Leonardo Sbaraglia: “La actuación tiene mucho que ver con mostrarse a uno mismo”

Leonardo Sbaraglia: “La actuación tiene mucho que ver con mostrarse a uno mismo”

Alguien me dijo una vez: “cuanto más grande es el actor, más fácil es trabajar con él”, y Leonardo Sbaraglia es una buena prueba de ello. Cercano, observador, buen conversador y alguien que en todo momento está más pendiente de ti que de sí mismo. Dicho esto, creo que ya he dado las suficientes pistas como para que os hagáis una idea de cómo es la persona con la que he charlado esta semana en las oficinas de El Deseo durante una pausa en la promoción de Relatos Salvajes.

 

Ángel Caballero: Se suele decir que cuando, como hombres, llegamos a una determinada edad, más madura, es cuando llegan los mejores personajes para un actor. ¿Estás de acuerdo con esto?

Leonardo Sbaraglia: Sí, pero creo que también se debe a una acumulación. Es decir, ahora en el 2015 cumplo 30 años de profesión, desde mi primera película, que fue La noche de los lápices. Probablemente, también tiene que ver con un momento de la vida en el cual ya estás más adulto, en algunos puntos más seguro, te muestras al mundo con menos trabas y eso, evidentemente, en la actuación se te nota. Es como si estuvieses más abierto y con menos pudores para mostrarte. La actuación tiene mucho que ver con mostrarse a uno mismo, aunque sea a través de un personaje. Cuando llegas a una edad, ya estás más desprejuiciado y abierto a tu propio mundo interno para que puedas darle luz a esos lugares, inclusive, que estaban más oscuros de tu propia identidad. En mi caso, al menos, ha sido así…

A.C: Entonces Relatos Salvajes no ha podido llegar en mejor momento, porque, como actor, pones toda la carne en el asador y das un salto al vacío brutal.

L.S: Yo creo que esto es una cosa de a dos. El actor y el director, que tiene mucho control sobre lo que está haciendo y que tiene que confiar en cantidad de elementos, como la interpretación, el sonido, la imagen… Yo veo el cine como el trabajo más de equipo que hay sobre la tierra. Es el arte que reúne a más tipos de campos artísticos. Son muchas cosas que están en juego y entre todas tienen que conseguir esa imagen que conmueva al espectador. Y el director, por supuesto, es el que tiene que ir equilibrando y conduciendo todos esos elementos.

A.C: Bueno, conduciendo… Sin desvelar mucho de la trama de la película, te tengo que preguntar: ¿Tus amigos se han vuelto a montar contigo en un coche después de ver Relatos Salvajes?

L.S: Sí… (Risas) Yo creo que igual la gente sí que me mira un poco raro desde que se estrenó la película (Risas). Además, está teniendo tanto éxito en Argentina, que ya la vieron más de tres millones y pico de personas y sigue en cartel… Es un fenómeno muy loco. Todos mis amigos saben que yo soy medio bestia para conducir, por eso a la hora de tener que hacer muchas de las tomas las hice yo personalmente, porque también creo que ayudaba a contar mucho del personaje, sobre todo siendo historias cortas, por lo que no tienes muchos recursos para poder definir tu papel.

A.C: Pero imagino que contabas con un doble para las escenas de auténtico peligro…

L.S: Sí, un doble muy bueno.

A.C: ¿Y no te resulta extraño ver luego esas secuencias sabiendo que no las has hecho tú?

L.S: No, no, él solo tuvo que hacer algún plano, sobre todo cuando el coche se tenía que acercar mucho al otro actor y, por supuesto, no querían dejar esa responsabilidad sobre mí. Pero el resto los hice yo. Él me iba un poco enseñando a manejar el auto con más poder, pero yo no quería recurrir mucho a un driver porque me parece que cada gesto era importante y eso se tenía que ver. Para mí, el personaje se definía mucho arriba del auto. Entonces, muchas secuencias se rodaron con la cámara colocada de tal manera que yo podía conducir a la velocidad que quisiera y teniendo el control absoluto de cuando acelerar o girar. Y, justamente, esos giros me ayudaban mucho para ir encontrando la mejor manera de expresar al personaje.

