Elena Furiase: “En los rodajes se suele crear una atmósfera muy especial”.

Elena Furiase: “En los rodajes se suele crear una atmósfera muy especial”.

Aprender a bailar flamenco (y, de propina, el tango…) no es tarea fácil. Si a eso le sumamos que en la clave genética del alumno olvidaron introducir todo concepto relacionado con la danza, así, en general, la tarea pasa a ser una misión imposible. Por suerte, no hay nada que el talento, el encanto, la paciencia y el magnetismo de Elena Furiase no puedan conseguir. Su sonrisa, además de contagiosa, es una de las más hermosas del cine español, y cuando se le escapa resulta imposible resistirse a ella. La conocemos desde niña, la descubrimos en El Internado, nos ha enamorado en Cuéntame, acaba de estrenar ¿Qué fue de Jorge Sanz? 5 años después y la película Poveda, y aún tiene pendiente el estreno de Soledad y una aparición en la nueva temporada de El ministerio del tiempo. Para hablar de todo esto, y mucho más, nos reunimos en un sitio nada desconocido para ella, el mítico Tablao Villa Rosa…

 

Elena Furiase: No te imaginas la cantidad de recuerdos que me han venido a la cabeza al entrar aquí…

Ángel Caballero: ¿Hay alguno en concreto que te apetezca compartir con nosotros?

E.F: Es que son tantos… Por ejemplo, tengo una imagen muy clara en mi cabeza de un día, siendo yo muy pequeña, en el que se celebraba un cumpleaños de alguien aquí. Llegamos un poco antes y había unas cantaoras y unos bailaores ensayando… Este ha sido el primer recuerdo que se me ha venido a la cabeza nada más entrar por la puerta, y la verdad es que me he sentido muy a gusto, porque me ha provocado un sentimiento muy familiar.

 

 

A.C: En este reportaje hemos tratado de fusionar un poco tus raíces gitanas y argentinas a ritmo de tango y flamenco. Me comentabas durante la sesión de fotos que fue tu padre quien te enseñó alguno de los pasos de tango que has compartido conmigo…

E.F: Sí, porque él es argentino. Cuando voy a allí en navidades o en otras épocas en las que estamos más relajados y sin hacer nada, sí que le digo: “Venga, papá, enséñame dos o tres pasos de tango”, pero la verdad es que no lo bailo muy bien…

A.C: Sin embargo, el flamenco es otra cosa. Ahí te defiendes mejor.

E.F: Sí, porque, además, es una música que suelo escuchar más. También porque cuando sales por ahí de fiesta es más fácil arrancarse a bailar algo de flamenco o alguna bulería. El tango, o te vas a un lugar específico donde se baile tango o si no es muy difícil ponerse a bailarlo en cualquier sitio.

 

 

A.C: ¿Alguna vez has ido a clases de baile flamenco o has aprendido de los maestros que tenías en la familia?

E.F: He ido aprendiendo de ver a mi madre o a mi abuela en casa, pero tampoco te creas que las veo intentando aprender. Las miro, me gusta y las admiro, pero no es que me vaya fijando en los pasos. Tampoco he dado clases nunca, así que creo que lo que yo pueda dominar es más bien de verlo, de sentirlo y de que es algo con lo que me he criado.

A.C: Empezaste en esta profesión con tu nombre real, Elena Furiase, y no cogiste el apellido Flores que, quizás, te podría haber abierto más puertas. ¿A  qué se debió esta decisión?

E.F: Bueno, es que todavía hay personas que me critican mucho porque creen que todo lo que yo consigo es por enchufe y que si no fuera “hija de”, no estaría donde estoy. Me encanta que la gente tenga su propia opinión, pero, muchas veces, también me gustaría saber en qué se basan cuando oigo este tipo de cosas. Siempre supe que esto podía pasar, y llamarme Elena Flores suponía recalcar lo que todo el mundo sabe, que soy la hija de Lolita, nieta de Lola y Antonio El Pescaílla, y sobrina de Antonio y Rosario… Son mi familia, es de donde vengo y soy quien soy. ¿Para qué ponerme Flores si en realidad es algo que siempre viene conmigo? Además, Furiase también es mi apellido, me gusta mucho y en honor a mi padre, pues también.

