Gorka Otxoa: “Actuar es parte de un trabajo en equipo”

Gorka Otxoa: “Actuar es parte de un trabajo en equipo”

Son más de una y de dos las veces que algunos compañeros me han comentado lo fácil que es trabajar con Gorka Otxoa, y, después de hacer este reportaje con él, entiendo sus palabras. Parece que su buena predisposición en el trabajo, unido a un más que evidente talento, no han pasado desapercibidos para algunos de los profesionales más importantes de la industria, y han hecho que actualmente esté atravesando uno de los momentos más dulces de su carrera, compaginando cine, teatro y televisión.

 

Ángel Caballero: He decidido empezar esta entrevista con una confesión. ¿Sabes lo que suelo hacer en los momentos de bajón?

Gorka Otxoa: ¿Qué?

 

 

A.C: Me pongo videos que me hagan reír, para olvidarme de las preocupaciones del día. Y hay uno con el que me lo paso especialmente bien y, curiosamente, tú sales en él. ¿Recuerdas un sketch, de la versión que se hizo en España del programa Saturday Night Live, con Eva Hache, Secun De La Rosa y Yolanda Ramos imitando a María José Cantudo?

G.O: Sí, por supuesto. Aquello fue una experiencia súper interesante, porque, al ser todo en directo, tenías la adrenalina y los nervios que solemos tener en el teatro, pero en un medio que era la televisión. Además, es que es un programa mítico en Estados Unidos y por el que han pasado todas las grandes estrellas. Recuerdo que compraron todos los guiones, que son  buenísimos… Era una producción súper potente, con varios decorados distintos cada semana, con invitados muy interesantes, una banda de música… pero, por lo que sea, aquí no triunfó e hicimos solo una temporada. Me alegra lo que me cuentas y que se siga viendo, porque es una experiencia de la que yo guardo muy buen recuerdo y donde hice muy buenos colegas.

 

 

A.C: Aquella no fue tu primera ocasión para hacer reír en un programa. Anteriormente, habías trabajado en otros, como Vaya semanita, donde, si no me equivoco, conociste a Borja Cobeaga, que fue quien te dio tu primer protagonista en cine con Pagafantas.

G.O: Sí, nos conocimos ahí. Y también a Diego San José, co guionista de Pagafantas junto con Borja, que era el coordinador de guión de Vaya Semanita. Ellos también coincidieron en aquel programa, hicieron muy buen equipo y han seguido trabajando juntos. Luego yo me fui a vivir a Madrid con Diego y estuvimos un año y pico compartiendo piso. Recuerdo a Cobeaga y a Diego escribiendo Pagafantas en aquella casa, así que vi nacer esa historia desde el germen. Luego encontraron un productor y, aunque me tenían en mente, porque habían hecho muchos sketches conmigo con personajes similares, tuvieron que hacer pruebas a muchos actores, entre ellos yo, y al final decidieron todos que fuera yo. Lo cual que fue una suerte y un lujo que siempre recordaré con mucho orgullo. Además, como espectador, a mí me parece una película muy divertida. Haberla podido protagonizar, rodeado de amigos, fue una gozada.

A.C: ¿Alguna vez imaginaste que este viaje entre amigos te traería una nominación al Goya y sería un momento clave en tu carrera?

G.O: Yo veía que estaba trabajando con gente con muchísimo talento, pero nunca pensé en todo lo que vendría después.

 

 

A.C: Algunos compañeros me han contado que cuando una nominación a un premio les ha venido por sorpresa ha hecho que se lo tomen de un modo mucho más relajado. ¿También te ocurrió esto a ti?

G.O: Sí, puede ser… La nominación al Goya, por ejemplo, la viví como algo muy divertido. Lo disfruté todo muchísimo y de un modo muy tranquilo, porque (y no es falsa modestia) yo estaba convencido de que no iba a ganar. Sé que suena a tópico, pero, para mí, estar nominado ya me parecía la hostia. Además, estábamos los dos nominados. Y con una comedia, que no es un género que suela ser fácil que nominen. Disfrutar de todo aquello, de la ceremonia, de hacer reportajes importantes… eso ya era un regalazo.

