Jaime Cantizano: “No hay pregunta impertinente, sino respuesta inteligente”

Jaime Cantizano: “No hay pregunta impertinente, sino respuesta inteligente”

He de confesar que entrevistar a alguien cuyo trabajo es, entre otras cosas, hacer entrevistas, da un poco de vértigo. Por suerte, en esta ocasión, me tocó charlar con “el mejor”; así es como define una buena amiga a Jaime Cantizano. Y la verdad es que razón no le faltaba. Como buen conocedor del medio, desde el minuto uno, se mostró a favor de obra, con esa facilidad que algunos poseen para hacerte sentir como en casa, incluso, en las situaciones más adversas. Sin duda, sabe cómo hacer que algo marche sobre ruedas…

 

Ángel Caballero: Para conocer un poco más sobre ti acudí a una amiga común por si me podía contar algunas curiosidades de las que no se encuentran en la red. Una de las cosas que me dijo, y que yo mismo he podido comprobar hace un momento, es que eres adicto a las gominolas.

Jaime Cantizano: Sí (Risas). Bueno, al final, todos somos víctimas de estereotipos o de imágenes que se crean de uno. Yo soy adicto a las gominolas, a la Nutella y me suelo saltar una medio dieta muy sana que practico. Creo que no hay nada ni nadie perfecto, aunque más de una vez a uno lo hayan llamado “el yerno ideal” o cosas por el estilo. Nada más lejos de la realidad. Yo me alejo mucho de la perfección y no pretendo buscarla.

A.C: Eres imagen de una marca de café. Algo que, imagino, te vendrá muy bien con los madrugones que te pegas, cada día, para venir a la radio.

J.C: Sí, soy imagen de Café Fortaleza y siempre he tomado café. Aunque te confieso que en los últimos dos años ya caen dos o tres tazas durante la mañana. Yo de por sí soy inquieto como el rabo de una lagartija, aunque en radio o en televisión templo bastante. Y si esta inquietud se une a que tengo que madrugar mucho, pues me pongo en una media de cinco horas y poco de sueño al día. Por suerte, no hay nada como ese invento maravilloso que es la siesta, que me ayuda a aguantar el resto de la semana (Risas).

A.C: Podríamos llamarlo inquietud o trabajador nato, ¿No?

J.C: Hay chavales que vienen de la universidad y te preguntan: ¿Cómo se llega al éxito? Siempre les respondo lo mismo: “Muy pocos pueden llegar a lo más alto, pero yo no conozco a nadie que lo haya conseguido si no es trabajando muy duro, teniendo una serie de cualidades y un poco de suerte, porque, al final, incluso la suerte hay que trabajarla”. Sólo con un golpe de suerte y una cara bonita, la fachada y la estructura del edificio no se aguantan.

A.C: Como imagino que les sucede a muchos de esos jóvenes que se acercan a pedirte consejo, ¿Tú también tuviste claro desde el primero momento que querías ser periodista?

J.C: Yo no lo tenía nada claro. Cuando entré en la universidad era la época de la beutiful people española, con gente como Mariano Rubio o Mario Conde, y, en principio, iba encaminado hacia el mundo de la empresa, pero yo respiraba radio, televisión… Algo había en mí, desde muy pequeño, que me decía que acabaría trabajando en un medio de comunicación. Cosa muy curiosa, porque era muy tímido. Esto parece una película que siempre contamos los que trabajamos como actores o presentadores, pero es cierto. Yo conozco a grandes tímidos que trabajan en un medio ante millones de personas.

 

A.C: No me queda más remedio que confesarte que otra de las cosas de las que me habían prevenido era: “No te asustes cuando estés con él si sientes que no le caes bien, porque no es así. Es que es un tío muy tímido” (Risas).

J.C: Muchas veces también es la idea preconcebida que uno se crea y otras la posición defensiva de los que nos dedicamos a esto de decir: “A ver con qué viene y cómo viene”. Reconozco que, de entrada, puedo parecer muy serio, pero solamente hay que quitar una capa de la cebolla y ya desaparece el personaje y aparece la persona.