 

A.C: Documentándome para esta entrevista he visto videos de tu abuela en los que te llamaba Lena y me ha parecido un nombre precioso, que, curiosamente, también podría haber sido un buen nombre artístico.

E.F: Además, las iniciales de Lena Furiase son L.F, las mismas que Lola Flores. Es una bonita coincidencia, que a lo mejor también me habría traído suerte…

A.C: Nosotros nos conocemos desde hace algunos años, creo recordar que tú acababas de terminar de grabar la primera temporada de El Internado

E.F: Sí, no recuerdo exactamente cuánto, pero nos conocemos ya desde hace muchísimo tiempo.

 

 

A.C: ¿Ha cambiado mucho la Elena de entonces con respecto a la que tengo ahora enfrente?

E.F: Ha cambiado en algunas cosas. En esencia, creo que sigo siendo la misma, porque soy de las que piensan que los seres humanos no cambiamos. Hay cosas que se pueden pulir, tienes experiencias nuevas de las que aprendes y hay momentos en los que estás en épocas más alocadas o más tranquilas, pero lo que es tu personalidad creo que nunca cambia.

A.C: ¿En estos momentos en qué época estás?

E.F: En una muy tranquila. Como te decía, ahora sé más de nuestra profesión, sé más de la vida… porque, según vas haciéndote mayor, vas sabiendo más de todo, pero creo que, por suerte, soy la misma que el primer día que nos conocimos.

A.C: Por el entorno familiar en el que has crecido, siempre has estado cerca de la popularidad. Cuando comienzas a trabajar como actriz en El Internado, de alguna manera, el foco también se posa más en ti. ¿Es muy distinta la relación que se tiene con la fama desde la distancia a cuando la vives en primera persona?

E.F: Sí, no tiene nada que ver. Te confieso que una de las cosas por las que, en un principio, no quería ser actriz era porque me daba mucho miedo el juicio mediático, la persecución de la prensa o el perder tu privacidad. Estas eran cosas que me agobiaban mucho. Cuando empiezas a vivirlo en primera persona y no como espectador, descubres que hay dos partes. Por un lado está la que no es fácil de llevar, porque la mala prensa hace que tu vida personal deje de serlo y cualquiera puede sacarte una foto en la calle con tu pareja y publicarla. Además, creo que hemos rozado ya un límite que no es sano, que no es información, ni es nada. También es cierto que de este tipo de experiencias yo he tenido muy pocas, cosa que agradezco mucho, pero las he vivido y sí que agobian y te generan una sensación de que no tienes vida. Pero por otra parte, hay otro tipo de prensa que entiende y valora el respeto entre el periodista y el personaje. Además, yo con los años me he dado cuenta de que, poco a poco, te van tratando con más respeto, porque ya estás aquí por tu trabajo y no por quien eres. Cuando era más pequeña, todo lo que hablaban de mí era porque era la hija de Lolita y ese tipo de cosas. Con el tiempo, cuando haces tu primera serie, tu primera película… notas como se acercan a ti para hablarte de tu trabajo, y el enfoque que le dan a las entrevistas es completamente distinto. Eso es algo que yo también valoro y agradezco mucho.