 

A.C: Para componer este personaje, ¿Has visto el trabajo de otros actores como, por ejemplo, el de De Niro en Taxi Driver o, más recientemente, a Ryan Gosling en Drive?

L.S: No, de hecho Drive ni siquiera la vi. Pero Taxi Driver, aunque no como referencia específica para esta película, es un icono para cualquier actor, lo sabes bien. El trabajo que hace De Niro en esa película es…

A.C: Bueno, tú compartiste elenco con él en Luces Rojas.

L.S: Sí, no compartimos secuencias, pero tuve la oportunidad de conversar con él. Era increíble lo que yo sentía en aquel momento… Es el sueño del pibe, como decimos en Argentina. Algo para poder contar a tu hija, a tus nietos… Y, si bien no compartí plano con él, cosa que es, casi, mejor, porque no sé si habría podido. (Risas) Imagínate, darle la réplica a Robert De Niro… No sé si hubiese sido capaz, lo habría estado abrazando todo el tiempo (Risas). Pero lo interesante es que lo vi trabajar, conversé con él y, claro, a medida que estábamos hablando, al mismo tiempo, se me pasaba por mi cabeza toda mi vida viendo sus películas. Yo recuerdo la primera vez que vi El Padrino segunda parte, Érase una vez en América y, sobre todo, Taxi Driver, que para mí es uno de sus mejores trabajos. Es una maravilla, es un actor al cual se le ve el pensamiento todo el tiempo como si hablase.

A.C: Relatos Salvajes está inspirada en Cuentos asombrosos, de Steven Spielberg. No sé si, por curiosidad, la has visto…

L.S: No, tampoco la vi. Realmente, tenía muy pocas referencias de cómo acceder a esta historia. Si tú lees el guión, es tanta la descripción y tan pocos los diálogos, que no quedaba muy claro cómo había que hacerlo. No sabíamos muy bien… y, justamente, lo fuimos encontrando en el rodaje. El trabajo que hizo Damián, el director, es muy bueno. Cómo se imagina, cómo pone la cámara, cómo cambia los planos, cómo monta, esa precisión con la que te pide cada cosa que va necesitando… Es muy impresionante. Ha sido un placer trabajar con él, porque saca lo mejor de ti.

A.C: Se te ve una persona muy observadora. Lo que, como actor, es una gran ventaja.

L.S: Sí. Bueno, si no lo era, lo tuve que ir aprendiendo. Uno de mis primeros maestros, Agustín Alezzo, en una época en la que trabajaba con él y yo tenía que hacer de un borracho, me decía: “Ve a donde sea, busca las diferentes maneras de alcoholismo y observa”. Después, trabajé otra vez con él en una obra de teatro en la que tenía que hacer de un señor anciano y también, la observación. Pararte a ver los gestos, las transiciones de las personas, que son tan diferentes cuando pasan de una cosa a otra, las maneras de caminar, de escuchar… siempre son tan personales. Y eso es lo que uno tiene que ir encontrando como actor para componer al personaje.

 

A.C: Me han “soplado” que te gustaría hacer un musical.

L.S: Puede ser… (Risas). Estudio canto desde hace cuatro o cinco años, y empecé para poder tener una mayor comodidad con la voz en el teatro sin usar micrófono, con una técnica que te ayuda a saber cómo poder colocar mejor la voz en la cabeza, que es el resonante más fuerte e importante que tenemos… A mí siempre me gustó la música y el canto, mi hermano es músico, y entonces, como comencé a sentirme más cómodo con mi voz, se me empezó a ocurrir la idea de hacer una comedia musical. De hecho estoy haciendo un espectáculo en el que somos tres músicos y un actor, donde hay muchos textos y también canto algunos temas atinados a la situación.

A.C: ¿Qué personaje, dentro de este género, te ves interpretando?

L.S: Ni idea. De las cosas primeras que vi fue Cabaret y recuerdo que me impactó muchísimo. Pero claro, el presentador es un rol muy difícil y no sé si yo lo podría hacer, aunque sería hermoso. También es un espectáculo que se ha hecho tantas veces y tan bien que, quizás, habría que encontrar otro.