A.C: Venga, Gorka… ¿Ni en el momento de “El ganador es…” había una pequeña parte de ti que quería que dijeran su nombre?

G.O: A lo mejor una mínima parte en mi subconsciente quería que así fuera, pero yo estaba convencido de que no me lo iban a dar, porque había otros candidatos que tenían más posibilidades. Y acerté… (Risas) Pero vamos, que en ningún momento me dio bajón, ni nada por el estilo, por no ganar. Me fui luego a la fiesta y lo pasé muy bien igualmente.

 

A.C: La gente suele asociar a los actores con el personaje que interpretan. Pagafantas fue un taquillazo, donde tú hacías de un pobre chico que no tenía mucha suerte en el mundo de las relaciones sentimentales. ¿Te costó más ligar después de este personaje?

G.O: Ni más, ni menos… (Risas) Se te acercan más personas, por lo que, evidentemente, conoces a más gente… pero luego ahí cada uno se la tiene que jugar. Además, yo soy vasco y no sé yo si eso de ligar se nos da muy bien… (Risas) También te digo que ahora es algo que me da absolutamente igual, porque, afortunadamente, estoy felizmente emparejado.

A.C: Curiosamente, ahora, en Los miércoles no existen, vuelves a hacer un personaje aparentemente parecido a aquel, y es otra experiencia que empezó también entre amigos, con una función de teatro en el desaparecido Sol de York.

G.O: Nada más llegar a Madrid, conocí a Peris Romano, el director. Nos hicimos muy amigos y hemos trabajado mucho juntos en cortos, pilotos y otras cosas. Un día me propuso hacer la función con unos amigos y  así empezó todo, como algo entre amigos, con muebles de Ikea que montamos nosotros mismos. Lo hicimos como una cooperativa, en una sala alternativa, con la esperanza de que viniera mucha gente, y por qué no, algún productor que la viera y le apeteciera hacer la película, porque originalmente era un guión de cine. Luego todo ha ido creciendo hasta llegar a las pantallas de los cines, aunque el viaje teatral sigue en el Teatro Fígaro y va estupendamente (Ayer, por ejemplo, estaba lleno). Parece que con la película también se está retroalimentando todo  y sigue aumentando el recorrido, aún mayor del que ya tiene. Hemos hecho giras, cinco temporadas en Madrid, con varios repartos, casi cien mil espectadores… Es un proyecto que siempre está muy vivo. De hecho, Peris cuenta que el guión cinematográfico es como un Greatest Hits de lo mejor que han aportado todos los actores que han pasado por la obra. Y es cierto, es un guión que tiene mucho de todos los actores.

 

A.C: Tu personaje tiene un gran momento de lucimiento actoral, que gana más en un primer plano que visto desde el patio de butacas. ¿Has cambiado en algo tu manera de trabajarlo en la película, con respecto a cómo lo hacías en teatro?

G.O: No, en general es bastante parecido. Sólo cambias el chip de que estás haciendo teatro y ahora te pones delante de una cámara, por lo que la intensidad y la proyección no pueden ser tan grandes. El momento al que te refieres, en el que mi personaje explota, es una escena que me encanta, porque muestra otra cara completamente distinta de él, y siempre que la hacía en teatro la disfrutaba mucho. Además, es una escena que comparto con William Millar, con quien tengo muy buena química desde hace años, que hicimos un corto que se titulaba Tres, y tenemos estos personajes tan pillados de haberlos hecho tantas veces en teatro…

A.C: Imagino que, en esta película, William y tú erais los que mejor os sabíais el texto de todo el reparto…

G.O: Sí, un poco… (Risas) Recuerdo que los demás nos decían el primer día: “Es que vosotros jugáis con ventaja, porque os lo sabéis todo ya…”. Y tenían razón, porque llevábamos dos años haciéndola. Aunque también ha habido algunos cambios, porque trabajando con Maite Pérez Astorga, que es la ayudante de dirección de la película y de la obra, surgieron cosas muy interesantes que no estaban en la función. No fuimos a tiro hecho, pero sí creo que es la película en la que menos he memorizado… (Risas)

 

 

A.C: Tu debut teatral en la cartera madrileña fue en el Teatro La Latina con Olvida de los tambores, una de las obras más icónicas de Ana Diosdado que llegó a tener, incluso, una adaptación cinematográfica.