 

 

A.C: Desgraciadamente, en la vida siempre hay gente que se va a acercar a ti fingiendo hacerlo por lo que eres cuando, en realidad, es sólo por quién eres y lo que puedan sacar de ti. Esta profesión, al ser más visible, parece que es más proclive a eso…

E.F: Siempre va a ver gente que se te va a acercar por interés, pero esto no es sólo algo que suceda en nuestro mundillo. Cualquier persona, aunque no sea muy conocida, que tenga un buen puesto de trabajo, mucho dinero o que sea alguien muy influyente también va a tener que hacer frente a este tipo de personas. Pienso que hasta el más pobre del mundo puede causarle interés a otra persona. Yo reconozco que antes era mucho más abierta con la gente, confiaba más y le contaba mi vida a todo el mundo. Poco a poco vas aprendiendo que esto no puede ser. A mí me ha costado darme cuenta de ello, pero gente que he tenido a mi alrededor me han enseñado a decir más la palabra “no”, y a calar un poco a las personas. Todavía es algo que me cuesta, porque sigo confiando mucho en el ser humano y soy alguien que de primeras nunca piensa mal. Pero es cierto que hay que andarse con mil ojos, porque no todo el mundo tiene buenos sentimientos y hay mucha gente a la que le gusta hacer daño y, encima, ponerse medallas por ello.

A.C: Trabajaste con tu madre en un cameo que ella hizo en El Internado y ahora acabáis de rodar juntas una película. Cuéntame cómo ha sido este reencuentro profesional…

E.F: Después de El internado, coincidimos en la película El libro de las aguas, de Antonio Jímenez Rico, pero no compartimos ninguna secuencia. Y el año pasado terminamos de rodar, en Ciudad Rodrigo, la película Soledad, de Pablo Moreno, y nos ocurrió lo mismo. No tenemos ninguna escena juntas, pero sí que disfrutamos juntas de unos días de rodaje. Fue genial poder compartir con tu familia esa experiencia. Como ya sabes, en un rodaje se suele crear una atmósfera muy especial y muy familiar, con días en los que se pasa muy bien y otros en los que hay más tensión. Estar ahí con gente como tu propia familia, es algo muy bonito que me encantaría volver a repetir.

 

 

A.C: Y qué mejor actriz y persona para hacer un pase de texto, antes de rodar las escenas del día siguiente, que tu propia madre…

E.F: Pues fíjate que ella sí me pide a mí que le pase el texto, pero yo a ella no tanto, porque si no es delante de una cámara me da un poco de vergüenza. Creo que es porque la admiro mucho, porque pienso es una gran actriz y, aunque sea mi madre, me da un poco de cosa. Es algo que siempre me ha pasado y casi que prefiero que me pase el texto otra persona que ella.

A.C: Alguna vez, hace años, te oí decir que admirabas mucho a Penélope Cruz y a Paz Vega y que te gustaría intentar dar el salto a Hollywood. ¿Sigues soñando con cruzar el charco?

E.F: Bueno, como muchas actrices, cuando estamos empezando, tenemos a Hollywood metido en la cabeza. Creo que no hay ningún a actor que no quiera trabajar al menos una vez en la vida en Hollywood. Yo ahora tengo allí trabajando bastante a mi amiga Ana De Armas y me cuenta lo bonito y lo malo. Muchas veces, cuando me meto en la cama, y hago balance, y pienso cómo está el trabajo, o cuando me pongo una de esas grandes películas, pienso: “Qué maravilla estar ahí…” “Si yo pudiera…”. Pero también creo que las oportunidades se dan, y, para mí, Hollywood ya no es la meta. En todo caso, el camino. Como hablábamos antes, ésta es una de esas cosas en las que sí he cambiado un poco. Por supuesto que me encantaría trabajar allí, tener una prueba o irme con algún contacto. Lo haría sin pensármelo dos veces, pero no es la meta. Además, aquí cada día también se van haciendo cosas mejores, cosas maravillosas.

A.C: En el caso de Ana, además, han sido años peleando por abrirse camino allí. No sé si en aquellos tiempos de El Internado en los que trabajabais juntas a diario hablabais de este tema.

E.F: Sí, hablábamos de lo mucho que nos gustaría trabajar en Hollywood alguna vez. De hecho, Ana empezó allí por una prueba que le salió desde aquí. Yo la admiro muchísimo, porque se lo está currando una barbaridad, y ella más de una vez me ha contado lo duro que es irse allí con una mano delante y una mano detrás.