A.C: Tengo entendido que tu madre era profesora de teatro, por lo que imagino que la crítica más dura la tenías en casa…

L.S: No, al contrario. Lo que pasó con mi mamá fue que empezamos medio juntos. Yo tenía ocho o nueve años y mis padres estaban empezando un proceso de divorcio. Quizás por eso, o por acercarse más a una identidad con la que fuese más feliz, ella se metió en clases de actuación y empezó a compartir ese entusiasmo conmigo. Y, evidentemente, me contagió de esas ganas, y yo siendo muy chico empecé a estudiar. Fue como que tuvimos caminos paralelos. Mi mamá siempre ha sido muy generosa conmigo y, quizás, el más crítico fuese mi padre. Él era mucho más duro… y ella más incondicional; demasiado, incluso.

A.C: Quién te iba a decir que ese camino que empezasteis juntos puede que te lleve este año a los Óscar con Relatos Salvajes

L.S: Ojalá. La película tiene grandes alternativas. Los premios, en ese sentido, tienen mucho que ver con la política de la negociación, son lobbies. En este caso, Relatos está vendida a todo el mundo. En Estados Unidos la compró Sony Classics y, de alguna manera, eso te garantiza que van a pelear fervientemente para estar por lo menos entre las cinco candidatas a mejor película extranjera.

A.C: Tú has ganado premios en el Festival de Huelva, en el Screamfest Festival, en los Goya… y has sido nominado a los Emmy Awards. ¿Cuál te gustaría ganar, que aún no te hayan dado?

L.S: Yo tengo todavía una cosa pendiente y es que en Argentina, por ejemplo, en cine, nunca me han dado ningún premio. En el cine, si bien hace casi treinta años que trabajo, como estuve mucho tiempo aquí y cuando empecé en Argentina tampoco es que se daban tantos premios y luego me fui… Al final, por una razón u otra, nunca me dieron un premio de actuación en cine. En televisión sí, y los considero mucho también porque creo que ahí se pueden hacer cosas muy hermosas.

 

 

A.C: ¿Eres de los que se sienten profeta en su tierra?

L.S: Sí. Aunque costó, porque creo que cualquier país es mezquino con sus propios artistas. A mí me llamaba mucho la atención cuando veía, al poco tiempo de estar trabajando aquí, cómo le daban con un caño a Bardem y cómo se lo menospreciaba en muchos aspectos. Yo no podía creerlo, porque me parece, con diferencia, uno de los actores más interesantes que hay en este país. Cuando ganó el Óscar y todo lo que vino después ya se le empezó a considerar pero, incluso, aún hoy en día a Javier, como a Penélope, se le sigue dando muchísimo. Y viéndolo desde fuera y con distancia, ves que son dos grandes artistas que han hecho cosas poderosísimas… O el mismo caso de Pedro Almodóvar, que uno lo ve y dice: “¡Pero si son tipos que están a la altura de lo mejor que se ha hecho en la historia del cine!”.

A.C: Hay mucha gente que desconoce lo frenética que puede llegar a ser para un actor la promoción de una película, que puede llegar a reunirse con cientos periodistas en un solo día. En estos casos, ¿Cuál es la pregunta que más te han hecho y que acabas respondiendo con el piloto automático?

L.S: Aquí aún no me han hecho una que se repetía mucho en Argentina y también cuando presentamos esta película en San Sebastián: “¿Cuál ha sido tu momento más salvaje?” (Risas) Y, luego, están otras que caen siempre, como, por ejemplo: “Defíneme la película en un minuto”, “¿Por qué la película tiene tanto éxito?” o “¿Por qué tiene que ir a verla el público?”. Y ahora, con las redes sociales, hay otra que es “defíneme la película en caracteres de Twitter”.

A.C: Bueno, yo no te voy a volver a hacer ninguna de ellas… Lo que si me gustaría es desearte mucha suerte con Relatos Salvajes en los Óscar y en todo lo que aún está por llegar. Ha sido un placer, Leo.

L.S: Lo mismo digo. Muchas gracias.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: CARLOS DAFONTE

AGRADECIMIENTOS: JAVIER GINER, EL DESEO, RAMÓN PILACÉS

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo JUEVES 6 de Noviembre, AlgoPasaCom… VÍCTOR CLAVIJO!