A.C: ¿Qué referentes tenías cuando comenzaste?

J.C: Te podría dar nombres de profesionales muy importantes de este país y de programas que me encantan, pero de quien más he aprendido, donde me lo he pasado bomba y donde sigo teniendo a mis amigos ha sido en la radio local, con mis compañeros de allí. Yo empecé en la Ser de Jerez de la Frontera, luego pasé a Onda Cero y me lo he pasado tan bien en las fiestas de Los 40, hemos hecho tantas barbacoas… Así que para mí el referente en general, como concepto, es la radio local, donde sólo me faltó abrir la puerta a los invitados y limpiarles los zapatos.

A.C: Tus primeras incursiones en televisión, en el informativo de Localia, coinciden con la guerra de Irak, que no es cualquier noticia. Imagino que fue todo un reto como comunicador.

J.C: Claro, me vine a Madrid y hasta que se puso en marcha el programa Magazine, que se suponía que iba a presentar junto a Concha Galán, me dijeron: “Como has hecho informativos, a nivel local, vamos a hacerte una prueba”. Y acabé presentando y dirigiendo el informativo de la emisión nacional de una red de televisión en Localia que salía desde aquí. La verdad es que a mí siempre me ha encantado saber qué pasa y me interesa la política. Me gusta saber qué sucede cuando hay un fenómeno como Podemos, conocer cómo es el candidato del PSOE y me interesa la economía, entre muchas otras cosas.

A.C: Cuando te interesa tanto algo, ¿Es difícil, como periodista, tener que limitarte a dar una información sin entrar a emitir un juicio de valor?

J.C: Bueno, es que el formato tampoco invita a compartir tu opinión sobre el tema. Y en otros programas que he hecho, como ¿Dónde estás, corazón?, que me recordaban hace unos días que hace ya tres años que terminó, ocurría lo mismo. Pero, por ejemplo, no ha habido otro programa en el que me haya reído tanto como me está sucediendo en Atrévete, el morning show con el que estoy ahora. No permiten en sí hacer editoriales sesudas y políticas, pero hemos estado hablando de la ley del aborto, que ha sido uno de los grandes errores de la legislatura, así como de los imbéciles que se esconden y se protegen en twitter para insultar, como ha ocurrido con el caso de Tania LLasera, y uno se permite la oportunidad de decir: “Sois imbéciles”. Hablamos de muchos temas, además de jugar, divertirnos y pasarlo bien. Este programa también me ha hecho recuperar la capacidad de imaginación que tenía en la época de la radio, de coordinar un equipo… y me ha engrasado el cerebro y las ideas para pasar de un tema a otro de una determinada manera. La radio tiene algo muy bueno y es que brota lo que eres, al fin y al cabo.

A.C: En el programa tenéis una sección titulada “La entrevista sorpresa”, en la que vosotros y los oyentes tenéis que descubrir quién es el invitado sólo por su voz y una serie de pistas. Una vez se descubre su identidad, le hacéis la entrevista al personaje… ¿Qué se le pregunta a alguien del que muchas veces puede que no sepas nada?

J.C: ¿Dudas de que pueda ser…? (Risas)

A.C: ¡Dios me libre! (Risas)

J.C: Pues hay una cosa muy buena que tiene este programa: yo soy el director y ya me conozco al equipo perfectamente. Muchas veces, sin hablar, a través del cristal, ya intuyo qué es lo que pasa. Te puedo asegurar que es real que el productor, junto a otra persona, buscan la entrevista sorpresa y me lo ocultan.

A.C: ¿Al director del programa?

