Dani Muriel: “La disciplina es esencial en un actor”

Dani Muriel: “La disciplina es esencial en un actor”

Dani Muriel es un cabezota. Sí, habéis leído bien… Es un cabezota capaz de convertir esa obstinación en perseverancia, constancia y duro trabajo. Todo ese esfuerzo le ha llevado a protagonizar más de seis obras teatrales en el mismo año, ganar el Premio de la Unión de actores, hacerse con el respeto de la profesión, participar en una serie de éxito (Gym Tony), coprotagonizar un largometraje (Como la espuma) y hacer realidad uno de sus sueños: protagonizar un musical en la Gran Vía madrileña. El musical es nada menos que Cabaret, uno de los estrenos más esperados de la temporada teatral, con Cristina Castaño, Edu Soto y bajo las órdenes de Jaime Azplilicueta. Y nada mejor que un poco de entrenamiento al aire libre para evadirse de los nervios de un estreno…

 

Ángel Caballero: En los últimos años hemos visto en ti un importante cambio físico. Más allá de la estética y la apariencia, yo creo que hechos como éste definen mucho el tipo de persona (y de actor) que eres: metódico, entregado, trabajador…

Dani Muriel: Yo siempre me he considerado muy trabajador. Creo que nuestra profesión merece currársela, y que hay que currársela. La intuición es una herramienta que está ahí y que viene muy bien, pero cuanto más sepas de todo, más completo serás como actor y como persona. Siempre he ido a entrenar al gimnasio. Mi propósito no ha cambiado, lo que ocurre es que encontré a alguien, Rafa García, con quien, trabajando en equipo, hemos conseguido que, haciendo los mismos esfuerzos, el resultado sea mucho mayor. En cuento he tenido a alguien que me ha dicho qué ejercicios tengo que hacer y qué debo comer, sin tampoco hacer grandes sacrificios, se ha potenciado tanto el cambio que enseguida ves resultados, y eso también te alienta a seguir. Por eso, yo siempre recomiendo buscar a alguien que te ayude en este sentido y te potencie todo tu rendimiento.

 

 

A.C: ¿Qué te llevó a ti a ponerte en manos de Rafa García?

D.M: Yo lo conocí en Valladolid, rodando un piloto de una serie que nunca se llegó a ver y que trataba sobre los Templarios. Toda la parte de la acción la llevaban Justo Diéguez, que es el creador del Keysi (el arte marcial que se ha utilizado en películas como El caballero oscuro), y Rafa, que entrenaba a todos los que hacían Keysi. Me preguntó si quería que él me entrenara y yo no me lo pensé dos veces. Para mí fue un gran hallazgo, porque, a raíz de ahí, en dos meses se me empezó a notar muchísimo y seguí trabajando con él. Además, cambia tu energía; yo, que siempre tenía problemas de estómago, dejé de tenerlos. Te ves mejor, estás más sano… Y, a nivel profesional, te puedo decir que he conseguido trabajos simplemente por el físico. Gente que más o menos ya me conocía como actor y saben lo que puedo ofrecer, ahora me ven con este físico nuevo y me han llamado ofreciéndome un papel y diciéndome: “Este personaje eres tú”.

A.C: Además, es que tú, ya sea entrenando o trabajando, eres muy  buen “mandado”. Algo que hace que los directores siempre estén encantados contigo…

D.M: Yo creo que la disciplina en un actor es algo esencial. Hay que tener la suficiente humildad y ser lo suficientemente listo como para saber que la gente que sabe más que tú te puede enseñar. No hay que tratar de ir siempre por la vía rápida, sino hacer el trabajo como hay que hacerlo. Uno puede aportar cosas y tener tu visión del personaje que te has trabajado en casa…

A.C: Bueno, también hay muchos actores que no son partidarios de hacer ese trabajo previo para llegar y partir de cero con la propuesta que les marque el director.