A.C: De momento, no viajas a Hollywood, pero en este año ya te hemos visto viajando a la época de los 80 en Cuéntame, y te espera otro viaje temporal, tras una puerta de El ministerio del tiempo

E.F: Sí, la verdad es que el 2016 no ha empezado nada mal. Está siendo un buen año, porque se está estrenando todo lo que hice en el 2015, que fue un año maravilloso de trabajo.

 

 

A.C: En tu aparición en Cuéntame, además, te descubrimos en una nueva faceta, cantando…

E.F: Bueno, eso es algo que me da muchísima vergüenza, pero me tiré a la piscina y creo que quedó bien.

A.C: No hay semana que no vea El ministerio del tiempo. Tengo ganas de verte en este proyecto… ¿Podrías adelantarme algo de tu papel en la serie?

E.F: Es una participación muy pequeñita. Apareceré en uno de los primeros capítulos de la segunda temporada. Es un regalito que me dieron y que quise plasmar ahí, pero no te puedo contar mucho más.

A.C: Dicen que no hay papel pequeño, sino actor pequeño. ¿Tú estás de acuerdo con esta frase?

E.F: Bueno, yo cuando digo que son “papeles pequeños”, no me refiero a la importancia que tenga o a la cantidad de texto, sino a que no aparece mucho. No es un personaje al que te dé tiempo de sacarle muchas cosas, porque su recorrido es muy pequeñito. Aun así, yo lo hice con la mayor ilusión porque, para mí, era un personaje muy grande con una escena muy bonita, y muy dura, que me apetecía mucho hacer.

 

 

 

A.C: ¿Qué tal ha sido el reencuentro con Jorge Sanz después de vuestro trabajo en la función Crimen Perfecto?

E.F: Muy bonito, porque después de aquello yo he seguido manteniendo el contacto con Jorge y hemos coincidido en algunos sitios. Él es un ser magnífico y uno de los actores más humildes con los que he trabajado. Lleva toda la vida en esta profesión, se lo conoce todo al dedillo y es una gran persona, además de un gran compañero. Trabajaría siempre con él. Y si encima se juntan Jorge y David Trueba, no te digo más. David también es para comérselo… Es un fantástico director que te hace trabajar siempre a gusto, y eso una maravilla.

A.C: Pues no es peloteo, pero te juro que yo estaría toda la vida trabajando contigo, porque es una maravilla encontrarse con alguien como tú que lo pone todo tan fácil.

E.F: Y yo contigo.

A.C: Elena, me temo que hemos llegado al final de esta entrevista, pero yo no quiero acabar sin darte dos besos muy grandes, porque, como decía La Faraona, los besos rejuvenecen. A ver si es verdad y nos vamos con un par de años menos a casa…

E.F: Es verdad que decía eso… Pero yo te doy dos, tres, cuatro y cinco mil besos.

A.C: Bueno, tampoco te pases, que como sea verdad lo que decía tu abuela, a ver si me vas a dejar como Benjamin Button.

E.F: Gracias por esta mañana. He disfrutado muchísimo y lo he pasado muy bien.

 

 

 

A.C: Gracias a ti siempre, Elena. Te deseo todo lo mejor con todos los nuevos proyectos que te esperan, y para la próxima me tienes que enseñar a bailar por rumbas.

E.F: Eso está hecho.

 

TEXO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOGRAFÍAS: MANOLO PAVÓN

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: GEMA MARTÍNEZ

ESTILISMO: CARMEN BENA

VESTUARIO ELENA FURIASE: Vestido EVELIN MARTÍNEZ y Joyas YANES.

VESTUARIO ÁNGEL CABALLERO: Totallook SOLOIO, zapatos CORTEFIEL y reloj ARARAT (cortesía de joyerías YANES).

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS

AGRADECIMIENTOS: ELENA LÁZARO,  Tablao VILLA-ROSA, DAVID SHABANI.