J.C: Sí, me tienen que ocultar eso y determinadas cosas (y mira que a mí me gusta controlar), porque esperan mi reacción. También hay veces que la entrevista sorpresa ha salido muy bien y otras que no tanto, pero ese es el juego… La gente se suele sorprender mucho con la improvisación. Yo siempre digo que hasta para improvisar hay que saber hacerlo, porque si no te puedes meter en unos jardines… Por costumbre, siempre suelo improvisar muchísimo, aunque hay veces que es un error, y se lo hago pasar muy mal al técnico y al productor, porque hay una estructura básica y en veinte minutos te puedo cambiar el programa entero. La improvisación tiene eso, te puede hacer brillar o meterte en un lío.

A.C: Viéndote trabajar, se nota que eres una persona que disfruta con los directos. ¿Estoy en lo cierto?

J.C: Muchísimo. Yo tengo algo de niño grande, y en este programa digamos que mis compañeros me tiran la pelota y yo siempre estoy deseando jugar con ella. Me lo paso muy bien y me río mucho de verdad, sin necesidad de forzar nada.

A.C: Como entrevistador, ¿Se te hace muy raro cuando, como ahora, cambian las tornas y te conviertes en el entrevistado?

J.C: Claro que sí. Se me hace extraño, porque no tengo esa costumbre, pero también entiendo el juego. Hace poco, por ejemplo, estuve con Toñi Moreno en Televisión Española y me preguntó por las bodas, por esto de que se ha contado que me he casado varias veces, además, con gente que no conozco y con la que nunca he coincidido. También me preguntó si quería ser padre, porque ahora no hay evento o rueda de prensa en el que a determinadas personas que nos movemos en el mundo de la televisión o el espectáculo no se nos pregunte por la paternidad y por si nos gustaría adoptar… Y, claro, la típica de “¿Estás enamorado?” Yo ya he pasado por varias etapas y ya esto me hace mucha gracia. A lo mejor no hay pregunta impertinente, sino respuesta inteligente, así que hay que aprender a torear. Pero, si ves mi recorrido, te das cuenta de que no concedo muchas entrevistas, siempre he ido muy a mi aire, he sido muy independiente e intento llevar una vida muy normal. He entrado, he salido, me he enamorado como todo el mundo, pero sí es verdad que hay una parte que pienso que tiene que ser para mí y para la gente que me quiere.

A.C: ¿Cuál ha sido la entrevista que más te ha enseñado?

J.C.: Yo, sobre todo, aprendo de la gente que me hace reír y que se comunique con ingenio y humor. Si me paro a pensar en entrevistas de las que he podido aprender, te diría que a mí, por ejemplo, me apasiona cómo Bibiana Fernández habla del amor. Y en el índice de audiencia del día siguiente veías cómo la gente se quedaba parada delante del televisor escuchando a Bibiana contar lo que ha sufrido por amor. Esa capacidad que tiene ella de abrirse en canal, de decir: “Mira, éste es mi corazón y aquí os lo pongo” y de explicar cómo sufría como un animal en una matanza cuando rompía con alguien. A mí eso me maravillaba.

A.C: ¿Qué sientes cuando alguien te felicita por una entrevista que le has hecho?

J.C: Hombre, yo siempre he intentado arropar al entrevistado, porque, tanto en lo profesional como en lo personal, se me ha dado mejor acercar el brazo que sacar la estaca. A mí me ha ido bien así. Puedo tener muchos defectos, pero soy alguien a quien le gusta escuchar y sentir que la otra persona se abre con tranquilidad.

A.C: Además de haber hecho mucha televisión, tengo entendido que también te gusta verla, sobre todo por las series.

J.C: Las series, en especial las americanas, me apasionan. Aquí también se están haciendo muy buenos trabajos, pero los americanos han llegado a unos niveles, casi, de cine.

A.C: ¿Crees que series como The Newsroom son un buen reflejo de la vida de los periodistas que trabajan en unos informativos?

J.C: Pienso que es un reflejo parcial, porque muchas veces ni si quiera da tiempo a esos debates sobre la ética periodística. Hoy en día vamos a tal velocidad, la crisis ha obligado a que primero esté la rentabilidad por encima de otras cosas, que no es tan fácil, tan idílico y, muchas veces, tan emocionante.

A.C: ¿Te gustan los retos?