D.M: Sí, pero yo no puedo llegar al set sin nada y a ver qué pasa… Yo llevo un trabajo previo hecho, pero también estoy abierto a las notas que me quieran dar. Esto es una labor de equipo, y si hay un buen texto, un buen director, buenos compañeros… Al final, funciona y da buenos resultados.

 

 

A.C: Yo siempre he dicho que cambié muchas cosas de mi forma de trabajar gracias a algunos consejos que tú me diste. Eres un compañero muy generoso en ese sentido, y no te importa “echar un cable” al que tienes al lado.

D.M: Bueno, es que esa es la forma en la que yo veo la vida… Creo que si eres generoso como persona, al final lo vas a ser también en otras facetas de tu vida, y el trabajo es una de ellas. Como actor, si yo te ayudo a que tú estés genial eso hará que cuando te de la réplica yo también esté mucho mejor. Al final todo va en la misma dirección. Nunca he entendido a un actor que se guarde las mejores réplicas para su plano… Es normal que no lo hagas con la misma intensidad para no cansarte, pero eso no significa que no estés con tu compañero en la escena. Y en una obra de teatro, donde las energías se retroalimentan, hay que darlo todo y estar todo el tiempo el uno con el otro.

A.C: No es lo mismo hacer un buen trabajo que que el trabajo “quede bien”…

D.M: Claro, porque hay que pensar que estamos contando una historia. Cuanto mejor la estéis contando todos como equipo, más brillante quedará el resultado.

 

 

A.C: Y algo me dice que esto es lo que va a ocurrir en Cabaret, donde te veremos dentro de muy poco cantando y bailando.

D.M: Bueno, mi personaje no es de los que más cantan. Solo tiene un par de canciones, pero, desde mi humilde punto de vista, creo que es la mejor manera de entrar en un musical. Siempre me han gustado mucho los musicales, llevo varios años preparándome vocalmente y dando clases de canto, no soy un pato bailando… pero creo que ésta es la mejor forma de empezar en este género. Es un personaje que tiene mucho recorrido, porque interpreto a Clifford, el escritor que llega a Berlín y conoce a Sally Bowles, que interpretará Cristina Castaño. La verdad es que estoy encantado y feliz de explorar esos terrenos nuevos que me van a poner a prueba como actor.

A.C: Bueno, e imagino que feliz de ver tu nombre en la Gran Vía de Madrid.

D.M: Pues imagínate… Ahora va a hacer veinte años que llegué a Madrid, y recuerdo esos primeros días en los que no hacía más que pasear por Gran Vía y ver esos letreros enormes… Verme ahora en uno de esos cartelones gigantes es algo maravilloso. Son pequeños sueños que uno va cumpliendo y que te hacen ver que, por lo menos, vas por un buen camino. A veces decimos: “es que tengo no sé cuántos años y no estoy en Hollywood…”, y es que tampoco hace falta. Hay sueños que se van haciendo realidad, que están muy bien y que, por supuesto, hay que valorar en su medida.

 

 

A.C: Este es tu primer musical, pero, previamente, tuviste otras ofertas, y casi te vemos en otros espectáculos de este tipo.

D.M: Sí, pero cuando ha habido posibilidades de hacerlo, yo no he podido, porque estaba ya comprometido con otras cosas. Y cuando yo he querido, al final tampoco ha podido ser. Así que ya tocaba, y, por fin, ha llegado el momento. Además, con un musical como Cabaret, que es uno de los más importantes en su género.

A.C: ¿Has vuelto a ver la película de Bob Fosse por curiosidad?

D.M: No. Lo que sí vi en Nueva York es un montaje de San Mendes con Gina Gershon, que estaba maravillosa. También estoy documentándome leyendo bastantes libros, como La segunda guerra mundial para escépticos, de Juan Eslava Galán. Quiero impregnarme mucho de todo lo que era realmente aquello, ya que mi personaje es un escritor que llega a Berlín, después de mucho viajar, buscando algo sobre lo que escribir.

