yo quería tratarlo desde un punto de vista positivo y mostrar a personas con capacidades especiales totalmente integradas en la sociedad; con sus amigos, sus trabajos y, evidentemente, como cualquier otra persona, con su orientación sexual, que es algo completamente natural. A veces pensamos que lo que define a una persona con capacidades especiales es su discapacidad. Y no es así, son muchísimas otras cosas. Ya te digo que para mí lo más importante era contarlo desde la positividad y que fuera un personaje muy luminoso.

A.C: No quiero desvelar nada de Requisitos para ser una persona normal, pero te tengo que preguntar por Vicky Larraz, porque es alguien  que está muy presente en esta historia. ¿Ella ha visto la película?

L.D: No, pero su representante sí. Antes de empezar la película, nosotros le pedimos permiso para utilizar sus imágenes y, de hecho, nos ayudaron a localizar posters antiguos que le estaba costando mucho encontrar a la directora de arte. La verdad es que se han portado muy bien. Evidentemente, María de las Montañas, la protagonista, no podía ser fan del Olé Olé de Marta Sánchez. Tenía que ser fan del Olé Olé de Vicky Larraz, esto es así.

A.C: ¿No te asustaba protagonizar tu primera película como directora y tener que estar delante y detrás de casi todos los planos?

L.D: Sí, claro. (Risas)

A.C: ¿Por qué lo hiciste tú y no elegiste a otra actriz?

L.D: Cuando estaba escribiendo el guión jamás pensé que lo fuera a interpretar yo. En aquel momento recuerdo que iban pasando por mi cabeza diferentes actrices que me gustaban y me era muy útil imaginarme cada vez a una distinta, porque me ayudaba a darle más capas al personaje. Lo que ocurre es que los productores tenían clarísimo que querían que fuera yo. No por practicidad económica, sino porque ellos creían que era bueno para la peli que yo hiciera el papel… Bueno, y también porque me conocen y saben que soy muy friki. (Risas) Por otro lado, había como algo de coherencia en el sentido de que si le estaba dando voz a la historia desde el guión y la dirección, y siendo actriz y teniendo la edad del personaje, era como mucho más honesto darle también mi cuerpo y mi voz y no refugiarme detrás de otra actriz para contar esta historia. Entonces, con muchísimo miedo, me lancé.

A.C: Ya sabes que a mí siempre me has gustado mucho como actriz. En Rec3 sentí que había una madurez muy importante en tu trabajo y con esta película veo que también hay un paso cualitativo. ¿Tú eres consciente de ello?

L.D: Gracias. Justo me has puesto el ejemplo de dos pelis donde yo me he sentido muy libre. En el caso de Rec3, yo le cedería gran parte de ese mérito al personaje que estaba escrito en el guión y a Paco Plaza, como director. Yo creo que al final los actores somos tan buenos como el personaje sobre el papel nos lo permita y como sea el trabajo con el director. Pienso que gran parte de lo que necesita un actor cuando está trabajando en el set es relajación y libertad. Es muy importante que el actor se pueda tomar el tiempo de respirar, de equivocarse y de probar. Es maravilloso cuando los directores nos dan ese espacio de creatividad y que luego ellos ya se preocuparán de dirigirla hacia donde quieren que vaya y de decidir qué aportaciones funcionan y cuáles no. Supongo que, en mi película, el factor de tranquilidad venía por no estar sufriendo por no hacer algo que al director puede que no le guste. Igual lo que tú has percibido es esa relajación…

A.C: Indiscutiblemente, eres la gran musa del cine de terror de este país… ¿Para cuándo una película de este género dirigida por ti?

L.D: Pues me gustaría mucho. Las cosas que tengo en mente para escribir, que ojalá pueda llegar a hacer algún día, ninguna es de terror. Sí que tengo una idea relacionada con este género, pero no está dentro de las cosas más inmediatas que quiero escribir. Además, hacer terror es muy complicado y me parece mucho más difícil, con todo lo que implica a nivel de presupuesto y de efectos. Pero no descarto nada en la vida… Jamás creí que fuera a dirigir una peli, así que ahora mismo todo me parece posible.

A.C: Antes has mencionado tu blog en Harper´s Bazaar. ¿Cómo surge esta aventura?

L.D: Me lo propusieron ellos. Ya me lo habían ofrecido otras veces, pero yo no quería escribir ni de moda, ni de la ropa que me pongo, ni adónde salgo… porque de eso ya existen muchos blogs. Entonces, me dijeron que me daban libertad total para hablar de lo que quisiera. Y el hecho de que me dieran esa carta blanca para escribir de lo que me apeteciera hizo como que me entraran más ganas. Tampoco he escrito nada incendiario o ultra polémico, pero también me apetecía obligarme a tener esa rutina de escribir.

 

 

A.C: A mí me gustaría proponerte dos posibles futuros posts: Uno hablando de ese 21 por ciento de IVA que el público va a tener que pagar por ir a ver tu película y otro (mucho más ligero) sobre cómo ha sido volver a ponerte en este reportaje los patines, recordando tus inicios en Al salir de clase, donde interpretabas a una patinadora.

L.D: Lo de los patines ha estado muy bien por tu parte. Ha sido un fashback como a doce años atrás. Aunque te confieso que he pensado que, realmente, estaba más en forma en aquella época. (Risas) La verdad es que ha sido increíble. Y del IVA es que no sé qué voy a decir que no se haya dicho ya. Ya no es sólo el IVA, yo creo que la cultura, la educación y la sanidad deberían estar por encima de quien gobierne y ser una cuestión de estado. Deberían desarrollarse leyes a largo plazo y no estar cambiándolas a cada dos por tres, porque eso es insostenible y hace que no se pueda construir un sistema que se adapte y evolucione. Concretamente el cine, al margen del precio de las entradas de cine, es una industria que genera millones de empleos, lo que hace que estés generando un montón de dinero para la seguridad social, IRPF y generando un montón de IVA dentro de la propia producción. Es como un pez que se muerde la cola… Si hay una gran industria cultural, todas las demás industrias se alimentarán las unas de las otras. Por ejemplo, yo recuerdo lo contentos que se pusieron en el hotel de Huesca, donde nos alojamos durante del rodaje de Kamikaze, de que rodáramos allí y no fuera de España, como se iba a hacer inicialmente. Y también los restaurantes de la zona y otros sitios donde estuvimos… El cine es nuestro legado cultural. A través del cine estamos contando quiénes somos. Y es muy importante porque, por ejemplo, la España de los 80 se entiende con Almodóvar, o si vas más atrás, con Berlanga. El cine es la voz de quienes somos como sociedad.

 

A.C: Por último, me gustaría preguntarte por ese nuevo proyecto como actriz por el que te has marchado a rodar a Londres.

L.D: Es una miniserie que está basada en relatos cortos de H.G. Wells, el autor de La guerra de los mundos, y yo soy la protagonista de uno de los capítulos. Trabajo con el mismo director con el que, a finales del año pasado, hice una serie que se titulaba The trials of Jimmy rose.

(Leticia lleva: Camisa Essentiel y Pantalón Dolores Promesas; Ángel lleva: Camisa Woolrich )

 

A.C: Pues no me queda más que desearte muchísima suerte en esta nueva aventura y felicitarte por una película que creo que va a llegar muy adentro de todo aquel que la vea. Gracias, Leti.

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo VIERNES 12 de JUNIO, AlgoPasaCom… MANU TENORIO!

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TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: MOISÉS FDEZ ACOSTA

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: SILVIA GIL

ESTILISMO ÁNGEL CABALLERO: CARMEN BENA