J.C: Bueno, a mí me va la marcha en ese sentido… (Risas). Además, me enfado y soy muy competitivo… Incluso con los amigos me gustan los retos porque si, por ejemplo, estamos en un debate, me gusta replicarles, hasta para jugar.

A.C: ¿Y si te propongo ir a hacer Kite Surf?

J.C: Lo acepto. Kite surf, submarinismo e, incluso, te diría que hasta puenting, que es algo que aún tengo pendiente. Hace unos días me propusieron nadar entre tiburones y ahora estoy pensando en cuándo lo puedo hacer, además para grabarlo.

A.C: Por lo que veo, no has visto Tiburón (Risas).

J.C: Sí, la he visto (Risas). Y, aun así, voy a hacerlo. Creo que va a tocar en San Sebastián bañarme entre tiburones.

A.C: ¿Tienes algún reto pendiente en Atrévete?

J.C: No era un reto, pero hacer el programa desde el Guggenheim de Bilbao fue una experiencia maravillosa. Además, gracias a Atrévete estoy descubriendo muchos teatros de España, porque estamos yendo a hacer programas desde allí. Mira, dos retos pendientes serían hacer el programa desde Barcelona y otro en Jerez, que es mi tierra, en el Teatro Villamarta. Pero, desgraciadamente, no es algo que dependa sólo de mí.

A.C: ¿Te afectan las críticas?

J.C: No me enfada leerlas. Más o menos, sé hacia dónde van las críticas hacia mí, pero ya hace tiempo que no me afectan. No es chulería, pero es que no me quita el sueño lo que pueda llegar del exterior. Los que me conocen y los que trabajan conmigo son los que saben cómo soy. Nunca he dejado que condicionen mi vida las críticas que llegan más allá de los círculos cercanos a mí.

A.C: En esta última respuesta se te ha escapado un poco de “deje” andaluz. Me gusta, porque creo que denota que estas relajado en esta entrevista.

J.C: Sí, cuando estoy relajado o cansado suele aparecer.

A.C: Para terminar, sé que aún no me puedes contar mucho, pero… ¿Qué me puedes adelantar de Hit, el programa con el que vuelves en unos meses a TVE?

J.C: Es un proyecto que me apasiona. Es un formato que ya se está haciendo en Rusia, Irlanda y que se ha comprado para Holanda y otros países. En Hit se va al alma de una canción. Buscamos un gran éxito de gente anónima; y esas personas, en el plató y con sus familias, van a descubrir que uno de los grandes cantantes de la música de nuestro país ha elegido su canción y la va a interpretar a su manera. Aquí ya no se buscan los cantantes, sino que se buscan los creadores. Los que mueven las neuronas para sacar una canción y que todavía no han tenido su oportunidad. Hay tanto talento, tanta gente que termina en la oficina y que, mientras tanto, compone en casa… Tenemos, por ejemplo, a un chaval que trabaja como cajero en un supermercado, y que tiene una capacidad para componer… A mí siempre me ha apasionado la música, porque es el único arte, por encima de la pintura, del cine o la escultura, que logra, en unos segundos, o en tres minutos que dura una canción, que cuarenta mil personas en un estadio estén en la misma sintonía. La música es un arte que consigue lo que otros no consiguen.

A.C: Además de Hit, ¿Hay algo más por llegar?

J.C: Sí, aún no puedo decirte el qué, pero será ya en el 2015. Soy un afortunado y un enamorado de lo que hago, así que lo disfruto todo lo que puedo.

A.C: Gracias, Jaime, por cambiarme el sitio y sentarte en el más complicado, el del entrevistado. Ha sido un placer charlar contigo y aprender de tu buen hacer y profesionalidad.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍA: MOISÉS FERNÁNDEZ ACOSTA

MAQUILLAJE: SILVIA GIL

AGRADECIMIENTOS: BANDA MANAGEMENT, CADENA DIAL

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo jueves 23 de octubre, AlgoPasaCom… FÉLIX GÓMEZ!

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