Adam Jezierski: “Los actores somos un poco prostitutas del texto”.

Adam Jezierski: “Los actores somos un poco prostitutas del texto”.

Adam Jezierski es una de esas personas a la que te encuentras después de cierto tiempo y es como si os hubierais visto ayer por la tarde. Su inteligencia, humor, amor por su oficio y predisposición al juego hacen que cada charla con él sea garantía de éxito. Actualmente entrena duro en el cada vez más exitoso Gym Tony y, durante la semana que viene, en el Teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid, interpretará la mítica Yo me bajo en la próxima, ¿Y usted?, una función que viene acompañada por una muy buena causa. Nos reunimos en el El mercado de Velázquez para hablar de todo esto.

 

Ángel Caballero: Tengo que confesarte que venía con mucho miedo a este reportaje, porque el recuerdo que tengo de la última vez que nos reunimos para hacer una entrevista es tan bueno que no quiero estropearlo o que éste no esté a la altura.

Adam Jezierski: Pues fíjate que antes de venir aquí, tenía pensado volver a leerla y al final no he podido. (Risas) Yo también lo pasé muy bien y creo que la volveré a leer cuando llegue a casa. ¿Cuánto hace ya de aquello?

 

 

A.C: Unos cinco años… Recuerdo que en aquel momento estabas descubriendo el cine de Hitchcock y de Billy Wilder. Imagino que en estos años te ha dado tiempo de sobra a profundizar en su cine…

A.J: Sí, claro. Creo que una gran parte de todo lo importante que tenía que ver ya lo he visto… Evidentemente, aún me queda alguna cosita pendiente, pero ya no me tengo que avergonzar por no haber visto alguno de esos grandes clásicos.

A.C: ¿Cuáles son tus referentes cinematográficos a día de hoy?

A.J: Me gusta mucho el cine de Nolan, aunque, quizás, todo el universo Batman es lo que menos me atrae. Soy más de otras de sus películas, como Memento, Origen o El truco final.

A.C: En este tiempo han cambiado algunas cosas. Eras moreno, ahora estás más rubio… y defendías mucho la composición del personaje desde la transformación física.

A.J: Bueno, siempre que te permitan hacerlo. Hace cinco años, yo era muy joven… Como bien dices era moreno… (Risas) y había muchas cosas de este negocio que no sabía. Creo que muchas veces, en España, nos cuesta darnos cuenta de lo que es de verdad el trabajo del actor, y de lo que le excita al actor que le dejen crear y metamorfosearse. Es verdad que tampoco tenemos un mercado tan grande como para arriesgarse tanto, y aquí las productoras no tienen tanto margen de error como las grandes majors con las que compiten, y al final no arriesgan. Eso es una pena, porque a mí las veces que me han dejado hacer de verdad esto han sido algunas de las experiencias más bonitas e interesantes que he vivido como actor. Me encanta leer un texto y decir: “¡Madre mía! Es que no tiene nada que ver con otros trabajos que haya hecho antes, y con como yo soy como persona”. Eso para mí supone un reto que me estimula muchísimo y me inyecta ganas de seguir trabajando en esta profesión.

 

 

A.C: Creciste, como persona, al mismo tiempo que interpretabas otros personajes con otras vidas en la ficción… ¿Cuál de todos ellos te ha enseñado más?

A.J: Aprendí mucho en la película Blockbuster, de Tirso Calero. Aunque no tanto del personaje, que también (porque interpretaba a un joven cineasta que quería hacer un corto y que se rodeaba de grandes estrellas), como de la experiencia. El poder estar cerca de grandes profesionales, como Manolo Zarzo, que llevan cincuenta o sesenta años trabajando en esto, me enseñó mucho. Era muy emocionante verles aún con esa llamita en los ojos por esta profesión. Muchas veces, es inevitable, cuando llevas cuatro o cinco años en este negocio, que se nos escape un poco la cabeza, y entonces te encuentras con grandes profesionales que tienen una carrera de verdad, que se han ganado a pulso, y que son las personas más humildes del equipo. Aquella experiencia me pareció preciosa y me marcó.