 

 

A.C: Ahora te vas a dedicar por completo a Cabaret… Entiendo que tendrás dejar el resto de funciones en las que te hemos podido ver, al mismo tiempo, en la cartelera madrileña y en otras ciudades.

D.M: Con mucha pena, pero así es. Son funciones maravillosas, pero creo que ésta era una oportunidad que no podía dejar pasar. También hacía tiempo que me apetecía centrarme solo en una obra, porque al final no es tan complicado memorizar todos esos textos como conseguir cuadrar tu agenda para poder hacerlo todo. Eso ha llegado a ser un gran quebradero de cabeza, y más desde que también lo empecé a compaginar con la grabación de Gym Tony. Así que estar quieto en la Gran Vía durante un tiempo me apetece, aunque seguro que si me preguntas dentro de unos meses te diré que echo de menos todo ese ajetreo. (Risas)

A.C: ¿Hasta cuántas funciones a la vez has llegado a compaginar?

D.M: Seis, pero tampoco era una cada día… (Risas) A lo mejor estaba dos semanas en una, luego hacía bolos con otra mientras hacía funciones sueltas de otra obra… Y, aun así, no te creas que me hacía rico. Sí, me llegaba un dinero, pero… es que los sueldos han bajado muchísimo. También te digo que yo me conformo con poder seguir viviendo de esto. Por suerte, nunca he tenido que trabajar de otra cosa que no fuera de actor, y eso, en este oficio, ya es un logro maravilloso.

 

 

A.C: ¿Y si te pido que te mojes y que me digas a cuál de todas esas funciones le tienes más cariño?

D.M: No me hagas esto. (Risas) Eso es como preguntarle a un padre que a qué hijo quiere más.

A.C: Todos los padres quieren más a un hijo que a otro, aunque ellos lo nieguen…

D.M: A ver… Ya sabes que le tengo mucho cariño al monólogo de Steve Jobs, porque al final hay un punto en el que estoy yo sólo en escena luchando contra los molinos del viento, y eso es muy bonito. Pero también te tengo que decir que Las heridas del viento me ha hecho crecer mucho como actor, en cuanto a conectar con sentimientos, sensibilidad… Trabajar con esa monstrua que es Kiti Mánver y estar ahí cada noche aprendiendo de ella… El trabajo con Juan Carlos Rubio, que fue tan bonito… Fue como hacerte un curso con un súper maestro y crear algo muy personal entre los cuatro miembros de la compañía, si incluimos a Bernabé Rico, el productor.

 

 

A.C: En algunas de esas funciones has tenido covers, que ahora te van a tener que sustituir definitivamente. ¿Has podido ver sus trabajos?

D.M: Pues, por ejemplo, en Las heridas del viento me sustituye David Tortosa y aún no he podido verlo, porque cuando él me reemplazaba era porque yo estaba haciendo alguna de esas otras seis obras. Sí he trabajado un poco con él para crear su personaje y estoy convencido de que lo estará bordando. David es un actor muy capaz, con una intuición maravillosa y, al igual que yo, otro currante. Por eso creo que Juan Carlos pensó en él, porque sabía que es alguien a quien no le importa tirarse al barro y hacer una sustitución en tan poco tiempo. En Los miércoles no existen y en otras sí que he podido ver el trabajo que han hecho otros compañeros.

A.C: ¿Qué se siente al ver a otro actor interpretando un personaje que has creado tú antes?

D.M: No es fácil, la verdad. Es raro y, al mismo tiempo, muy interesante. Por un lado, descubres cosas del personaje que tú no habías visto… pero por otro, es duro, porque cuando creas un personaje tú lo ves de una determinada manera y piensas que tiene que ser así. Si otro actor hace algo completamente opuesto es inevitable sentir un poco como si lo estuvieran matando. En estos casos, hay un punto de dolor… Es complicado ver algo que tú has creado en otra persona.

 

 

A.C: Con tanto ajetreo, podías ahorrar un poco de tiempo entrenando en el Gym Tony.