G.O: Sí, esa fue la primera vez que hice teatro en Madrid. Porque antes, desde los veinte años, ya había hecho otros montajes por Euskadi. Además, yo llevaba ya un tiempo en Madrid, tenía ganas de volver a subirme a las tablas y siempre pensaba: “Hay que ver, qué difícil es hacer aquí teatro.” Tampoco es que se hagan muchas pruebas para este medio… Lo veía como un mundo muy lejano. Entonces, una amiga me comentó que Guillermo Ortega iba a dejar Olvida los tambores y fui a hacer una prueba. Me llamaron un Jueves para decirme que me habían cogido y que tenía que empezar a prepararlo ya, porque estrenaba el Miércoles de la semana siguiente. Fui a ver la función ese mismo Jueves, el Viernes también… ensayé tres días y estrené. Aquella fue otra experiencia maravillosa. También fue mi primera gran gira teatral por España.

A.C: ¿Llegaste a conocer a Ana Diosdado a raíz de esta experiencia?

G.O: Sí, tuve la suerte y el honor de conocerla. Vino un día a ver la obra y después nos fuimos todos juntos a cenar. Me dio mucha pena cuando me contaron que había fallecido. Y me impactó bastante.

A.C: Hablando de giras, ahora te vas a recorrer España con Bajo terapia, después de haber arrasado en Madrid con esta obra a las órdenes de Daniel Veronese. Por cierto, enhorabuena, porque tengo entendido que no eran pocos los actores que querían hacerse con un papel en esta función…

G.O: Muchas gracias. Yo ya había visto varios montajes de Veronese y me flipaba su forma de dirigir y esa manera de desteatralizar el texto, que es algo que precisamente nos dijo el primer día de ensayos. En esta función nos pisamos hablando, como se haría en el día a día. No tenemos ese concepto de cuarta pared, por lo que no pasa nada si en un momento hay que darle la espalda al público… La naturalidad por encima de todo. A mí me llamaron para el casting, hice mi prueba, me cogieron y fue un subidón enorme, porque me apetecía muchísimo estar en este proyecto. Me enamoré del texto en cuanto lo leí, y trabajar con Veronese y con los compañeros que tengo es una suerte. Seguramente volvamos a Madrid el año que viene, pero antes nos iremos de gira. Nosotros nos lo pasamos en grande haciéndola, y el público entra muchísimo en la obra desde el principio y lo disfruta al menos tanto como nosotros. Así que no puedo sentirme más feliz con este regalazo profesional.

 

 

A.C: Bueno, y no es el único que has tenido este año… Algo me dice que Velvet y Águila Roja tampoco se quedan atrás.

G.O: Sí, la verdad es que este 2015 está siendo un año importante y yo me siento muy afortunado. Además, mezclando cine, teatro y televisión que, para mí, es lo mejor que le puede pasar a un actor. Hay cosas muy interesantes en los tres medios, y lo más interesante, si te lo permiten, es poder compaginarlos.

A.C: No sé qué van a hacer los que no sepan grabar cuando quieran verte en Velvet y en Águila Roja, ya que coinciden el mismo día en la parrilla televisiva.

G.O: Bueno, por internet también  se puede ver al día siguiente… (Risas) El destino ha querido que las dos series que últimamente he grabado empezaran a emitirse el mismo día, obviamente en distintas cadenas, así que algún jueves estaré en los dos sitios…. Pero bueno, que todos los problemas sean esos.

A.C: Ambas series son de época, pero situadas en dos etapas históricas muy distintas entre sí. No sé si es algo que has tenido presente a la hora de componer tus personajes.

G.O: Sí, lógicamente he tenido conciencia de que eran otros tiempos. Elementos como el vestuario o lo decorados también me ayudan mucho a meterme en el personaje. Son dos series que tienen una dirección de arte buenísima… Son dos personajes muy distintos: en Águila interpreto a un ladronzuelo que acaba de salir de la cárcel, que es un pillo y que tiene las manos muy largas. En Velvet, soy un hombre de clase alta, con una familia que tiene yacimientos de joyas por todo el mundo,  y trabajan con todas las grandes galerías. También tiene una parte más de comedia romántica, con el personaje que interpreta Miriam Giovanelli y habrá ahí algo de amor y desamor. Es un cambio de aires, de época y de género, porque en Águila estamos en drama y Velvet mezcla el drama con esos toques de comedia romántica.