A.C: Imagino que te vino muy bien en muchos sentidos meterte en este proyecto después de Física o química

A.J: Sí; además, esto era algo pequeñito, que no tenía nada que ver con una súper producción. Tenías que involucrarte, sudar, apostar y ser uno más dentro del equipo para que el proyecto saliera adelante. De todos modos, también te digo que a mí nunca me contagió demasiado ese fenómeno fan de Física. Para que tu vida cambie con algo como fue Física, también tienen que cambiar otras cosas en tu día a día… Pero yo seguía viviendo en el mismo barrio de siempre, con mis amigos de toda la vida y haciendo las mismas cosas que hacía antes de entrar en la serie. Así que no creo que la fama me cambiara mucho, pero, en cualquier caso, una cura de humildad enfrentándote a gente tan grande, como me ocurrió en esta película, nunca viene mal y te hace recordar que somos personas normales haciendo un oficio.

A.C: En nuestra profesión, a veces, coincidimos con profesionales muy interesantes a los que, incluso, en algunos momentos, hemos podido llegar a admirar. ¿Te ha sucedido esto?

A.J: A nivel profesional, me hizo mucha ilusión trabajar con gente como Marisa Paredes o Terele Pávez y ver que son dos señoras muy humanas, muy cercanas y muy buenas compañeras. Aprendí mucho de ellas, de su profesionalidad y de la humanidad que desprenden. Manolo Zarzo, Jesús Guzmán o Fernando Esteso son compañeros con los que también he tenido la suerte de trabajar y descubrir que son maravillosos. Siempre están por la labor de ayudar y de crear vínculos con los compañeros, que es algo que ayuda mucho a que al final todo salga mejor. Luego, en un terreno más personal, y por qué no decirlo… con un punto de fan, yo admiro mucho a Berto Romero, porque me parece uno de los mejores cómicos vivos que hay en el mundo y un genio del humor. Vino a hacer un episódico a Con el culo al aire y ahí pude conocerlo y trabajar con él. Aquello fue maravilloso… Sólo espero no haber sido muy pesado con él, porque ya te digo que soy muy fan.

 

 

A.C: Éste es un oficio en el que, mientras dura el trabajo que estés haciendo, todo se vive de un modo muy intenso y se crean unos vínculos muy fuertes que pueden o no perdurar en el tiempo…

A.J: Yo a esto lo llamo el campamento de verano. (Risas)

A.C: ¿Y qué sientes cuando acaba el verano, y el campamento, y, después de un tiempo, te reencuentras con esas personas?

A.J: Pues, por ejemplo, en Física, que es donde he estado más tiempo, es muy bonito. Piensa que aquella experiencia nos unió mucho, porque éramos un grupo de chavalines, todos con el mismo sueño de ganarnos la vida en esta profesión, y aparte del propio “campamento” había otros factores que también nos unían. Obviamente, como en cualquier proyecto que acaba, ahora estamos un poco más distanciados y, en tu día a día, sólo quedan una o dos de aquellas personas, pero a mí siempre me hace mucha ilusión reencontrarme con alguien de allí… Y cuando algún compañero se encuentra con otro y se hacen una foto y la cuelgan en alguna red social, los demás lo vemos y es como si volviera a empezar un poco la revolución FoQ.

 

 

A.C: Algunos de esos compañeros ya han sido padres y han formado sus propias familias. ¿Tú te planteas hacer lo propio en un futuro cercano?

A.J: Sí, por qué no… A mí lo que más ilusión me hace en la vida, aparte de disfrutar de nuestra profesión y llegar lo más lejos que pueda en ella, es casarme y formar una familia feliz con muchos hijos. Claro que eso será cuando encuentre a la persona indicada… Y si ese día llega hoy, mañana o pasado… pues ¿Por qué no?

A.C: ¿Porque aún somos muy jóvenes?