D.M: No te creas, porque, curiosamente, estoy en una serie como Gym Tony, pero con un personaje que no tiene por qué estar en forma. Interpreto a un padre un poco friki, que va al gimnasio con su mujer porque se supone que han perdido un poco la forma física. Así que no me quitan mucho la ropa, y yo lo agradezco, porque así también vas un poco más relajado a trabajar y no tienes que estar tan pendiente del entrenamiento y de la alimentación, como cuando sabes que tienes alguna escena sin camiseta.

 

 

A.C: Corrígeme si me equivoco, pero creo que ésta es la primera vez que te vemos haciendo de padre en la ficción.

D.M: Bueno, ya había hecho de padre de una niña en un video clip, pero sí… Se podría decir que en Gym Tony es la primera vez que hago de padre. Supongo que ya estoy entrando en esa etapa…

A.C: ¿Cómo llevas el paso del tiempo?

D.M: Muy bien. Lo que no me parece normal son esos actores que se quieren pasar la vida haciendo de adolescentes. (Risas) Uno tiene la edad que tiene y no puedes querer luchar contra eso. Yo no quiero hacer de adolescente toda mi vida. Me apetece empezar a hacer personajes más maduros, con hijos, con otro tipo de problemas… para poder ir evolucionando como actor, al igual que evoluciono yo como persona.

 

 

A.C: ¿Compaginarás la grabación de la nueva temporada de Gym Tony con Cabaret?

D.M: Sí. A mí la televisión me gusta mucho. Ese ritmo tan rápido con el que se trabaja, el tener que estar creando constantemente, el sentirte siempre tan activo… Y me encanta donde te coloca como actor al tener que levantarte temprano todas las mañanas. También está muy bien ese mundo farandulero del teatro en el que después de la función te apetece ir a tomarte una cerveza con los compañeros y amigos que han venido a verte y seguir hablando porque estás tan activo después de la obra que no quieres irte a la cama, pero el levantarte a las siete de la mañana para ir a grabar te da esa sensación de currante y sientes que aprovechas más el día.

 

A.C: Por último, me gustaría preguntarte por el rodaje de la película Como la espuma, que acabas de terminar.

D.M: Sinceramente, yo creo que va a ser un peliculón, porque es algo muy diferente. La acción trascurre durante una gran fiesta, casi una orgía, en la que aparecen una serie de personajes con unas historias de sentimientos, dentro de ese enclave. Para mí, esa mezcla es lo más original. Yo creo que no se ha hecho antes nada así y estoy seguro que va a tener mucho éxito, tanto en festivales como en las salas.

A.C: ¿Cómo ha sido volver a ponerte a las órdenes de Roberto Pérez-Toledo?

D.M: Yo ya había trabajado con él en Rotos y en Seis puntos sobre Emma, donde hacía un personaje en el que sólo se oía mi voz cuando hablaba con Verónica Echegui a través de la línea de la esperanza. Para mí, aquello fue muy importante y un honor poder estar de alguna manera en aquella película. Así que imagínate repetir ahora, pero con un personaje como Mario, un hombre que vive al límite cada día y del que, a través de varias situaciones, veremos su fragilidad al intentar retomar su historia de amor con el personaje que interpreta Carlo D´Ursi. Trabajar con Rober es súper fácil, porque te da mucha libertad a la vez que te corta las alas por todos los lados, para conseguir que des lo mejor de ti, dando muy poco… ya que su lema siempre es “menos es más”.

 

 

A.C: Pues con todos esos ingredientes tiene que ser un éxito seguro, al igual que Cabaret, donde te veré (y aplaudiré) el ocho de octubre en tu estreno. Dani, te deseo todo mejor y… sobran las palabras, amigo.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTO: MOISÉS FDEZ ACOSTA

VESTUARIO: NIKE

AGRADECIMIENTOS: SONIA MARTÍNEZ, RS SUNGLASSES