 

 

A.C: Me han soplado que en el set eres un actor bastante disciplinado y que rara vez hay que repetir una toma por ti.

G.O: Bueno, intento serlo. Yo pienso que mientras más fácil hagas tu trabajo, más sencillo es también para los que te rodean. Es un barco en el que estamos todos y hay que tener en cuenta también el trabajo de los demás, desde respetar las marcas, al raccord o a cuidar el vestuario. Actuar es parte de un trabajo en equipo, por eso siempre intento dar facilidades y trabajar a gusto, porque para eso estamos aquí… para pasarlo bien.

A.C: Yo creo que todos los actores hemos parado alguna vez y nos hemos preguntado ¿Por qué actúo? No sé si tú te lo has preguntado, pero si no es así ya te lo pregunto yo aquí.

G.O: Pues no, no me lo había planteado, pero supongo que porque es algo que me gusta. Yo estudié psicología al mismo tiempo que trabajaba como actor y estudiaba interpretación. Recuerdo que sentía una pasión muy fuerte y que disfrutaba mucho metiéndome en distintos personajes. Han pasado los años y aún es algo con lo que disfruto y que me sigue llenando. Los que nos dedicamos a esto sabemos que hay días, y rodajes enteros, que pueden llegar a ser muy duros, pero a mí me parece un lujo poder trabajar en esto… cuando hay trabajo, porque no hay que olvidar que es un oficio con un nivel de paro muy alto. Con lo cual, todo lo hermoso que se ve desde fuera, luego tampoco lo es tanto. Por eso yo me siento muy afortunado de haber tenido trabajo y de poder seguir en esto.

A.C: Imagino que aquellas clases de psicología te habrán venido muy bien para analizar a tus personajes.

G.O: Sí, yo siempre he dicho que son profesiones complementarias. A mí, para la vida, me ayudó mucho la carrera, pero para la actuación más aún. Yo te puedo decir que, en su día, hice cursos de psicología y después he hecho otros de teatro con ejercicios que son exactamente iguales. El quitar las máscaras, conocer a ese personaje que nos creamos en nuestro día a día y cómo poder desnudarlo para poder acceder a otros… Esto, en psicología, es algo imprescindible también. He aprendido mucho de haber estudiado psicología. Y, encima… no sabes cómo estaban los pinchos de tortilla en la facultad y las partidas de mus que nos pegamos con los colegas. (Risas)

 

A.C: El año que viene te veremos en la película Re-evolution…

G.O: Sí, es una película que se ha hecho en plan cooperativa. Es un proyecto que, desde que lo leí, dije: “Yo quiero hacer esto, y me da igual cómo”. David Sousa, el director, es también quien escribió la película y, prácticamente, la está haciendo entera con un presupuesto sólo de seis mil euros, pero que cuando lo ves parece mucho más. David es una persona con muchísimo talento y yo estoy convencido de que esta película va a dar mucho que hablar y de que él va a hacer muchas más cosas en el futuro.

A.C: Y tengo entendido que ahora te vas a rodar otra nueva…

G.O: Sí, se titula Ranas y va a estar rodada en euskera. Y estoy muy contento, porque van a ser siete semanas de rodaje en Donosti, por lo que estaré cerca de mi sobrino, de toda la familia y de mis amigos de toda la vida. Además, hago un personaje muy distinto a otros que he hecho hasta ahora, porque interpreto a un banquero sin escrúpulos.

A.C: Gorka, te deseo todo lo mejor para este nuevo rodaje. Disfruta de esa tierra tan bonita, de la familia… y de los pinchos de tortilla. Nos vemos en la próxima.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOS: MOISÉS FDEZ ACOSTA

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: SILVIA GIL

VESTUARIO ÁNGEL CABALLERO: GARCIA MADRID, ZARA, NIKE, PAREDES.

 

¡NO TE PIERDAS, el próximo JUEVES 19 de NOVIEMBRE, AlgoPasaCom… ANTONIO MOLERO!

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