A.J: Hombre, a la velocidad que va el mundo y tal y como vivimos hoy en día me parece complicado, claro… Pero si a otros compañeros les ha ocurrido y se les ha cruzado su media naranja delante… Quien sabe…

A.C: Aprendiste trabajando, sin pasar por ninguna escuela de interpretación…

A.J: Sí, yo sigo defendiendo que como más se aprende es trabajando. Con los años me he dado cuenta de que hay muchas formas de enfrentarte a esta profesión y que cada uno tiene que encontrar su fórmula. Cuando mucha gente se me acerca diciendo que quieren ser actores, yo siempre hablo del “efecto embudo”, que es algo que he visto que le pasa a gente con formación excesiva. Yo pienso que si no estás jugando, que es trabajando… juega pagando y apúntate a algún curso, porque lo importante es no parar, ya que corres un poco el riesgo de oxidarte. Si durante un tiempo no tienes trabajo, y te lo puedes permitir, haz cursos, recíclate, juega, investiga y equivócate, que es como más se aprende. Pero también creo que hay que tener cuidado con la formación excesiva y no llevarla a la par mientras se está trabajando, porque sí he visto alguna vez ese efecto embudo… Gente que tiene mucha formación, sabe muchísimas cosas, pero han trabajado tan poco que cuando se ponen a hacerlo, quieren aplicarlo todo, se dan cuenta de que no pueden y su cerebro hace una especie de tapón que por ahí ya no pasa nada. Tú puedes tener un proceso interno muy bonito, pero si luego eso no se ve…

 

 

A.C: ¿Alguna vez has notado como algún compañero te ha mirado por encima del hombro por no haber pasado por una escuela de interpretación?

A.J: Sí, me ha pasado en alguna ocasión puntual y me ha fastidiado un  poco. Esa cosa de “tú eres menos actor que yo porque yo he estudiado en alguna escuela”… Además, yo pienso que también se puede aprender mucho viendo teatro o cine. Cada vez que veo trabajar a Leonardo DiCaprio, siento que estoy asistiendo a una clase de interpretación. Yo me lo tomo así, me pongo sus trabajos en bucle y también se aprende de eso.

A.C: No todo se aprende en las aulas…

A.J: Claro que no. Además, ya está todo inventado… Recuerdo un documental que vi hace algunos años con Eduard Fernández y Javier Bardem, entre otros, que decían que cada vez que se enfrentaban a un nuevo personaje lo primero que hacían era buscar referentes e inspiración en otros trabajos de actores. A mí esto me parece genial: ves algo que te gusta, te lo quedas, lo mezclas con lo que tú tienes y a ver qué sale…

A.C: ¿Tú sueles hacer esto antes de cada trabajo?

A.J: Sí, siempre. A mí me gusta tener referencias muy claras en la cabeza de otros trabajos que haya podido ver. Me ayuda a componer mi personaje.

A.C: ¿Qué tal es la vida en el Gym Tony?

A.J: Fantástica. Ya sabes que a nosotros cuando se nos hacen preguntas de este tipo siempre solemos caer el tópico de decir lo bien que va todo, pero es que en Gym Tony es así. Yo hacía mucho que no disfrutaba tanto de un trabajo. Nos dan libertad total para jugar y eso para un actor es lo mejor que hay. Y, encima, es que no puedo tener mejores compañeros. Siempre tengo tantas ganas de ir a trabajar, y eso que las recogidas suelen ser sobre las seis de la mañana…

A.C: ¿Cómo se puede hacer reír a las seis de la mañana?

A.J: Verás, yo, de pequeño, cuando iba a trabajar, me despertaba como quince minutos antes de la hora de recogida. Me caía de la cama directamente a la ducha y salía corriendo para no llegar tarde… A día de hoy, he descubierto que para ir a trabajar bien lo mejor es despertarse hora y media antes. Ahora me tomo mi café tranquilamente, me ducho y ya llego lleno de energía.

A.C: ¿Eres de esos que llegan a maquillaje, a las seis de la mañana, sin parar de hablar? (Risas)

A.J: Bueno, y bailando, cantando y dando saltos… (Risas) Es que, si no hago eso, hasta las diez no me despierto, y para entonces ya hemos tenido que grabar cuatro secuencias. Eso sí, luego llego a casa por la tarde y me caigo de sueño.

 

 

A.C: Durante una semana estarás compaginando la grabación de Gym Tony con la función Yo me bajo en la próxima, ¿Y usted?, que se representa en el Teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid.

A.J: Sí, y la verdad es que es un texto que me encanta.

A.C: ¿Lo conocías ya?

A.J: Sinceramente, no. Lo acabo de descubrir con este montaje. Yo, casi siempre, me suelo guiar por el texto a la hora de formar parte de un proyecto. Creo que los actores somos un poco prostitutas del texto… Sin un buen guión, nosotros no tenemos nada que hacer. Amo a los guionistas, les debo todo mi respeto y me hacen muy feliz cuando me dan un buen texto. En este caso, además, tiene un añadido muy importante y es que es un proyecto que va a ayudar a mucha gente, porque tiene un fin benéfico.

A.C: Cuéntame un poco más de qué trata este fin.

A.J: Tiene dos cosas muy bonitas. La primera es la integración de las personas con alguna discapacidad en el mundo de la interpretación. En este montaje intervienen dos actrices y un actor maravillosos con pequeñas discapacidades, que ya hicieron esta función el año pasado en el Teatro La Latina y les quedó preciosa. En el reparto también estamos Silvia Martí, Juan Carlos Mestre y yo. Y la segunda es que todos los beneficios que se recauden en la taquilla durante la semana que estemos en el Fernando Fernán Gómez irán destinados a la fundación Síndrome de West, que está catalogada como una enfermedad rara, ya que es una forma de autismo que se desarrolla en niños pequeños. Es una causa muy bonita y la verdad es que me hace muy feliz poder formar parte de ella.

A.C: ¿Qué esperas de esta experiencia?

A.J: Yo creo que va a ser algo precioso, porque ya en los ratos que hemos pasado todos juntos he disfrutado mucho. A mí me gusta la gente feliz y optimista, y cuando ves que hay personas que tienen muchas más razones que tú para quejarse, pero que están ahí más felices y con más ganas… Eso es un subidón enorme.

A.C: En esta función, además, te vamos a poder ver haciendo tres personajes distintos.

A.J: Sí, la obra cuenta la historia de una pareja a través de los años y de por qué salió mal su relación, todo ello en forma de flashbacks que nos llevan al pasado y que interpretamos distintos actores. En mi caso, haré de tres ligues diferentes que tuvo la protagonista: su primer amor, un italiano un poco embaucador y un profesor de inglés.

A.C: ¿Hay algún otro proyecto a la vista del que aún no hayamos hablado?

A.J: Pues he escrito una función de teatro junto a Gonzalo Ramos, y ahora estamos tratando de dejarlo todo bien atado para intentar ponerla en marcha.

A.C: Veo que Javi Calvo ha abierto un camino interesante entre sus compañeros de generación.

A.J: Así ha sido. Aunque nuestra obra no tiene nada que ver con La Llamada, de Javi Calvo y Javi Ambrossi, que es maravillosa y de la cual soy muy fan. Nosotros planteamos un drama romántico con dos personajes, y ahí estamos… luchando a ver si conseguimos sacarla adelante. Nos haría mucha ilusión.

 

 

A.C: Ojalá pueda ir a verla pronto. Por último, me gustaría preguntarte algo para comprobar en un futuro, dentro de algunos años, en otra entrevista, si se ha hecho realidad… ¿Dónde te gustaría verte en los próximos cinco años?

A.J: Dirigiendo. No es que quiera cambiar de oficio, ni mucho menos, pero me encantaría quitarme esa espinita que tengo. Tampoco tengo prisa… Con los años, me he dado cuenta de que es mejor que las cosas tarden un poquito más, pero que estén bien hechas.

A.J: Adam, siempre es un placer charlar contigo. Espero que esta secuela esté a la altura del recuerdo de aquél primer encuentro… y si no, siempre nos quedará la tercera entrega.

 

TEXTO: ÁNGEL CABALLERO

FOTOS: MOISÉS FDEZ ACOSTA

PRODUCCIÓN: JAIME PALACIOS

AGRADECIMIENTOS: EL MERCADO DE VELÁZQUEZ, SUSANA FERNÁNDEZ, MANU RIPOLL, ÁNGEL GALÁN COMUNICACIÓN.

¡NO TE PIERDAS , el próximo jueves 24 de septiembre, ALGO PASA COM… NATALIA MILLÁN!

2015 natalia milla¦ün ac, #moifernandez, moises fernandez acosta-08